8 » Fragmentos.

370 32 5
                                    

Illinois. Octubre, 2035.
19:55:40 p.m


—Así que lo último que recuerdo antes de desmayarme borracho fue cuando se abrió la puerta y escuché a mi mujer gritar tan fuerte a mi oído que pensé que me iría a darle una visita a Dios.

—Te hubiera pedido que le dieras un saludo de mi parte.

— ¿Tan desesperada estás?

—No, pero en serio, tiene que ser una maravillosa mujer si todavía está con alguien como tú, Donnovan. Dale un respiro.

— ¿Qué quieres decir con eso, [___]?

Ella resopló con diversión y sacudió la cabeza sin atreverse a responderle, dejándole con la pregunta en la boca.

La puerta de la cafetería se abrió debido al firme empujón que hizo sobre la limpia y cristalina superficie. Cuando pusieron un pie dentro del establecimiento, un pequeño sonido de un timbre resonó por encima de sus cabezas. El olor a café que había suspendido en el aire era acogedor, cálido, nada en comparación a las frías calles de la temporada. Hizo que se sintiera segura de haber traído su chaqueta reforzada con una lana cálida y suave en el interior.

—Ya pago por los dos, te invito a esta. –su compañero, Donnovan, se acercó al mostrador y se quitó su gorra oficial de policía ante la sonriente mujer que estaba al otro lado.

— ¿Haces lo mismo cuando estás con tu querida mujercita?

Donnovan se detuvo de sacar su cartera del bolsillo de su pantalón para mirarla por el rabillo de sus ojos color avellana, además de entrecerrarlos mostrándose irónicamente ofendido.

—Juro por Dios que le voy a pedir al Capitán que me cambie de compañero. Tal vez Clancy es una mejor opción que tú.

—Apuesto lo que quieras a que me echarías de menos. –le sonrió mientras le daba un pequeño empujón con el brazo. Después, rodó sus ojos. —Ugh, y por favor no, a Clancy lo llaman "Manos Grasientas" por alguna razón.

—Sólo porque ensucie el coche de la grasa de las alitas de pollo no significa que sea un pesado las veinticuatro horas del día.

—Vale, pero después no vayas a suplicarle al Capitán de rodillas para que te vuelva a asignar conmigo.

[__] volvió a reír con una carcajada y se apartó de Donnovan para darse media vuelta, con las manos en el cinturón, comprobando que su placa y arma seguían ahí. Sus ojos recorrían la iluminada y llamativa cafetería que tenía un estilo vívido de los años 60. Los colores pálidos decoraban todo el alrededor y parecían combinarse con el día nublado de afuera. También había gente disfrutando de su velada, comiendo algunos de los apetitosos platos que este lugar ofrecía.

—Aquí tienes, tu maravilloso café. Ten cuidado, está caliente.

Donnovan regresó a su lado y le pasó un vaso mediano de café hecho de plástico y cartón. El logotipo del lugar estaba en el frente, era un gracioso perezoso tomando su propio café.

Volvieron a la calle. Su coche estaba estacionado en el bordillo de la acera a pocos metros de ellos, tuvieron que esquivar a algunas personas con cuidado de no dejar caer la caliente bebida. Cuando algo consiguió captar la atención de [__],  la hizo detenerse por un momento. Donnovan, que caminaba silenciosamente detrás de ella, tuvo que pararse bruscamente si no quería empujarla accidentalmente.

—Hey, que pas–... Oh, conozco a ese tío de alguna parte. ¿Qué hace?

—No puedes estar hablando en serio.

Un Alma de Androide » Connor x Lectora. [Detroit: Become Human]. *SEMI-HIATUS*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora