Narciso

2. En sus rodillas

El martes pasó dolorosamente lento. Tal vez era porque hacía más de 24 horas que no había dormido, o tal vez era por lo que había pasado aquella noche. No dejaba de pensar en aquella maldita noche. Y, como resultado, apenas había dado palo al agua durante todo el día. Había tomado algún que otro apunte, cuando se había obligado a sí mismo a prestar atención a lo que decían sus profesores. Pero cuando luego repasaba lo que había anotado, se daba cuenta de que eran meros garabatos, palabras sueltas que no guardaban ninguna relación entre ellas. Un chimpacé hubiera cogido mejores apuntes que él en aquel momento. Tampoco había prestado mucha atención a sus amigos y compañeros de piso. Ahora Jimin, Jin y él estaban sentados en una de las mesas de la cafetería, tomando el almuerzo. Sus dos amigos estaban hablando sobre la cita de la pasada noche, pero Jungkook solo podía pensar en su propia...¿¿cita?? Realmente patético.

Junngkook golpeó la mesa del comedor con el puño cerrado, frustrado, haciendo que Jin y Jimin se asustaran. De hecho, Jin soltó un grito tan agudo que toda la cafetería se los quedó mirando.

-¿Que coño te pasa, Jungkook? Casi me das un infarto-se quejó Jin, que tenía una de las manos sobre su pecho.

-Mira hyung, si se le ha hinchado una vena y todo-soltó Jimin con una pequeña sonrisa, señalando una vena en el cuello de Jungkook, que latía furiosamente.

-Eeeh no es nada. No es nada-no confesaría lo que estaba pensando ni aunque le torturaran por toda la eternidad-. Son los trabajos. Me pasé toda la noche intentando hacerlos pero apenas escribí una página.

-¡Mierda! Los trabajos...- se quejó Jimin-. Yo ni los he empezado aún. Podría haberlos empezado ayer pero tuve que perder el tiempo con aquel gilipollas. Esto me pasa por estar desesperado por un polvo. Soy imbécil.

-¿Pero qué dices?-Jin se le quedó mirando-. Pero si ayer lo pasamos genial con Namjoon y Yoongi.

-Eso lo dirás por ti. Namjoon no paró de flirtear contigo y reírse de tus chistes. Yoongi es el tío más borde que he conocido en mi vida.

-Estas exagerando-dijo Jin. El mayor intentaba estar serio, pero se le escapó una sonrisa tonta porque era verdad que Namjoon era realmente impresionante. Jin no había tenido muchas expectativas en cuanto a las citas a ciegas, pero en cuanto vio a aquel chico alto y atlético, con aquellos labios carnosos y esos adorables y a la vez sexys hoyuelos, se había derretido en segundos. Después descubrió que además de guapo, era inteligente y sensible, y se había reído de sus chistes...Jin suspiró por dentro. En fin, creía que estaba enamorado. Era una locura, lo sabía. Solo le conocía de un par de horas, pero qué narices-. No me pidió el número, de todas formas- recordó Jin, desinflándose como un globo.

-Ya averiguará cómo contactar contigo. Le tienes en la aplicación de las citas a ciegas, al fin y al cabo. Yo lo único que espero es que no vuelva a ver al tal Yoongi. Joder, si de cuatro frases que dijo, una de ellas era que en la próxima vida quería ser una roca. ¿Te lo puedes creer, Kookie?

Y aunque Jungkook sabía que Jimin le acababa de preguntar algo, él era incapaz de pronunciar palabra. Ahora mismo no podría ni sumar dos más dos. "Ser una roca". Una roca. Todo en lo que podía pensar era en una maldita roca.

***

Solo había estado allí una noche y ya no quería volver a pisar aquel sitio nunca más. Tenía miedo. Tenía miedo de lo que pudiera pasar, tenía miedo de volver a ver aquella estatua y quedarse embobado, tenía miedo de perder la cabeza (más de lo que ya la había perdido, quiero decir). No quería convertirse en un viejo verde que se empalmaba con una silla solo porque estaba a cuatro patas. Joder, ¿por que tenía que ser tan raro? ¿Es que no podía atraerle una persona normal? Bueno, podía ser una persona cualquiera, en realidad. Nunca había tenido muchas relaciones, y mucho menos duraderas. Tampoco era ningún picaflor. Solo era que...se cansaba rápido. Él lo intentaba, pero ningún chico ni ninguna chica le había interesado más de dos semanas. No es que le preocupara. Sabía que algún día alguien le interesaría lo suficiente como para tener una relación, pero nunca pensó que ese alguien fuera en realidad un algo.