°Two°

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Pov's JungKook

Un día como los otros, la misma rutina y tortura de siempre... Ojalá mi vida cambiará para bien.

Caminaba hacía mi casa, el instituto fue muy duro hoy, bueno como todos los días, ahora me tocaría ir a casa a estar bien.

Cuando iba caminando vi unas furgonetas negras muy conocidas para mí, eran "amigos" de mi hermano, ellos no me caían para nada bien, habían rumores de que secuestraban chicos y chicas y los vendían a hombres y mujeres adinerados, siempre que se acercaban de mí me alejaba, no me gusta estar cerca de ellos y mucho menos sentir como me miran.

Al llegar a la casa vi a mi hermano en el suelo llorando, lo miré algo petrificado, ¿qué estaba pasando? ¿por qué mi hermano estaba llorando?

—Por favor no me maten... Les puedo dar lo que quieran como pago, pero por favor dejenme tranquilo— suplicaba mi hermano ante aquél hombre que llevaba un cigarro en su boca, fumándoselo.

—Ya se acabó el tiempo para pagar, es tu vida lo que queremos ahora— sonó la carrasposa y horrible voz de aquél hombre, sacando una pistola de su pantalón.

Alarmado corrí hasta ellos poniéndome delante de mi hermano.

—Dejenlo por favor... Él les pagará lo que debe, solo necesita tiempo... Por favor...— supliqué con los ojos cerrados, no podría mirarlos.

—Te vendo a mi hermano— se oyó.

Me giré viendo horrorizado a mi hermano, quien ya se había parado del suelo y me dedicaba una mirada fría y sin razonamiento.

Negando con mi cabeza ante lo dicho sentí como me sujetaban desde atrás.

—Hecho— sentenció el hombre.

—¡No! ¡no puedes venderme soy tu hermano!— le grité a JungSoo que miraba al suelo.

—Ya no Kookie— su voz... Era como si no tuviera nada de dolor, vacío totalmente.

Sentí como me jalonaban pero forsajeaba para soltarme, aunque era imposible.

De un momento a otro vi como el hombre del cigarro apuntó a mi hermano con la pistola.

—Tarde— fue lo último que pronunció antes de sonidos de disparos que sordificaron los oídos, mis ojos se llenaron de lágrimas, mis labios comenzaban a temblar y un grito desgarrador salió de mi garganta.

Lo habían matado, delante de mí, veía a mi hermano en el suelo desangrandose no se movía, no decía nada, me dejaron caer al suelo y me acerqué a gateos acelerados hacía mi hermano sacudiéndolo con la esperanza de que sea una simple broma.

—JungSoo... Despierta... N-no me puedes dejar s-solo... No, t-tú... M-me lo prometiste... — estaba desganado, me dolía el pecho.

«—Hermanito, ¿Por qué papi y mami no despiertan?— dijo un niño de apenas 6 años llorando mientras miraba los cuerpos de sus padres tirados en un callejón con múltiples heridas hechas por una navaja.

—Kookie, papi y mami nos dejaron... Lamentablemente solo somos nosotros— dijo aquel adolescente tratando de no llorar por igual.

—No quiero quedarme solo JungSoo... Odio la s-soledad...— lloriqueo el niño haciéndose bolita en el suelo del callejón.

—Tranquilo Kookie... Nunca te dejaré solo

Pero no fue así.

~i ʆѳѵɛ yѳu ɱy ɓɑɓy~ {ĐΔĐĐ¥ ҜΞŇҜ ¥ØØŇҜØØҜ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora