Magia oscura

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_ ¡Catrina corre!- grito Johanna agarrando mi muñeca y corriendo las dos juntas.

Sentía que alguien estaba atrás persiguiéndonos a una gran velocidad, otros más estaban trepando rápidamente por los árboles, mi corazón latía como el infierno, podía sentir como la adrenalina corría por mis venas y sin ser consiente de nada mis piernas se movían lo más rápido que podía, estaba asustada, asustada de dos cosas, uno de no cumplir la promesa que hice a Cristina y otra que le pase algo a Johanna por salvar mi maldito pellejo.

Corrí con todas mis fuerzas con Johanna pero sin darme cuenta me tropecé con una estúpida piedra, nos caímos, nuestra muerte estaba sellada, estábamos tiradas en el suelo y una voz siniestra se escuchó.

_Vaya, vaya, por fin la encontramos, la famosa princesita Catrina Hemsley y su inservible sierva Johanna– una persona de ojos amarillentos, alta y con cabellera larga y grasosa nos miró con repugnancia a las dos, de la copa de los arboles bajaban otras personas más con el mismo color de ojos.

_ ¿Creyeron que podían escapar? par de tontas, pensaba que eran más listas aunque debo agradecer al haberme ahorrado mucho trabajo- siguió diciendo aquella persona, dirigió su mirada a Johanna- creo que ya sabes cómo me llamo pero te refrescare la memoria, me presento, soy Tunz, primer soldado de la reina Onem.

_ ¡Ella no es una reina!- grito Johanna.

_Oh claro que lo es, o al menos lo será después de haber destruido los dos reinos.

_ ¡Eso nunca va a pasar!- grité.

_Eso crees niña -me miro de pies a cabeza- debo decir que has crecido mucho desde la última vez que te vi, fue hace dieciséis años que yo y mis soldados te perseguimos para entregarte a Onem, pero no pudimos lograrlo, no sabíamos que serían capaces de llevarte al otro mundo. Pero por fin te hallamos, no sabes lo complacida que estará nuestra reina al saber eso.

_Eres un idiota que sigue las ordenes de cualquiera- la voz de Johanna era firme.

Tunz la miro con burla y una asquerosa sonrisa apareció en su rostro.

_Veo que no sabes nada Johanna, mi reina me dará poder, mucho poder, podre ser invencible, no tendré miedo a nadie ni a nada.

_ ¡Mentira, todo lo que te dice esa bruja no es más que puras mentiras!- gritó Johanna.

_ ¡Cállate si no quieres que te mate! te juro que me divertiría mucho verte morir pero tengo ordenes de mi reina Onem, voy a llevarte a su torre, lástima que para la princesita no tenga el mismo destino, ella morirá ahora y acá.

_Sobre mi cadáver- Johanna me puso atrás de ella.

_Vamos que esperan inútiles traigan a esa sierva- ordeno Tunz a sus ayudantes.

_ ¡No! No se la van a llevar a ninguna parte- dije, me puse al frente de Johanna, era mi turno de defenderla, sé que los de la magia oscura tenían todo a su favor pero tampoco iba a quedarme con los brazos cruzados mientras se llevaban a Johanna.

Los cinco soldados de Tunz se acercaban, uno de ellos saco de sus manos una bola de humo y lo esparció por todo el lugar, no podía ver nada, no sentía la presencia de Johanna al lado mío.

Elecciones prohibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora