C A P I T U L O 22

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EDITADO

CAPITULO 22:

Dani POV

Estaba desquiciado total y completamente. Me había tirado toda la semana llamando y mandando mensajes a Ale. A veces ni los leía o los dejaba en visto. Mi desesperación hizo de la suyas, llevarme al bar en contra de mi voluntad, no me hubiera hecho falta si en mi casa guardara alcohol, pero mis reservas se habían gastado.

Mónica, la camarera de aquel lugar, con el pelo negro hasta la cintura y ropa muy sexy me ponía las cañas y los licores.

Ya me había advertido unas cuantas veces que no bebiera demasiado, que no me iba a volver a llevar a casa cuando perdiera el conocimiento.

Que tenga treinta y pocos no significa que sea responsable ni mucho menos, según he escuchado ya ha sufrido dos comas etílicos y a estado en urgencias más veces de las que ella recuerda, no es quien para darme consejos y no estoy de humor.

Soy un completo gilipollas, me había besado con Ale y por mi orgullo de mierda lo he jodido todo, ¿Cómo no?, tampoco tengo nadie que se preocupe por mí al hacer gilipolleces.

A nadie le importo realmente, ni siquiera a la camarera de bar de polígono, lo único que quiere es que esté lo suficientemente borracho para que pueda llegar yo solito a casa y para que ella se lleve la máxima propina posible.

Creo que esta resentida por qué me la follé una vez y no la he vuelto a hacer ni el mínimo caso.

Me brilla la pantalla del móvil, y estoy con el corazón en un puño pensando que podría ser Ale.

Pero no, es mi madre, después de varios días sin hablarme me llama hoy, en el mejor momento.

Me tomo el líquido espeso y amargante de mi vaso en un trago, y le deposito encima de la mesa.

Alguien carraspea la garganta detrás de mí y no puedo evitar girarme intrigado por ver quién me llama

Dave

Instintivamente mis puños se tensaron haciendo que mis nudillos se pusiesen blancos.

-Anda Daniel Andersson, cuánto tiempo.

-Que haces aquí Dave.

-Tranquilízate amigo, no hago nada, lo mismo que tú, beber, pero me temo que es por motivos diferentes.

-Vete de aquí- dije echando chispas por los ojos.

-¿Dónde has dejado a tu puta personal?- me contuve más de lo que suelo hacer- aún me acuerdo como gemía cuando estaba dentro de ella, es una golfa, le va la marcha aunque parece una niña buena.

Mi puño fue directamente hasta su cara, fue tan fuerte que le tiré al suelo, me subí encima de él mientras daba puñetazos a diestro y siniestro, el tampoco se quedó atrás, un sabor metálico inundó mi boca.

Toda la gente del local se alarmó, hicieron un corro pero ni siquiera intentaron separarnos.

-Eres un hijo de puta- dije mientras le propinaba algunos golpes- pagarás por lo que hiciste, juro que pagarás.

-Seré un hijo de puta, pero yo fui el primero y ese recuerdo jamás se borrará de su mente.

Una punzada en el estomago me apuñaló de imprevisto, pero no eran los golpes, si no el veneno que soltaba por la boca lo que provocaba eso.

Un hombre de los de seguridad, nos echó a patadas literalmente del local, nos advertía a ambos que si volvíamos a entrar las consecuencias serían aún peores.

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