Reino hechicero

9 5 0
                                    


La cabeza me mareaba y dolía, aún estaba dormida pero consiente de lo que pasaba, era como estar atrapada en un sueño y no saber cómo despertar, pude sentir que estaba en algo suave, como si me encontraba encima de miles de almohadas,  un olor de perfume muy agradable me invadió . ¿Dónde estaba?

Despierta Catrina despierta.

¿Por qué estaba acá? , no se venía nada en mi mente más que neblina y un tono oscuro. ¿Oscuro? esa palabra por alguna razón me daba escalofríos y cólera, aunque era algo extraño, ¿Extraño?  había conocido a alguien extraño.

_ ¡Johanna!- grite y me desperté en la cama.

¿Cama? ¿Qué rayos hacia aquí?  mire las sabanas y almohadas rosadas que estaban alrededor mío, parecía que las sabanas y almohadas me cubrían todo, habían muchas en torno mío.

Mire alrededor, las paredes eran un palo rosa y en el lado izquierdo al fondo había cortinas finas de color rojo que estaban cerradas, cuadros colgaban en la pared, era cuadros pintados del retrato de mi padre y de madre.

En la parte derecha una cómoda.

Salí de la cama, me acerque a aquel armario, observe  bastante accesorios y  perfumes , los olí y eran esencias de algunas flores del bosque , al costado había un gran ropero, lo abrí y había bastante vestidos de diferentes y extraños  colores, parecían vestidos de quinceañera, deje abierto el ropero  y me dirigí hacia las cortinas, los toque con curiosidad y me llamo la atención lo tan suave que eran, jale una cuerda blanca que estaba un costado y las cortinas se abrieron, se encontraba un balcón, me asome y vi la entrada del castillo cuidada por guardias, en el cielo se dibujaba una luna muy redonda y blanca acompañada de estrellas, había pasado tres días desde mi cumpleaños, poco tiempo pero bastantes cosas ocurrieron.

Estaba en el castillo hechicero, unos guardias me habían traído hasta acá cuando un antipático y odioso vampiro me trajo hasta el territorio de los hechiceros, sentía cólera por el vampiro extraño pero me había salvado de una muerte segura. Lo más que me preocupada era Johanna, el chico extraño me dijo que acá podía encontrar ayuda y espero que así sea, debía encontrar al rey Edgar.

Salí del balcón y me dirigí hasta la puerta, cuando estaba a punto de abrirla  alguien más lo hizo.

_Princesa Catrina ¿A dónde iba? Me presento, soy Heydi y seré su mucama, ahora debe vestirse, el rey Edgar la espera, no puede presentarse con ese atuendo ante el- dijo Heydi cerrando la puerta, era más alta que yo, aunque en este mundo todos eran más altos que yo.

_ ¿El rey Edgar?

_Si, el rey Edgar, su majestad está muy emocionado de verla- abrió el armario – a ver, que le podemos poner a usted, su alteza.

_Heydi ¿sabes dónde está el rey Edgar? – pregunté.

_Tal vez, creo que ahora se encuentra en la sala principal.

_Muchas gracias – salí corriendo de la habitación.

_Pero princesa a donde va, debo vestirla- reclamo Heydi mientras me iba.

Recorrí algunos pasillos, de tanto buscar encontré una escalera, mientras bajaba no perdía la vista en tan grande sala, era enorme, en el techo se encontraba lámparas de hermosos diseños, cuadros colgaban en las paredes, el piso estaba hecho de agraciadas losetas.

Esta debe ser la sala principal, el ambiente era perfecto para un baile de vals.

Estaba en el medio de la sala mirando con curiosidad cada de talle, todo era nuevo para mí.

Elecciones prohibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora