Capitúlo VIII

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Carlos...

No puedo dejar de pensar en Silvia, sé que lo nuestro es imposible, pero no puedo no sentir nada  por ella, desde la primera vez que la vi supe que era la indica y sí admito que fue un error casarme con Valentina sabiendo que no es ella a quien pertenece mi corazón... pero no podría estar mas agradecido, me regalo lo más hermoso y preciado que tengo que es Carlitos.

en todo el día no pude dejar de pensar en Silvia, sin darme cuenta me encontraba en la puerta de su casa, indeciso por si tocar o no el timbre, luego de pensarlo decido que no es lo correcto y me dirijo al ascensor, justo cuando iba a tocar el botón las puertas se abren. - Carlos?

-eh sí. Hola 

-hola, que haces aquí?

-lo siento. No debí venir, lo lamento

-a donde vas?

-a mi casa

-sin decirme que hacías aquí?

-la verdad ni yo mismo lo sé.

-quieres pasar, digo, pareces un poco disperso.

-no quiero incomodarte.

-no lo haces

me siento como un tonto, no se que hago aquí, o mas bien si lo se, pero no lo quiero aceptar.

-quieres tomar algo.

-no  gracias.

-bien, al menos quieres tomar asiento.

-claro

-estas raro

-yo?

-Carlos. Somos los únicos aquí, de quien mas podría estar hablando yo.

-tienes razón 

-ajá, y?

-la verdad no se que hago aquí, es solo que no dejo de pensar en ti, y se que esto esta mal, pero no puedo decirle a mi corazón que te deje de amar.

-es mejor que te vayas

-nunca he dejado de pensar en ti

-Carlos!

-Silvia. Te amo.

-vete

sin hacer caso a sus suplicas, me acerco a ella y la tomo entre mis brazos. -no lo hagas. La llevo hasta el sofá y la acuesto en el. -la beso, ella no intenta detenerme y tomo eso como una señal de que siga adelante, bajo mis besos a su escote y ella gime, deslizo mis dedos debajo de su falta y compruebo que ella desea esto tanto como yo, la despejo de su falda y la tiro detrás de mí, solo lleva una diminuta braga de encaje negro con rozas rojas, quiero despojarla de todo y sentirla, pero por otro lado quiero adorara cada parte de su cuerpo, cada milímetro de su piel.

Quito sus bragas y devoro su centro, ella gime  y  enreda sus dedos en mi cabello  jalándolo de vez en cuando, sabe tan bien, dejo que sea ella quien dirija todo, amo como me exige que siga ahí si me lo pidiera pasaría toda la noche dando placer con mi boca, mientras la hago mía me despojo de mi ropa lo mas rápido posible, no quiero que se arrepienta, me alejo de ella para terminar de desvestirme y una vez lo logro tomo haciendo en el sofá y ella se sienta a horcajadas sobre mí, ella me ofrece sus senos mientras me monta, la despojo de la ultima prenda de ropa que tiene puesta, encantado tomo lo que me esta dando y devoro sus dos senos, intercalándolos, primero uno y luego el otro,  sin poder evitarlo acabo en ella, ella aumenta sus envestidas y segundos después nuestros fluidos se mezclan.

ambos agitados nos desvanecemos en el  sofá.

escucho mi teléfono sonar y me levanto rápidamente, no quiero despertar a Silvia.

-hola

-donde estas?

-tomando algo 

-con quien?

-con unos amigos

-mínimo pudiste llamar para avisarme que llegarías tarde.

-ajá

-a que hora vienes

-no lo sé

-cuando llegues me despiertas para saber que estas bien

-de acuerdo.

-es mejor que te vayas   

-Silvia...

-esto no estuvo bien, es mejor que te vayas, ya es muy tarde y estoy muy cansada, luego de esas palabras veo como desaparece, ella tiene razón lo mejor es que me vaya, recojo mi ropa y me la pongo,  decido que es mejor dejarle una nota, no quiero que piense que solo la utilice, porque no es así.

los siguientes días trato de hablar con ella pero me evade, incluso el caso en el que trabajaba para mí se lo derivo a Marcos, entiendo su enojo conmigo y con ella misma, pero en cambio yo, yo estoy feliz de haberme dejado llevar por mis sentimientos.

un día me canso de su actitud y decido esperar a que llegue a su casa, luego de 3h pensé que ya no llegaría a dormir en casa, me dirijo al estacionamiento y la veo con Marcos, él la esta besando y a ella no parece importarle, como pude ser tan tonto, era obvio que seguirían juntos.

vuelvo al ascensor y aplasto el numero uno, espero un momento y vuelvo a bajar, como era obvio ellos ya no estaban ahí, busque mi auto y me marche.

decidí no volver a buscar a Silvia, algunas personas están destinas a no estar juntas y es obvio que ese es nuestro caso, por mucho que la ame, ella no me corresponde.

pasan los días y  a pesar de todo, decido que aunque no este con Silvia, mi relación con Vale ya no puedo seguir, no solo por mí, sino por ella, no es justo que le haga esto, no la amo y creo que ella merece algo mejor.

el sábado cuando vuelvo del golf me encuentro con Silvia jugando con Carlitos. -que haces aquí?

-Valentina me pidió que viniera, dijo que tenia algo que hablar conmigo.

-ya veo. Bien te dejo, siéntete como en tu casa. -le doy un beso a Carlitos y subo a mi habitación, no estoy de humor para ver a Silvia, y mucho menos a Valentina, desde que le pedí el divorcio peleamos mas de lo normal.

entro en la habitación que estoy ocupando mientras encuentro una nueva casa en donde vivir, tengo a Carlitos y por eso no puedo elegir cualquier lugar, quiero que cuando él venga a visitarme se sienta tan libre y cómodo como lo es aquí, me duele pensar en que ya no veré a mi hijo despertar y que ya no pasare todo el tiempo con él, pero no quiero que crezca viendo como sus padres no son felices juntos, y es mejor separarnos ahora y no en un futuro.

entro en la ducha y dejo que el agua caliente relaje mis músculos, echo un vistazo hacia atrás y veo como Silvia a removido mi mundo, que difícil es ver como la persona que amas elije ser feliz con alguien más, pero no puedo estar molesto con ella, al contrario me alegro que sea feliz.

-Continuara....





Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora