Tres días habían pasado desde la llegada del pequeño omega a la manada BlueMoon.
Días en los que el chiquillo no dejo apartarse de su lado a Thomas.
Un Thomas que deambulaba y se dejaba arrastrar de aquí para allá sin vida.
Matthew no volvió a la casa Anderson, al día siguiente de su partida un mail le llego a Paul, en este Matt les decía que se quedaría en casa junto a su tío Ian que no debían preocuparse de nada, que estaría bien.
Thomas leyó el mail de Matt cientos de veces y con un profundo pesar en su pecho decidió que le daría tiempo, aunque quisiera correr en ese mismo instante a su lado y amarrarlo a la cama para que por fin lo dejara explicarse pero sobre todo sacar eso tan importante que Thomas quería confesar, no lo hizo.
No quería lastimarlo más.
Thomas era consciente de lo estúpidas que fueron sus decisiones en el pasado, decisiones basadas en miedos e inseguridades.
Miedo a perder, Thomas no soportaría perder a su mejor amigo de toda la vida.
Miedo al rechazo, ¿qué pasa si Matthew no sentía lo mismo? y a los ojos de Thomas era lo que estaba pasando en este momento, Matthew lo estaba rechazando.
Inseguridad en sus sentimientos, pasar toda la vida al lado de una persona puede llegar a confundirte, cómo saber si lo que sientes es solo amistad y no amor, como saber que ese cariño que crece en tu pecho ha pasado el límite para convertirse en algo más.
Thomas se debatió internamente durante años, desde los doce fue que comenzó a ver mucho más lindo a Matthew que a cualquiera de las niñas de la manada.
A los quince su primer celo llego y el deseo apareció, un deseo incontrolable, ese día sus padres no lo dejaron asistir a la carrera de la luna de hecho ni siquiera Andrew asistió al ver tan mal a su hijo, tan mal se veía que Andy resistió a su celo con tal de no apartarse de uno de sus tesoros, que en ese momento se retorcía en su cama gritando que su cuerpo quemaba y pidiendo inconscientemente por Matthew, pero eso él no lo recordaba, los celos de Thomas eran tan fuertes y devastadores que su parte animal parecía tomar total control del cuerpo, rezagando al humano Thomas al fondo de su consciencia.
En resumidas cuentas Thomas no recordaba que en cada uno de sus celos, su lobo pedía por Matthew aun y que en esos tiempos ya sostenía una relación con Diana.
Relación que comenzó por petición de la chica, petición en la Thomas vio una oportunidad para deshacerse de todas esas ideas que no abandonaban su mente, sin embargo él no la amaba y por esa misma razón nunca la toco más allá de un roce de manos o simples abrazos, ¿la beso?, sí, sí lo hizo, pero nunca más allá de inocentes roces de labios y aun así en cada uno de eso roces de labios estaba impregnado el anhelo por Matthew.
Sostuvieron una relación de un año y dos meses, relación que la chica no le vio frutos pues ella era consciente de que no era amada. Motivo por el cual terminaron.
Eso fue lo mejor que pudieron hacer, sin embargo un daño muy grande ya estaba hecho, todo el sufrimiento de Matthew al verlos juntos.
Y ahora siendo plenamente consciente de sus sentimientos, veía el fruto de todo ese daño, Matthew lo rechazaba, eso era lo que él pensaba.
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— Thomas, ¿te sientes bien?— pregunto el pequeño omega al ver el pálido rostro del mayor.
— Estoy bien— su voz apenas y era un susurro — Mejor decide ya, hoy saldrás a caminar o solo quieres ir a sentarte bajo el mismo pino de todos los días, recuerda que el medico dijo que le hará bien a tu cuerpo el movimiento.
— Ya lo sé, pero aún me duele un poco el cuerpo— el menor sobaba con delicadeza sus extremidades, para después sostener el brazo de Thomas y sonreír dulcemente — ¿Puedes cargarme? — pidió con esos tiernos hoyuelos que se formaban en sus mejillas.
— Ok, lo hare pero es la última vez— cedió, no sin antes dar una advertencia, Oliver le resultaba por demás tierno casi como un hermano pequeño.
— Gracias Thomas— el menor paso sus delgados brazos alrededor del cuello del lobo y así ambos salieron de la habitación.
Bajan las escaleras entre risas, cuando de pronto Thomas casi deja caer a Oliver al suelo de pura impresión, frente a él, al final de las escaleras entrando por la puerta estaba Matthew junto a Ian.
Matthew solo pudo bajar la mirada, esa era precisamente la razón por la cual no quería aceptar la invitación de los Anderson a comer, no quería ver a Thomas junto a su mate. Imagino que le dolería pero nunca imagino que le dolería tanto, que le dolería a tal grado que una lágrima se le escapo.
❣❣ bye bye ❣❣
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Solo Tú
Romance♦TERCERA PARTE DE LA SAGA "UN DESTINO, UNA MANADA"♦ Estúpidos malentendidos separaron a Thomas y Matthew tras su plática en el bosque. Malentendidos que deberán aclarase si no quieren que su amistad de años se pierda. ¿Pero qué pasa cuando la amista...