Pov. JungKookSoy JungKook, tengo 14 años y voy en 4 de ESO en el instituto de Busan, mis padres murieron cuando era más pequeño en un accidente, solo me queda a mi hermano Jeon JungSoo, amo muchísimo a mi hermano, aunque haya veces en las que traiga a sus amigos que me miran de forma muy extraña, no estamos muy bien económicamente, por eso mi hermano trabaja mientras estudio, me esfuerzo en ser el mejor para poder tener un buen futuro y que mi hermano ya no trabaje.
Me encanta leer, hacer mis tareas, hablando de tareas, se me olvidó contar que soy el menor de mi clase, voy un año adelantado al que debería ir, normalmente por los pasillos del instituto, unos chicos siempre me molestan, pero los ignoro, no dejaré que esos estúpidos estropeen un historial tan limpio como el mío, bueno.
Me encontraba en mi habitación leyendo uno de mis libros favoritos, cuando derrepente entra mi hermano a la habitación nervioso.
—JungKookie— se alcanzó a escuchar entre ruido fuera de aquella habitación, mi hermano había organizado una fiesta con sus amigos.
— ¿Si, Hyung?— dije prestándole mi total atención al mayor de los dos.
—¿Puedes salir un momento a comprar más comida? Es que se ha acabado las botanas que compré ayer— dijo rascando su nuca, yo solo asentí y él sacó su billetera de su bolsillo trasero.
Me levanté de la cama y me puse mis zapatillas, me aseguré de tener la ropa arreglada y me acerqué a mi hermano tomando el dinero que dejó en mis manos.
Bajó las escaleras encontrándome con personas desconocidas y otras algo conocidas, salgo de casa algo nervioso por las miradas que todos me regalaban, iba caminando tranquilamente hacia la tienda que quedaba a 10 minutos de mi casa, miré el cielo, estaba comenzado a anochecer, hacía un poco de frío a mediados de noviembre, miraba a mi alrededor buscando algo que llamara mi atención mientras caminara, llegué a la tienda y me adentré en ella buscando algunas patatas fritas, nachos, ganchitos, refrescos, etc.
Traté de gastar lo menos posible pero fue inevitable, pagué casi todo el dinero, lo bueno es que había visto más billetes en la cartera de JungSoo Hyung, así que no me regañará por ello, caminé a casa con la misma esperanza de encontrar algo que llame mi atención pero al tratar de hacerlo me despisté un poco ocasionando chocarme con un hombre mucho más alto que yo, estaba casi al caerme cuando aquel hombre tomó mi mano jalando de ella evitando que cayera, me incorporé y lo miré, era un chico de ojos avellana, cara algo alargada, cabellos anaranjados, seguramente teñidos y labios algo delgados.
En su mirada reflejaba preocupación, me miraba fijamente, de la vergüenza solo me ruboricé un poco y agache la cabeza llevando mi mirada a mis pies.
—¿Estás bien pequeño?— me preguntó con una voz grave pero dulce al oído, tan melódica como hermosa, seguía mirándome un un poco más inquieto por no responder a su pregunta.
—Sí, estoy bien, ¿y usted? Siento tanto haberme chocado con usted — dije haciendo una reverencia disculpandome mientras no despegaba la vista del suelo, sabía que si lo miraba a los ojos iba a quedar hipnotizado por ellos.
—No te preocupes, lo importante es que no te hayas hecho daño— dijo sonriendo a lo que escuché esas palabras levanté la cabeza dirigiendo mi mirada a esos brillantes orves marrones.
Su sonrisa era tan brillante que comencé a sonreír también, era bastante contagiosa su sonrisa, tan esperanzada, tan perfecta.
—Tranquilo, no me he hecho nada... Bueno me tengo que ir, ¡adiós!— me fui corriendo con una sonrisa en mis labios, pensando en lo amable que fue ese hombre. Ya al llegar a casa llevé las bolsas donde estaba mi hermano y se las entregué junto con el dinero que sobraba de la compra, subí a mi habitación, estaba un poco cansado así que me dispuse a ordenar algunas cosas para la rutina escolar que tendría a la mañana siguiente, fui a tomar una rápida ducha, cuando terminé de está me puse mi pijama para luego acostarme en mi cama disponiendome a dormir.
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~i ʆѳѵɛ yѳu ɱy ɓɑɓy~ {ĐΔĐĐ¥ ҜΞŇҜ ¥ØØŇҜØØҜ}
FanficSe encontraba totalmente solo en el mundo, nadie se preocupó por él, con su familia muerta y la traición de su hermano al venderlo a aquel asqueroso oficio ya no sabía si confiar o no. Mientras lloraba en aquel escenario mirando a todos esos hombres...