Baile de plebeyos

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_ ¿Él?- dije involuntariamente.

Como puede ser posible que el vagabundo vampiro que creí que era ahora resulté ser el príncipe Drácula, como puede ser cierto que el chico quien me salvo de una muerte segura este justo frente mío con su sombrero y su tonta vestimenta negra.

_Si, él, ¿Acaso ya se conocían?- preguntó Edgar.

_No – dije.

_Si – espetó al instante Dreik, este chico así se llamaba ,Dreik Braithwaite – pues vera rey Edgar a su nieta la conocí por la misma razón que yo fui quien la salvo de los seguidores de Onem ¿ Puede preguntarle si lo desea?

Juro que voy a romperle la cara para nunca más ver esa estúpida sonrisa, tranquilízate Catrina, tranquilízate.

_ ¿Es cierto eso Catrina?- me preguntó el rey.

Tarde unos segundos en responder.

_Sí, eso es cierto – afirme, desgraciadamente lo afirme.

_Y ahí está, su propia afirmación, pero no se preocupe rey Edgar, el precio no será gran cosa.

Idiota, idiota, idiota.

_Solo quiero su permiso para contemplar su territorio el tiempo que yo desee, quiero recorrer todo el reino hechicero.

_Pues así será –aceptó mi abuelo, sin ninguna protesta que decir.

Selene parecía no entender nada.

_Espera, hijo mío, ¿porque no me comentaste sobre esto? – preguntó la reina Drácula.

_Preferí que sea un secreto.

¿Para qué quiere un príncipe recorrer el territorio enemigo? Dreik tenía algo más en mente.

_Bueno dejemos esto a un lado y celebremos esta gloriosa fiesta, como sabemos, hoy nos reunimos para celebrar el cumpleaños número dieciséis de mi querida nieta.

Ojala que esto termine rápido, no sé si pueda soportar esto toda una noche.

_Por supuesto, que así sea Edgar - dijo Selene.

_ ¡Que comience el baile! – aviso a toda voz Edgar, todas las personas que estaban en la pista cogieron rápidamente pareja y comenzaron a bailar un vals.

Cuando estaba a punto de sentarme en el trono el rey dijo:

_Vamos Catrina, la tradición es que primero bailes con tu familiar y después con un príncipe del otro reino, en este caso será el príncipe Dreik.

_ ¿Bailar dices?- las cosas no podían estar peor.

_Bailar – Edgar extendió su mano y yo con timidez la recibí, no podre bailar con los zapatos taco punta, voy a caerme sí o sí.

Baje del pequeño estrado con dificultad, lo mismo hizo Dreik con su madre, ellos también iban a bailar. Pude ver a Leya que se acercaba a mi cuidadosa y rápidamente., me separe un rato de Edgar y fui hasta ella.

_Oye se me olvido enseñarte a bailar, pero no te preocupes querida ¿Qué tan mal pude salir?- dijo nerviosamente Leya.

_ ¿Qué tan mal puede salir? , pensé que no podría ser peor, acaso se te olvido que apenas puedo con estos zapatos - solté con enojo.

_Tu madre bailaba de maravilla, tú también puedes hacerlo.

_ Nunca antes había bailado un vals - proteste.

Elecciones prohibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora