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— No puedo estar aquí — lloraba Matt devolviendo todas sus prendas a la maleta de donde recién las había sacado.

Tras esa dolorosa escena en la sala, Matthew salió de la forma más silenciosa que pudo tratando de acallar los incontenibles sollozos y lágrimas que corrían por sus mejillas, derramándose y goteando por su barbilla.

— Thomas tiene a su mate... lo ha encontrado, yo ya no tengo nada que hacer aquí — se repetía una y otra vez tratando de eliminar cualquier esperanza.

Termino de acomodar cada prenda y tomo su maleta saliendo de la habitación.

Camino por el largo pasillo que unía las habitaciones y bajo las escaleras, en la sala aún se escuchaban voces, pero las ignoro.

— Adiós Thomas — con esas últimas palabras salió de la casa Anderson con destino al bosque que separa la manada BlueMoon de BlackNight.

La espesura y frialdad del bosque lo recibieron y sin siquiera oponer resistencia derramo todo su dolor en amargas lágrimas.

Camino sin descanso y sin parar de llorar con sus ojos rojos e hinchados, apenas podía ver un poco más allá la densa espesura del follaje de los pinos apenas y dejaba pasar pequeñas betas de luz lunar.

— ¿Por qué?— pregunto a la nada cayendo de rodillas al terroso suelo, luego de llegar a un claro lleno de flores silvestres, en ese claro se sentía envuelto por el aroma natural de su amado— ¿Por qué no puedo ser yo? — fijo la vista en la luna, la Diosa de los Lobos, preguntándole de frente.

— ¿Matt que haces aquí? — una firme mano tomo su hombro.

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— Tranquilo Oliver, nadie aquí te hará daño— Thomas tenia aun entre su brazos al chico que no paraba de temblar.

Lo único que lograron en ese tiempo que dijera el chico fue su nombre, Oliver Davis y solo porque la persona que lo había sacado de ese infierno se preguntó.

— Hijo será mejor que lo lleves a la habitación de huéspedes— aconsejo su papá Andrew.

— Sí papá— Thomas se levantó del sofá donde estaba sin bajar al chico.

Una vez se perdieron en el segundo piso Andrew hablo, el medico junto a los centinelas se habían retirado un tiempo atrás, en la sala se encontraban solo Andrew y Paul.

— Esto es grave, muy grave Paul.

— Soy consciente de eso mi amor y creme que esto no quedara así— los puños de Paul fuertemente apretados y ese rictus de ira incrustado en su rostro prometía y no cosas bonitas.

— No te dejes guiar por las estupideces y atrocidades de otros mi cielo, eres el mejor alfa de todos y el líder de consejos de Alfas, es mi antigua manada, la manada de mis padres pero ya no quiero que ese desgraciado sigua manchando todo lo que ellos dejaron, disuélvela y somete a todo aquel que no quiera aceptar las leyes de las manadas— concluyo tomando las manos de su esposo mirándolo a los ojos.

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— Todo estará bien Oliver, te prometo que aquí nadie te dañara, te doy mi palabra — prometió Thomas sincero apartando los brazos del chico.

El joven no respondió simplemente se agazapo contra el respaldo acolchonado de la cama abrazando su rodillas, su entrada dolía aun y que el médico de la manada le había dado ya algo de medicamento, pero más dolían todos esos recuerdos que iban y venían dentro de su mente, eso era de lo que nadie podía protegerlo.

— Sera mejor que descanses —aconsejo el mayor, haciendo que el chico se recostara mientras lo cubría con las tibias mantas.

De nuevo no obtuvo respuesta, así que con decisión camino a la salida, un pequeño y débil jalón lo detuvo.

— No te vayas — pido temeroso con los ojos ya inundados en lágrimas, Thomas volvió a tomar asiento al lado del chico.

Lo medito unos minutos, sin embargo seguía llegando a lo mismo, lo necesitaba, no pida esperar más.

— Oliver nadie te hará daño.

— No te vayas...— volvió a pedir el chico suplicante.

— Necesito ver alguien... te prometo que mañana estaré contigo todo el día pero ahora necesito de verdad ver a alguien — Thomas veía a los ojos del joven omega, solo eso basto para que el chico entendiera.

— Entiendo... ve...

— Lo que te he prometido lo cumpliré — dijo Thomas antes de salir apresurado de la habitación con dirección a la propia.

Eran cerca de la una de la mañana, Thomas supuso que para ese entonces Matthew estaría durmiendo, grande fue su sorpresa al entrar y no ver a nadie, toco la puerta del baño, nadie respondió, busco por la habitación pero en ningún lugar vio la maleta de Matthew, la desesperación y el miedo embargaron su ser.

— ¿Dónde estás? — bajo las escaleras tan rápido como pudo.

En la sala todavía se encontraban sus padres hablando.

— Que sucede hijo porque tienes esa cara — pregunto Andrew.

— Papá, Matthew se quedaría en mi habitación esta semana ¿verdad?— pregunto con desespero y la respiración un tanto agitada.

— Sí Thomas ¿Por qué lo preguntas?— intervino Paul al ver la desesperación de su hijo mayor.

— Él no está en mi habitación y su maleta tampoco... tengo que salir— aviso corriendo a la salida.

— Espera Thomas — Paul intento detenerlo, pero Andrew lo detuvo a él.

— Déjalo Paul, esto era de lo que te hablaba... seguramente Matthew vio cómo se puso Thomas con ese chico por eso se fue — Andrew no soltaba la mano de su esposo.

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— ¿Matt que haces aquí?

— ¿Ian? — el joven vampiro limpio sus lágrimas para ver de frente al alto hombre tras de él.

— ¿Ian? — el joven vampiro limpio sus lágrimas para ver de frente al alto hombre tras de él

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  ❣❣ bye bye ❣❣  

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