MIRACLES IN DECEMBER ❈ JOHNTEN

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No sabía lo agradecido que era tu amor.
Pensé que pararía al terminar, pero
cada día me contengo de tenerte.

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Sin duda alguna, Seo John era el mejor novio que alguien podía pedir. No solo era amable y divertido, si no que era comprometido y realmente se esforzaba en complacer a los demás. Durante años había dado todo de sí por la felicidad de Chittaphon y no podían negar que lo había conseguido. Ambos eran distintos cuando se encontraban juntos y separados no funcionaban bien. Se amaban, pero a veces al menor de los dos le costaba demostrarlo. 

Quienes solo veían la relación desde afuera solían decir cosas como que Chittaphon no lo merecía, que Johnny necesitaba a alguien que fuera capaz de devolver el cariño y compromiso que él entregaba, no alguien que parecía juzgar cada acción que realizaba o que se tomara su relación tan a la ligera, como si de un simple juego entre dos amigos se tratara. Pero las cosas no eran así. Ambos daban todo de sí mismos para hacer feliz al contrario, no había caricia que no se regresaran, ni beso que no fuese correspondido. Se amaban profundamente y lo que dijeran las demás personas no debía afectar a su hermosa relación. 

Sin embargo, lo hizo. Chittaphon poco a poco empezó a caer en el juego de las personas envidiosas que no hacían más que insistir en que no debía estar con Johnny, que el mayor debía buscarse a alguien mejor. Que no era suficiente para él. 

Lo creyó. Fue egoísta y se dejó llevar, se dejó convencer por aquellos que ignoraban la realidad. Se convirtió en uno más de los que complicaban su relación y no se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde. Pensó que se conocía lo suficiente como para formar una opinión objetiva sobre lo que realmente sentía y quería, pero se equivocó y la única idea que consiguió obtener fue la de que no necesitaba a Youngho en su vida, mucho menos si eso significaba estorbar en la de él.

Por un momento olvidó lo agradecido que estaba de poder amarlo e incluso de que lo amaba, pero para cuando cayó en cuenta de sus errores ya era demasiado tarde. No podía retroceder el tiempo ni mucho menos detenerlo para conservar la última imagen que tenía de Johnny por unos cuantos segundos más. No consideró los sentimientos de el contrario, no se detuvo a pensar que quizá a él le haría mucho más daño el no tenerlo que el que permaneciera a su lado.

Y lo terminó, así sin más. Recordaba con claridad el semblante confundido del mayor que no encontraba justificación a las palabras del más bajo, quien en realidad tampoco lo hacía. No estaba consciente de verdad de las acciones que estaba realizando. No se daba cuenta de que estaba apartando a la única persona en su vida que sí valía la pena. 

Por eso ahora, tan solo un mes después de aquello, permanecía sentado en el pórtico de la entrada del lugar en donde planeaban mudarse juntos antes de terminar. No llevaba chaqueta, su nariz estaba fría y roja al igual que sus manos, mientras que sus labios lucían algo morados por culpa del exagerado frío que hacía esa noche buena. 

Sobre su pecho afirmado firmemente con uno de sus brazos, había un regalo que meses atrás había comprado para su novio, siendo lo único que se esforzaba para proteger de los copos de nieve que poco a poco comenzaban a caer y a pintar las calles de la ciudad.

Era la primera nevada del año y justamente para navidad. El ambiente era bellísimo, la pena inundó su pecho recordando las miles de fotografías que él y Johnny solían tomar juntas y pensó en lo mucho que podrían estar disfrutando mientras plasmaban aquellas imágenes con sus cámaras. 

Suspiró y afianzó el agarre que mantenía en el celular con la mano contraria a la que portaba el obsequio. La pantalla no se había apagado aún y se podía ver claramente gracias al brillo de esta y la oscuridad de la noche el número de contacto de Youngho. 

Con sus mano temblorosas lo acercó hasta su rostro y volvió a debatir sobre si marcar o no. Quería pedir disculpas, de verdad que quería hacerlo, pero tenía miedo. Miedo de aceptar que en realidad sí fuese demasiado tarde y de que ahora Johnny lo rechazara a él, lastimando su orgullo y también su corazón.

Por otro lado, los deseos que tenía de acurrucarse entre sus brazos, de besar sus labios y mirarlo a los ojos repitiéndolo cuánto lo amaba para escuchar las mismas palabras de su parte también, de pronto se sentían más grandes que su inseguridad. 

Navidades anteriores estarían celebrando mientras bailaban juntos y salían a tomar fotos de niños emocionados buscando a aquel hombre vestido de rojo que supuestamente les traería regalos y de las casas que tanto se producían solo para destacarse entre las demás con variadas luces de colores y extravagantes figuras decorativas con relación a las fiestas que se celebraban, para más tarde quedarse abrazados bajo las mantas mientras bebían café e intentaban entrar en calor.

Ahora Chittaphon moría de frío, pero él no quería una chaqueta ni una manta. Él quería los brazos de Youngho. Miró su celular otra vez y sonrió melancólico. 

A la mierda el orgullo. 

CHRISTMAS MOOD 愛 NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora