°Five°

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Me removía más y más en aquella "cama", cerraba los ojos con fuerza mientras estos llenándose de lágrimas que comenzaron a brotar, mi respiración era muy irregular, hasta que por fin abrí los ojos abruptamente, mi lágrimas no paraban de brotar, aquella pesadilla había sido tan real.

Sentía miedo y más ganas de llorar, mi respiración aún no se normalizada, mi pecho subía y bajaba, me levanté y baje de la cama, para luego salir de mi habitación y caminar a la de mi daddy.

Al llegar a esta toqué levemente la puerta, pasaron unos segundos, me arrepentí, no quería molestar a daddy por una estupidez, me sequé las lágrimas y casi me iba a ir cuando vi como la puerta se abría dejándome con el corazón a la boca.

-Bebé... ¿pasa algo? Tienes los ojitos rojos, ¿estuviste llorando?- vi como su expresión preocupada pasaba a una asombrada y triste cuando lo abracé de repente ocultándome en el hueco entre su cuello y su hombro comenzando a llorar.

Él me abrazó por la cintura, me levantó ocasionando que enredara mis piernas en su cadera aferrándome como un koala a él, cerro la puerta y me metió a su cama, se acostó conmigo y acariciaba mi cabeza mientras seguia en mi escondite, minutos después mis músculos se relajaron haciendo que ya no esté en el cuello del mayor sino en su pecho con los ojos cerrados.

-¿Qué pasó, bebé?- preguntó en tonos calmos para tratare de no hacerme llorar otra vez.

-Tuve una...- hice una pausa, me daba algo de vergüenza -pesadilla- concluí con leves tonos rosas en mi mejilla avergonzado.

-Pobre de mi bebé- me mecía lentamente provocando que él sueño volviera a mí. - bebé, todavía es muy tarde, hay que dormir.

Sus brazos me envolvieron suave y cálidamente brindándome la calidez que tanto buscaba para dormir como los angelitos.

Pegué más mi cuerpo del suyo acariciando mi mejilla en su pecho, no podía evitar pensar en la suave piel del mayor, y el suave y sutil aroma a pinos y menta que desprendía el pelinegro dejándome totalmente a su merced, aquél hombre sería mi llave a la felicidad.

Después de dejar esos pensamientos vergonzosos a la deriva y con las mejillas con un color carmesí resaltando, me dispuse a cerrar mis ojos y dormir hasta la mañana siguiente, sin interrupciones ni pesadillas.

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A la mañana siguiente abrí lentamente mis ojos y me sorprendí al ver a daddy acostado al lado mío abrazándome por la cintura, normalmente él se levantaba temprano, pero parece que hoy no.

Lo miré detenidamente, sus pequeños ojos cerrados, su regulada respiración, sus labios entreabiertos y unas no muy notables ojeras era lo que veía, y me encantaba ver aquellas facciones, desde sus ojos hasta sus labios y viceversa.

Cuando iba subiendo de sus labios hasta sus ojos, me di cuenta que estos estaban abiertos y enfocados en los míos, de la sorpresa de verlo despierto solo pude decirle unos torpes "buenos días" ocultándome en su pecho avergonzado, obteniendo la misma palabra pero en tonos encantados por las tenue forma de ser su pequeño bebé.

El mayor no aflojó el agarré al pequeño cuerpo del menor, hoy solo le apetecía quedarse con el pequeño en esa cama viendo películas y comiendo, pero no podía, tenía que ira la empresa en una hora y media para hacer algo.

-Bebé, me tengo que ir a trabajar...- dijo el mayor vagamente al sentir como subía literalmente arriba de él con mi cabeza en su pecho.

~i ʆѳѵɛ yѳu ɱy ɓɑɓy~ {ĐΔĐĐ¥ ҜΞŇҜ ¥ØØŇҜØØҜ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora