Narrador Omnisciente:
Nayeon caminaba con completa tranquilidad por los pasillos del lugar, sus manos se mantenían aferradas en los libros de su siguiente clase, mientras que, aquel ensordecedor silencio golpeaba su mente de manera constante, por primera vez, la joven no era capaz de elevar la mirada, se sentía intimidada por la desconocida, es que aun podía sentir sus mejillas arder por la belleza extravagante que aquella mujer poseía, la castaña se había prometido a sí misma, el no volver a mirar en el interior de la habitación de música, pero para su mala suerte ahí se encontraba de nuevo; de pie, con sus ojos fijos en la pelinegra que pasaba con suavidad sus largos dedos por las cuerdas de aquella bonita guitarra oscura, Nayeon entreabrió sus labios deseando poder oírla tocar, por escuchar su melodía, porque estaba segura, aun siendo completamente incapaz de oír, ella estaba completamente segura de que aquella mujer cantaba como los dioses.
De repente, su cuerpo colisionó con fuerza contra la puerta, seguido por el fuerte ardor envuelto en su pómulo izquierdo; la habían empujado provocando que perdiera el equilibrio terminando con su rostro adherido contra la madera de la puerta, sus ojos se expandieron, no había oído nada, ni el quejido desprendiendo de su garganta, ni el escándalo del pasillo, simplemente había silencio y aquello realmente lo detestaba. Asustada, la joven alzó su mirada atrapando la oscura ajena, su rostro enrojeció mientras que sus manos comenzaron a temblar; la desconocida la estaba observando, sus ojos se mantenían fijos en los suyos demostrando la confusión y preocupación reflejados en el par. Nayeon tragó saliva dando un paso hacia atrás, la castaña se sentía aterrada en el momento que notó como la desconocida dejaba la guitarra sobre el atril (el atril es como el soporte que se utiliza para sostener algún tipo de instrumento de cuerda) para luego colocarse de pie comenzando a caminar hacia su dirección.
Nayeon se había vuelto una experta en leer los labios, al tener la incapacidad auditiva no tuvo más remedio que aprender a utilizar sus demás sentidos, logrando conseguir aquel beneficio. Más de una ocasión había podido leer los labios de los desconocido, la palabra "Sorda cobarde" se solía repetir, y sí, aquellos chicos tenían razón, ella era cobarde, pero es que no se veía capaz de defenderse, ¿Cómo se defendería si no podía escuchar? ¿Cómo podría decirle a alguien si no podía hablar? ¿A quién acudir? La coreana dio un paso hacia atrás agachándose para recoger sus libros, lo hizo con rapidez, cuando se volvió a levantar pudo observar a la pelinegra acercándose peligrosamente hacia la puerta. Sin siquiera tener dudas la castaña giró sobre sus talones comenzando a caminar lejos de la habitación de música, sus ojos se mantuvieron en el suelo, sintiendo como las miradas de los testigos se posaban en su cuerpo.
A pesar de su problema, Nayeon seguía siendo una adolescente completamente normal, y como tal, tenía sus propios prejuicios e inseguridades.
La joven continuó su camino, se había centrado en mantener su mirada fija en sus manos, pero para su mala suerte no pudo aguantar la curiosidad así que alzó su par castaño encontrándose con las miradas divertidas de los demás estudiantes, la muchacha frunció el ceño completamente confundida, ¿Qué había hecho? Se cuestionó teniendo como instinto el querer girarse. Sus ojos se encontraron con el rostro colérico- o eso pensó ella- de la desconocida, por primera vez tenía de frente a la pelinegra, y supo con tan solo observarla, que era la mujer más bella que alguna vez tuvo la oportunidad de admirar.
Nayeon observó como la joven comenzaba hablar, sus bonitos labios, aquel par carnoso se movía con rapidez mientras que sus mejillas continuaban un tanto sonrojadas, ¿Qué estaba diciendo? Se preguntó viéndose incapaz de poder leer lo que ella intentaba comentar.
—Últimamente he notado que me miras demasiado, o sea, no es que este pendiente de la puerta ni mucho menos que esté esperando sentir tu mirada, simplemente... Dios, estoy haciendo el ridículo—habló Mina con rapidez pasando rápidamente saliva para luego alzar su palma hacia la dirección de la castaña—me llamo Myoui Mina, y lamento hablar tanto—se presentó sintiendo sus mejillas arder—me has colocado nerviosa—se excusó riendo entre dientes mientras que sus ojos seguían fijos en la contraria.
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Silence
FanfictionLa vida de Im Nayeon se había construido en silencio, la joven observaba el mundo sin poder oír que era lo que esté podía ofrecerle. Nayeon siempre caminaba por los mismos pasillos, observaba con completa atención los mismos rostros que transcurría...