Cumpleaños De Milo [Parte 4]

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Había llegado al santuario, ya eran las seis de la tarde, estaba un poco oscuro, el sol apenas se ponía, subió lentamente las escaleras del primer templo. Al estar ahí adentro se dio cuenta que Mu no estaba ahí mismo, siguió pasando por los demás templos notando que estaban desolados, sus amigos no estaban en sus respectivos templos, se le hizo raro, pero le importo poco solo quería llegar a su casa, darse una ducha de agua caliente y ponerse una pijama muy caliente para esa temperatura fría, ya que en esos momentos era el frío que reinaba en el santuario. Pensó que haría de comer, estaba muy hambriento, después de a ver dejado a Kanon y Aioria no había comido nada, su estómago grujía ferozmente, se le veía el hambre a lo lejos, llego a su casa desanimado, a paso lento se entró a sus aposentos, se desvistió y entro a la ducha, espero uno minutos a que está se llenará de agua caliente, entro tranquilamente, se sintió bien, sentir el agua tibia recorrer toda su propio piel le hacía sentir bien, estar solo, era la mejor opción en esos momentos, más eso le hacía sentir aún mejor, no quería estar con nadie, tenía que pensar con cabeza fría que haría ahora, ya se había olvidado de su cumpleaños, y poco le valía recordarlo, después de estar unos minutos en el baño salió con una toalla, rápidamente fue a su armario a buscar una pijama muy cómoda y que lo aguardará del frío, no le quedó que ponerse la pijama tan kawaii de escorpioncitos por todas partes con una capucha y unas pantuflas de pies de oso, la pijama era demasiado kawaii. Athena se la había dado de cumpleaños hace un año atrás, se avergonzó demasiado cuando la vio, la verdad no pensaba en ponérsela, él ya era un adulto como para ponerse cosas infantiles y kawaii's, para serse sincero la pijama que le había regalado Athena era muy cómoda, fue al espejo a verse, la verdad se veía todo adorable con esa pijama que al verse al espejo hizo un puchero, se rio un poco de la cara que puso, más esa sonrisita se marchito, volviendo a una mirada llena de vacío y tristeza, fue a su cocina, miraría que comer, aunque en si traía más manzanas que comida corriente, no le quedó de otra que sacar todas sus manzanas de la nevera y picarlas una por una para comérselas como una ensalada, sabía que era sano comer frutas, más se excedía mucho con el tema de las manzanas, ya que solo comía manzanas a diario. Se sentó en su cómodo sofá y prendió la televisión a ver qué programa interesante se vería mientras le diera sueño. Se mantuvo así por media hora hasta que sintió el cosmos de dos personas que conocía en su templo, mas no pensó mover ni un solo músculo, solo seguiría viendo una serie que se encontró por ahí y le terminó interesando el drama mientras comía el plato de manzanas picadas con un tenedor, Kanon y Aioria entraron de golpe, medio asustaron al bicho que seguía inmóvil bien cómodo en su sofá comiendo manzanas picadas.

—Aunque aquí era donde estabas —hablo Kanon serio más el bicho no le prestó atención, estaba más entretenido en su programa.

— ¿Milo estás bien? —pregunto Aioria un poco preocupada por su amigo, más Milo tampoco le respondió.

—Seguirás como niño pequeño regañado en no respondernos, ¿o nos respondieras como todo adulto que eres? —Kanon junto Aioria se habían sentado en el sofá del heleno quien había quedado en la mitad de ambos.

Milo miro a Kanon, sonrió un poco como todo niño pequeño, se incorporó para después hablar.

—Solo veía el programa, no los estaba escuchando bien —hablo un poco cortante con su mirada baja. El gemelo menor y el castaño notaron que Milo aún se sentía mal así que continuaron hablando con él para convencerlo para salir de su templo. Así para distraerlo un poco.

—Milo, ven vamos deja ese plato de manzanas y ese programa y vayamos al salón principal, Athena te quiere decir alguna muy importante —articulo Aioria intentando de darle fuerzas a su amigo.

—No lo sé, la verdad me estoy divirtiendo mucho viendo este programa, está muy interesante, además, no quiero salir, me siento un poco mal —respondió aún cortante mirando a sus amigos, el peliazul noto en sus ojos que había llorado para continuar convencerlo de salir.

Whatsapps De Los Santos De Escorpio y AcuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora