C A P I T U L O 30

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EDITADO
CAPITULO 30:

Mentir.

Hay gente que lo considera como una cualidad, yo, como una desgracia.

Mentir en momentos puntuales para no hacer daño a ciertas personas no es del todo malo, pero mentir por tu "propio bien", sí.

No sabes cuándo parar, llegas a tal límite que hasta tu misma te crees tus mentiras.

La gente a veces sospecha de la veracidad de tus palabras, pero no le dan mucha importancia.

Desde pequeña siempre he sido así, es el problema de tener personalidad múltiple.

Estaba Alexandra, una niña normal y corriente, con sus problemas sus aficiones y sus amigos.

Una chica inocente, que al igual que todo el mundo, tiene esos demonios que la atormentan.

Luego estaba su parte más oscura, la parte con la que sus padres tenían que lidiar, la parte que hizo que ellos dos se separasen.

Todo estaba aparentemente bajo control. Un buen psicólogo, una dosis de pastillas y ya nada iba a salirse fuera de lo normal, esa es la ventaja de que me lo diagnosticaran cuanto tenía nueve años.

¿Lo peor?

Cuando las dos personalidades se juntaban.

Siempre había una personalidad que sobresalía más que la otra, creando así, lagunas en mi mente.

La amnesia impedía que me acordase de todo lo vivido con mi otro personaje.

La gente que había conocido con el se me olvidaba por completo.

Los lugares que había visitado con mi otra personalidad, eran totalmente desconocidos para mí.

Mentía, mentía todo el rato.

Sigo mintiendo para proteger a los demás y a mí misma.

Que yo sepa, mi otra personalidad no ha vuelto a aparecer desde los últimos tres años.

Siento que intenta aparecer en algunas situaciones, sobre todo este último verano.

Entre noticias inesperadas, sustos impredecibles, amenazas desgarradoras...

Y enamoramientos repentinos, deseaba convertirme en otra persona más de una vez.

Por fortuna, muy pocos sabían sobre mi trastorno.

Seguía tumbada en la cama, con una pequeña diferencia, un brazo que no era mío rodeando mi torso.

Me di media vuelta, y tenía la cara de Logan pegada a la mía.

A un seguía dormido.

Este tipo es un tronco.

Quería olvidar las palabras que dijo ayer, pero me era imposible no recordarlas.

Todo era tan...

Raro.

Una infancia desgarradora, una doble coraza y un capullo integral con sentimientos.

Todo esto es tan nuevo para mí que no sé cómo manejarlo.

Nunca había pensado que Logan y yo seríamos capaces de llevarnos bien e incluso sentir empatía el uno por el otro.

Me quedé embobada observando las pecas de su cara.

Y lo mono que era cuando no hacía el gilipollas.

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