2. El anillo

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Por fin llegue a casa, nada más llegar fuí directamente al botiquín que guardaba mi abuelo en la cocina, porque me había hecho una herida bastante fea en la rodilla, cuando me choque con Adren. Ni siquiera me di cuenta de la herida, estaba demasiado ocupada examinando a Adren de arriba a abajo. Era un chico fuerte, se veía a primera vista, ya sabemos lo que dicen, los ojos expresan más que las palabras, y puedo jurar, que los ojos de Adren hablaban por sí solos.

Después me encerré en mi cuarto y me puse a ordenar mis cosas. Ya aburrida de ordenar, cogí la bici y me fui al río que siempre visitaba cuando venía a Matienzo. Me fui con intención de recordar cómo era todo cuando era pequeña. Bueno y quizás también porque me aburría demasiado en esa fría casa sin gente.

Llegue a el río, era ancho, estaba a un lado de el camino, y a la sombra gracias a los árboles que lo tapaban. Estaba tal cual lo recordaba.

Me senté en la orilla del río y me quedé hipnotizada mirando como corría el agua helada.Me quede himnotizada viendo los destellos de los rayos de sol impactando contra el agua. De repente vi un reflejo en el agua diferente a los demás, y¿ como no? actúe por instinto y sin pensar en las posibles consecuencias decidí meter la mano y coger lo que sea que hubiera ahí dentro. En realidad, sabía que podría ser cualquier cosa, desde una simple piedra, hasta algún bicho de estos que pican, pero ¿A quién le importaba? Saque la mano del río y miré el obsequio fijamente ¡Era un anillo!

Nose ni porque coño me sorprendió, ¿Acaso no había visto un anillo en mi vida? Se le pudo haber caído a cualquiera.

Mientras miraba el anillo (que no fue mucho tiempo, echale unos segundos) note como alguien me tocaba la espalda, y entonces me gire. Al girarme vi a una chica bajita, morena. Era guapa, y tenía cara de parlanchina si os soy sincera. Parecía latina.

Y bingo, al ponerse a hablar se le noto el acento mexicano:

- Oye niña, ¿no sabras por casualidad poner bien una cadena de bici?- O dios, odiaba que me llamaran niña, definitivamente.

Parecería el destino o no, por suerte yo le había puesto la cadena de bici a Zara millones de veces, porque si había algo que hacía feliz a mi mejor amiga era andar en bici. 

Sin mas palabras, nos acercamos hacia su bici que estaba tirada en el camino y yo le conseguí poner bien la cadena de un solo movimiento. Sorprendente ¿verdad? Si tenía que hacer algo en ese pueblo era ganarme la confianza de todos ellos  ya que eramos pocos adolescentes, y supongo que tendriamos que estar juntos.

- Muchas gracias, menos mal que no se me ha roto el primer día que la uso, sino mi mama me mata.- dijo ella quitándose un gran peso quitado de encima.

- De nada, solía arreglar la bici a mi mejor amiga. - dije yo con aires de nostalgia en la voz. Echaba demasiado de menos a Zara.

- ¿Cómo te llamas?

- Soy Anne Derking, he venido aquí a pasar el verano con mis abuelos.

-Yo soy Alexa Torres, y he venido hace 2 semanas de México ha pasar el verano aquí también.

- Encantada de conocerte Alexa. -dije yo educadamente. La verdad lo de la educación no se de donde me lo había sacado, no era mi estilo, pero todo tenía que ser así. 

- Igualmente. Si quieres mañana te puedo presentar al grupo de amigos que hay en este pueblo.- me ofreció ella.

- Bueno, si, estaria bien...

- Vale pues mañana quedamos a las once de la mañana aquí y te presento al grupo.- Me propuso ella.

- Aqui estare.- sonaba fría, pero no podía empezar pronto con eso de ser super alegre con la gente, no entraba dentro de mi naturaleza.

Aquel día volví nerviosa a casa, era ahora o nunca. Cené y me fui a mi cuarto. Me tumbe en la cama pensando en todo lo que habia pasado ese dia. Mañana conocería a los chicos, ¡Que emocion!



The Last SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora