Cath
-Catherine, despierta. ¡Cath! -sentí que me zarandeaban- ¡Es Navidad!
Lentamente abrí los ojos. Recordé que estaba en La Madriguera.
Ron estaba sentado a mi lado con el torso desnudo. Yo me encontraba tumbada en la cama, con uno de los jerseys de Ron puesto. Debajo sólo llevaba ropa interior.
Mi pelo estaba rodeandome el rostro. Alcé una mano para apartármelo de la cara.-¿Qué hora es? -mi voz sonó ronca.
-Las siete de la mañana - me senté de golpe y miré al rostro sonriente de Ron.
-¿Las siete de la mañana? Las barbas de Merlín, ¿por qué demonios me has despertado tan pronto? -mi novio me regaló una sonrisa de disculpa.
-Quería darte mi regalo antes de bajar. -metió la mano en la mesilla de noche y sacó un paquetito dorado. Me lo tendió vacilante.
Cojí la cajita y la posé en mi regazo. Los bordes del papel de envolver estaban arrugados y tenían un montón de pegamento. El lacito estaba pegado a la caja con una grapa. Sonreí y le miré. Era como un niño pequeño haciendo manualidades. Deshice el lazo con cuidado y desenvolví el papel con cuidado de no romperlo.-No es mucho pero...
-Me encanta -susurré. Dentro de la caja había una bola de nieve mágica. Dentro del cristal se veía Hogwarts y sus alrededores. Se distinguía algún que otro barquito en el lago en el que yo me caí.
La cabaña de Hagrid se veía en un claro del bosque.
Agité la bola y la escena cambió: era el salón de la Madriguera. Los Weasley, Harry y yo estábamos sentados en el suelo alrededor de la chimenea. Mi cabeza descansaba en el hombro de Ron.
Le miré.-Ron...Es precioso. Yo...No tenías por qué. Me encanta. -guardé la bola y la dejé en la mesita. Miré a Ron, que estaba tan rojo como su pelo- Gracias.
Me acerqué a él y le besé en la boca.
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Ron
Fui a ducharme mientras Cath se vestía.
Me encerré en el baño y abrí el grifo para que el agua se calentase.
Me quité la ropa y la tiré al suelo.
Eché un vistazo al espejo: mi cuerpo había cambiado. Yo ya no era ese niño esquelético con pecas. Mis brazos eran más fuertes y mi abdomen más tonificado.
Me quedé mirándome un buen rato. Nunca me había importado mucho mi físico pero...vaya cambio.Me metí debajo de la ducha y dejé que el agua caliente callese sobre mis hombros y quitase la tensión acumulada. Tengo que descansar mejor. Creo que esta semana he dormido 8 horas en total. Por culpa de Catherine.
Sonreí sin darme cuenta.Ron. ¿Puedo pasar?
Escuchéa Cath en mi cabeza.
Estoy en el baño pasa si quier....
La puerta se abrió antes de que me diera cuenta y se cerró antes de poder taparme. Mi novia estaba apoyada en la puerta, con cara de preocupación y una carta en la mano derecha.
Salí de la ducha, envolví mi cintura en una toalla y me acerqué a ella.-Cath...¿estás bien?¿De quién es la carta? -ella sólo dijo una cosa. Que hizo que me preocupase.
-Dumbledore quiere verme. -me tendió la carta.
Estimada Catherine Snape:
Como ya le habrán informado, nos hemos deshecho de Voldemort en la Guerra Mágica. No obstante, sus seguidores, los llamados mortífagos, vuelven a las andadas.
No se asuste, no pueden revivir al que no debía ser nombrado.
No sé por qué hablo en plural. Sólo me preocupa uno.
Lucius Malfoy.
Se dice en el Ministerio que este señor posee cierto artilugio con el que podría cambiar las cosas.
He estado observándola desde que era un bebé, y he descubierto que el señor Malfoy le tiene cierto...cariño.
Su deber y el de los Weasley es ayudarnos a encontrar este objeto. La señorita Hermione Jane Granger sabe perfectamente de lo que hablo, y puede ayudarla.
Dado que tiene a su alcance los poderes que tiene, no me queda más remedio que pedirle ayuda, Catherine.
Ensaye, entrene, desarrollese y venza.Albus Dumbledore
P.D. fíjese en los hipogrifos.
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La hija de Snape
RandomVuelta al curso escolar. El trío de oro regresa a Hogwarts tras haber redotado a Voldemort. Al llegar a la escuela de magia, algo fuera de lo común romperá todos los esquemas. Severus Snape, el odiado profesor Slytherin de pociones no es como creíam...