Desconciertos

1 1 0
                                    

¡Que se supone que hace esa princesita acá! Algo no iba a salir bien.

_ Acaso no escuchaste, preséntame, informa que hay una cuarta persona que ira a la arriesgada travesía- dijo en un tono brusco, el trompetero estaba indeciso, miro a Edgar para seguir sus órdenes.

Mariela llevaba puesto un uniforme no tanto de combate, una chaqueta elástica, igual que sus cómodos pantalones , un polo pegado y por último unas botas de taco alto, esta doncella cree que va ir a un modelaje para ponerse esa clase de calzado, sin duda estaba loca. Sentí un poco de rabia hacia ella, era tan bonita, alta de piel blanca, ojos rojos y provocativos para cualquiera, y su figura ni hablar.

_ Me temo que es una equivocación señorita Darow, no hubo informe que usted iba a ir al combate, ni siquiera se especulaba eso – Edgar decía sus palabras con firmeza, la muchedumbre miraba buscando respuesta de que estaba sucediendo.

_No se necesita informes u otras cosas, soy voluntaria, quiero ofrecerme para ir haya – decía en tono mandante Mariela.

_ Concuerdo con ella Edgar, la conozco muy bien, sé que tiene el corazón tan blando que es incapaz de no ayudar en esta travesía – comento Selene.

Ayudaría bastante si se quedara callada y no molestara. Sin duda la reina Selene le tenía afecto a Mariela, o tal vez intenta caerle bien para que en unos años se case con Dreik y puedan unirse con el Conde Reg.

_No, es muy peligroso, ni si quiera entreno' para esto- Dreik hablo al fin, todos voltearon a verle, como si hubieran olvidado su presencia.

_No te preocupes Dreik, se todo lo suficiente – dijo Mariela. Como puede decir que sabe lo suficiente cuando no entreno' ni una sola vez y viene con esos tacos como uniforme.

_ El príncipe tiene razón, es muy peligroso para ella – aclaró Édgar.

_ ¿Peligroso? Solo por ser doncella no significa que no esté preparada, Catrina también es una... princesa.

Rodé los ojos.

_Hay una gran diferencia señorita Mariela, yo entrene', tu no – espete'. Cuando la desteto por Dios. Mariela me fulmino' con la mirada.

_Concuerdo con eso, no podemos dejar que nos acompañe una chica que no tiene idea sobre cómo defenderse – dijo Hans.

_ Pero sin embargo – Selene hablo al instante, con esa vos tan siseante – no sería justo que vayan dos hechiceros y un vampiro, debe haber dos de cada reino, necesitamos toda la ayuda posible – dirigió su mirada hacia Edgar- debemos tomar una decisión rápida, el pueblo de ambos reinos nos ven, solo debemos dejar que vaya y esto se acabara'.

Edgar dudo' unos segundo.

_ Está bien – dijo al fin, no puedo creer que lo hayan convencido.

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en el rostro de Mariela.

_ Pero – siguió diciendo- cuando partan deben estar más unidos que nunca, y si alguien queda herido, durante la búsqueda, deben regresarlo inmediatamente, lo más recomendable es que queden al final, si es que alguien se daña, un vampiro y un hechicero.

Todos asentimos.

_Bien – dirigió su mirada a la multitud e hizo una señal al trompetero para que presentara a Mariela.

_ ¡Para complementar un cuarteto, la doncella Mariel Darow! – ella se acercó a la alcoba y saludo a la multitud con una sonrisa falsa. La muchedumbre aplaudió, Selene igual, no me sorprendía.

Edgar hizo una seña para llamar a los cuatro.

_Bien, es hora de que partan, no olviden que caminar por las noches es muy arriesgado, quiero decir, descansen en las casa abandonadas que hay en el bosque de Lamborjay por las noches, y muévanse en el día – todos asentimos – Bien, ¡Las armas! – indico al trompetero, quien no tardo en traerlas.

A Hans le entrego unas dagas que lo coloco en cada lado de sus botas, a Dreik le dio una brillante y afilada espada que guardo en la funda que tenía sujetada en la cinta , a mí me obsequio un arco con muchas flechas en la aljaba.

_ ¿Y yo? –reclamo' Mariela.

_Oh, cierto, no tenía idea de que te ibas integrar, por eso no fabricamos arma alguna para ti, pro estoy seguro que el joven Hans te puede dar una de sus cuchillas.

Hans sin decir nada le entrego una daga. Mariela lo recibió sin decir gracias.

_ Es hora de la partida – dijo Selene.

Nos encaminas escaleras abajo, nadie decía nada, había silencio absoluto, aunque note como Mariela se intentaba acerca a Dreik y quería empezar una plática.

Llegamos al portón principal, las enormes puertas fueron abiertas por dos guardias, apenas se abrieron y se escucharon las voces del pueblo, las rejas aún seguían cerradas, los mismos guardias se encargaron de abrirlas, Edgar iba al frente con Selene, después Dreik con Mariela y por ultimo Hans conmigo, mi corazón martillaba con fuerza. Las ovaciones de la muchedumbre eran más claras mientras salíamos del castillo.

_ ¡Hans, Catrina! – escuche llamar entre la multitud, su voz ya la conocía, era Cristina, la puede notar, fui con Hans hacia ella. - mis niños, sé que voy a volver a verlos pero no podía estar tranquila si no los despedía – sus dos hijos estaban con ella, la voz de Cristina sonaba suave y temblorosa, como si en cualquier momento podía romper a llorar. Le agarre la mano.

_No te preocupes Cristina, todos va estar bien, volveremos muy pronto – dije, ella me miro con dulzura.

_Tranquila madre, no tienes por qué preocuparte – dijo Hans, intentando calmarla.

Con la última mirada de despedida no fuimos hacia los demás, que nos estaban esperando, puede escuchar un "Cuídense" de Cristina, pero no gire hacia ella.

Llegamos donde estaba Edgar y los otros, todos miraban a la multitud, excepto Mariela, ella miraba a Dreik.

_ Es hora que vayan – se escuchó decir a Edgar, su voz no era potente como solía ser.

Selene se despidió de Dreik y Mariela. Edgar se despidió de mí.

_Eres tan valiente como tu madre, y tan arriesgada como tu padre, tienes muchas cosas de ambos, ven con cuidado mi querida nieta – asentí.

_ Gracias – puede escuchar mi voz como un susurro.

Terminaron las despedidas, Dreik, Hans, Mariela y yo nos fuimos hacia el bosque que no partencia a ninguno de los reinos, al bosque de Lamborjay, un par de grandes chispas iluminaron el cielo, magia, una forma de despedida, di mi última mirada atrás, me alejaba del castillo para una travesía tal vez sin retorno, nada, completamente nada, afirmaba que podría volver ahí algún día.

***

Lema de hoy :

Se oyen pasos de alguien que no llegan nunca - Mario Bennedeti 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 05, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Elecciones prohibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora