Parte 5ta.

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Lo cierto era que se había sentido tan atraído por Claudia aun antes de conocer su nombre, que creyó que ella sentía lo mismo. Era obvio que se trataba de una mujer sinvergüenza y provocativa que le gustaba excitar a los hombres y a él lo había excitado sobremanera.
Aunque la odiaba, no la odiaba lo suficiente para no querer verla de nuevo. Daría cualquier cosa por tenerla entre sus brazos. Si ella apareciera de pronto frente a la puerta de su departamento habría vuelto a caer a sus pies.
¡Maldición!
Necesitaba otra copa.
Iba a necesitar varias.
Lo que necesitaba era emborracharse por completo, emborracharse hasta no acordarse de su nombre. Así tampoco se acordaría de Claudia.

Donghae había llegado a la ciudad. ¡Por fin!  Si alguien era bueno en relaciones humanas y públicas era él.

Lo necesitaba con desesperación.

Pronto darían a conocer el nuevo modelo de auto "Scandal" y su padre había planeado una ambiciosa campaña publicitaria a nivel mundial, sin contar con todos los eventos  sociales y publicitarios que venían en camino por el fin de  año.
Los conocimientos y relaciones que Donghae tenía podían ayudarla.

Lo recogió en el aeropuerto.

Guapísimo como siempre, y con un look bastante cómodo pero sin perder el glamour que lo caracterizaba.
— Estas bellísima — le dijo en cuánto la vio. Se acercó a ella para abrazarla y darle un  beso en la mejilla.

Sabía que no era verdad. Vestida como estaba con una falda larga hasta los tobillos, de tela de chifón color azul zafiro, zapatos flat's, una sencilla blusa blanca, swetter de Cachemira y el cabello suelto, sin pizca de maquillaje como quien anda en su casa todo el tiempo.
— Mentiroso— respondió a su halago apartándole de la frente un mechón largo de cabello.

Siwon estaba por servirse una copa de vino cuando escucho la puerta desbloquearse. En cuánto vio de quién se trataba hizo una mueca.
Creyó haberle dicho a Melissa que ya no era bienvenida.

Melissa era su. . . . ¿Como llamarla? ¿Pareja de turno? Luego de dejarlo plantado en la subasta no quería saber más de ella, sobre todo por que gracias a ella había conocido a la frívola  Claudia.

— ¡Siwon! —la mujer se acercó con los brazos abiertos con la intención de abrazarlo pero él siguió bebiendo su trago.— vine en cuánto me enteré que habías regresado.

Seguramente el señor Kim era culpable de eso.

— Fui claro la última vez que hablamos. Ya no eres bienvenida aquí y por lo visto tendré que cambiar la clave de mi puerta. Has el favor de retirarte. —Siwon se apartó de la barra del bar llevándose la botella en una mano y en la otra su copa.
— Pero, Siwon. Querido debemos hablar.— decía la mujer a su espalda.

Siwon no estaba de humor para lloriqueos.
—¿Hablar? Ummm veamos, ¿quieres contarme el por qué no asististe a la subasta conmigo? No es necesario lo sé.
— Siwon, esa foto es mentira.

Siwon emitió una carcajada que alertó al señor Kim.
— Me tiene sin cuidado lo que hagas o con quien. Pero no vuelvas aquí. Anda ve y diviértete con quién te plazca.

— Siwon. . .

Pero Siwon ya subía las escaleras rumbo a su habitación.

Claudia llevó a Donghae a la casa de sus padres, era suficientemente amplia como para que alguien más viviera allí.
La habitación tenía una vista presiosa de la ciudad.
—Mañana mismo iras conmigo a la oficina.— le dijo— así que trata de descansar, el viaje fue largo.

Realmente funcionó bien durante toda la semana, sus días eran ocupados en su totalidad por  el trabajo. Cuando llegaba a casa conversaba con su padre sobre todo lo que se estaba realizando para la promoción de los productos que las diferentes áreas de la empresa elaboraba.
Jiwon la había invitado a comer un par de veces pero no aceptó, no por que no quisiera verla, pero no quería contarle cómo había terminado esa desastrosa cena y como llegó corriendo a su casa a encerrarse en su habitación a llorar como una Magdalena.

Mi PrometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora