Me desperté, estaba echada en mi cama, la habitación se encontraba oscura y todas las chicas estaban durmiendo, moví mis piernas esperando sentir un dolor por los latigazos que recibí, pero para mi sorpresa no sentí nada, mis piernas estaban como nuevas. Entonces recordé algo vago, resoné que después de mi desmayo la hermana Johanna acompañada de otra monja me trajeron acá, paso un pequeño rato y la otra monja se fue, dejándome sola con la hermana Johanna.
Más que inconsciente estaba sonámbula, sabía lo que estaba pasando, no sé si era un sueño pero mis piernas dolían como el infierno, ardían y lo sentía palpitar por la hinchazón, aprecié el tacto de la hermana Johanna por mis moretones , de repente pronuncio palabras en otro idioma que no pude descifrar, una energía entro a través de mis piernas y músculos, posteriormente de unos segundos la energía se fue con el ardor que apreciaba, ya no sentía sufrimiento alguno.
Quería despertarme, abrir los ojos y ver lo que está sucediendo, mejor dicho preguntar qué había pasado, pero mi sueño y cansancio me ganaron. ¿Qué había sucedido? ¿Porque ya no siento dolor ? Genial, más preguntas sin respuestas.
Aun sentía mucho cansancio pero sabía porque me había levantado, ya eran las doce de la noche, era momento de asomarme por la ventana para ver la hermosa y reluciente estrella que aparecía siempre en todos mis cumpleaños era lo único que me hacía sentir especial, como si esa estrella me intentaba llevar a un lugar, a ese lugar donde se encuentra ella, prácticamente era mi décimo sexto aniversario, ya tenía dieciséis años. Era algo curioso que todos mis dieciséis cumpleaños tenga la costumbre de levantarme justamente en esta hora para ver esa esplendoroso lucero, su color era un estupendo y vivo plateado, tan reluciente que podría iluminar la más tormentosa noche, yo sentía que podría significar algo muy especial, tal vez era una señal de que ya era hora de que salga de acá o descifrar lo que me decía Johanna, eran muchas cosa así que no aguante la emoción y fui a despertar a la monja Johanna, tenía que ver esto.
Salí con cuidado y caudalosamente de la habitación, no quería despertar a nadie. Ya en el dormitorio de la hermana Johanna grité:
_ ¡Hermana Johanna! ¡Hermana Johanna!, tiene que levantarse ya, tiene que ver esto.
_ ¿Mirar qué? Porque tanto escándalo- preguntaba con unos vagos ojos de una recién levantada.
_ Venga por favor vamos – supliqué.
_Está bien pero tranquilízate.
Corrí por los pasillos. Cogiendo de la mano a Johanna me dirigí a la habitación, al entrar evitamos hacer ruido para que las compañeras de cuarto no se despertaran, abrí la ventana con desesperación.
_Lo ve, ve esa estrella
_Ah ya te enteraste de esa estrella-lo dijo en un tono muy calmado para mi gusto- aparece cada cumpleaños tuyo ¿no?
_ Si pero...- hice una pausa, - espere ¿Cómo sabe de la estrella? ¿Ya lo sabía? ¿Quién le dijo?
No nos dimos cuenta que estábamos hablando muy fuerte y por desgracia Jazmín se despertó, la cabecilla de todo el orfanato, la chica antipática y encargada de pasar mi vida de mal a peor se dio cuenta de que estaba la monja Johanna y de que estábamos discutiendo de algo.
_Porque tanto escándalo y hermana Johanna ¿qué hace acá?- dijo Jazmín con ojos dormilones.
_Hem...es que - trataba de inventar algo rápido, lo primero que se viniera en la mente, no quería que se enterara de esto, la estrella era lo único que era valioso para mí, no iba permitir que se burle de eso, ya tuve suficiente con ella, fue es la causante de todo lo malo que me ha sucedido, pero esto no se va a quedar así, por supuesto que no, pero por ahora no es el momento para poner en marcha una venganza.
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Elecciones prohibidas
FantasyPrólogo: Y fue ahí donde me di cuenta en la gran burbuja de mentiras que yo me encontraba. Las cosas habían pasado tan rápido que pensaba que todo era un sueño en vez de la triste realidad, me costaba desde el fondo creer que estos sucesos formaba...