CHRISTMAS MOOD 愛 NCT

FOR LIFE ❈ YUWIN

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 Incluso mis palabras no son
suficientes para decirte que si
naciera de nuevo te escogería a ti.

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Yuta y Sicheng llevaban toda la tarde decorando el pequeño departamento que compartían con adorables muñecos, esferas y guirnaldas. Inicialmente el menor de ambos se mostró reacio a la idea de celebrar de esa forma. Le parecía innecesaria considerando que la pasarían solo ellos dos como cada año y que quizá incluso no fueran a cenar y se irían a la cama antes de las doce, pero Yuta había insistido en que pasaran juntos la velada y disfrutaran de la compañía mutua en una noche tan romántica como lo era esa.

La cosa era que, a pesar de que Sicheng había terminado accediendo a la idea hace bastante tiempo,  ya se encontraban en víspera de navidad a un día de noche buena y aún no hacían nada. El menor de los dos había estado pasando malos días y para cuando se recuperó al fin, creyó que ya era demasiado tarde para preocuparse por cosas como arreglar su hogar o planear una linda cena navideña. Sin embargo, Yuta fue realmente terco y ese mismo día por la mañana había partido a comprar todo lo que consideró necesario para hacer especial la siguiente noche.

—Yo llevaré eso —dijo el japonés arrebatando una caja de las manos del menor. 

—Ah, hyung —se quejó—, ya estoy bien. Puedo llevarlo.

Yuta simplemente negó con una sonrisa en su rostro y movió la caja repleta de adornos hasta donde estaban terminando de colocar el árbol de navidad, ignorando rotundamente las quejas del contrario. 

—Sigo pensando que no es necesario hacer esto... —musitó Sicheng tomando un pequeño colgante con forma de estrella y poniéndolo en el árbol—; quiero decir, ni siquiera estaremos aquí mañana. 

La voz del chico sonó algo apagada provocando que Yuta dejará de intentar desenredar las luces que había comprado hace algunas semanas y se acercó hasta él para abrazarlo por atrás. Apoyó su mentón en el hombro del menor y comenzó a balancearlo de un lado a otro. 

—Llegaremos aquí lo suficientemente temprano, mi amor —depositó un sonoro beso en su mejilla que le causó cosquillas a Sicheng e intentó apartarlo mientras reía ligeramente. Yuta bajó sus manos hasta la pancita del chico y comenzó a hacerle cosquillas. 

Entre risas terminaron de decorar y pasaron el resto de la tarde abrazados a la vez que fingían prestar atención a «Mi pobre angelito» y a todas las películas navideñas que televisaron, hasta que se durmieron recostados sobre el sillón.

[ . . . ]

A la mañana siguiente ambos estaban temprano en pie listos para acudir al hospital como cada quince días. 

El día estaba frío, la nieve cubría las calles y el viento soplaba enrojeciendo sus narices. Yuta se había encargado de arropar a Sicheng como si de un niño se tratase, al pobre a penas se le notaba la naricita y sus ojos. 

—No me resfriaré otra vez, hyung —habló librando su boca de la gran bufanda alrededor de su cuello—. Estás exagerando. 

Yuta negó con la cabeza y se limitó a tomar su mano para meterla en el bolsillo de su propia chaqueta y comenzar a caminar.