Parte 14

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A sus espaldas escuchó la risa socarrona de Siwon.
—¿Celosa?

Claudia rió del mismo modo que él.
—Por favor. — dijo burlonamente para luego mirarlo fijo — ¿Cuanto tiempo tiene que durar está mentira?
—Lo que haga falta.
—¿Para qué?
—Yo tengo mis motivos y tú los tuyos, a los dos nos conviene esto. En cuanto tenga lo que quiero disolvemos nuestro compromiso.

Más días sin dormir. Aún que no podía creer que aquello le había salido de maravilla. Comprendía que su padre se mostrará tan entusiasmado con la noticia, él y su madre le habían insistido mucho para que contrajera matrimonio con alguien y sentará cabeza, pero ¿Era Claudia la mujer que ellos habían elegido para él? Y su madre. . .

—¿Estás completamente seguro Siwon?
—Claro madre ella es hermosa, inteligente, capaz y sobre todo es la hija del CEO Won lo cual quiere decir que es casi tan rica como nosotros.
—No me refiero a eso Siwonie.
—¿Ah, no?
—¿Estás realmente enamorado de ella?
—Madre. . . Creí que lo único que te interesaba era que contrajera nupcias.

La señora Choi se levantó de la orilla de la cama en donde estaba sentado.
—Claro que no. Quiero que estés realmente enamorado de la persona con quién te casarás.

Siwon también se puso de pie y tomó las manos de su madre llevándoselas a los labios les dió un beso.

—Podré solucionarlo.— hizo el amagüe de irse pero su madre lo detuvo.
—Hijo. . .
—¿Si?
—Siempre has hecho las cosas a tu manera, te presentamos muchas chicas con las cuales nos gustaría que te casarás, ya sea por asociación con la empresa o para asegurarte un buen futuro, una buena posición. Siempre te negaste y nosotros lo aceptamos, solo quiero. . . Solo deseo que si has decidido casarte con la hija del CEO Won, lo hagas por que estás realmente enamorado de ella.

Siwon suspiró. Vio en los ojos de su madre genuina sinceridad. Solo pudo atinar a abrazarlar.

—Madre. . . En este momento solo sé que estoy loco por esa mujer.— se apartó de ella un poco para mirar sus ojos muy parecidos a los suyos, le sonrió de manera confortable y se fue.

Gracias a Dios Siwon había retrasado el día en que pediría su mano diciendo que no había encontrado un anillo de compromiso perfecto para ella. Que excusa más tonta, si todo eso del compromiso era una farsa daba igual que comprara cualquier anillo, el más barato de la joyería, que más daba.  Lo cierto era que a él también le costaba el hecho de sentirse atado a alguien aún que fuera solo un juego.

Siwon había enviado a su asistente Mike en busca de un joyero, el mejor de Seúl. Él hombre hacia un trabajo totalmente orfebre y le encantó las muestras que le enviaron, también le había dicho que era capaz de realizar cualquier diseño que él tuviera en mente.  Desde entonces se pasó esas noches sin dormir, pensando en como le gustaría a Claudia. Hacia dibujos sin cesar pero no quedaba conforme. Decidió que debía conocerla un poco más. Llevarla a una cita. Era obvio que tendría que secuestrarla por qué ella no iría con él por su propio pie y el mayor obstáculo sería Donghae, el tipo no se le despegaba ni un minuto del día. Por eso necesitaría la ayuda de su hermana.

Esa mañana Jiwon ingresó a su oficina como una ráfaga de viento cálido en los inicios de diciembre, tomándola por sorpresa.

—Jiwon ¿Qué haces aquí?
—Si la montaña no viene a Mahoma. . .

Donghae se puso de pie apenas la vio, fue entonces que Claudia se dió que ellos no había sido presentados.

—Donghae —el chico dirigió la vista hacia ella— ella es mi amiga de la infancia, Jiwon.

Donghae tomo la mano menuda de su amiga y está sonrió tontamente al ver lo guapo que este era.

—Es un placer —dijo el cortésmente.
—Al contrario.— murmuró Jiwon— sin querer retiro la mano para juntarlas al frente y luego decir— he venido para llevarte a comer.
—¿Qué? —tomo a Claudia distraída.
—¿Ustedes comen o no?
Donghae sonrió.
—Claro que comemos.
—Que les gustaría, solo digan y yo los llevo.
—¡Chuletas de cerdo! —expreso Claudia de manera alegré.
—Bien, vamos entonces.

Fue la mejor tarde que pasó en compañía de sus dos mejores amigos. Rieron y conversaron, Donghae compartió anécdotas con Jiwon, parecía que habían hecho buena química. Pero estaba tan cansada que no podía seguirles el ritmo. Algo adormilada con dos cervezas encima se disculpó con ellos.
—Necesito ir a casa.
—¿Cómo? ¿Tan pronto? —se quejo su amiga.
—Hemos trabajado toda la semana hasta muy tarde además de que Claudia no tolera mucho el alcohol.
—Está bien, está bien. Entiendo.— replicó Jiwon.
—Pero ustedes pueden seguir, no se detenga por mi.
—¿De verdad? ¿Vamos a un club? —preguntó Jiwon a Donghae entusiasmada.

Donghae no había asistido a un club desde que llegó a Seúl.
—¿De verdad estarás bien?
—Por supuesto, ve, vete.

Acto seguido estaba en un auto de alquiler rumbo a la casa de sus padres.

Se preparaba para darse un baño cuando su móvil timbró, el nombre de Siwon apareció en la pantalla. Dejó el aparato de nuevo sobre el taburete e ingreso al cuarto de baño. Necesitaba relajarse y Siwon era como una descarga eléctrica a todo su sistema.

—Sabía que no me respondería. Tendré que ir por ella.— a Siwon se le tensaba la mandíbula cada que ella le hacía eso. Nunca tenía que rogarle a nadie, pero Claudia. . . Lo hacía desesperar.

Salió del edificio en su auto y se dirigió a la zona residencial donde estaba ubicada la casa de los padres de Claudia, mientras seguía insistiendo.

Claudia salió del cuarto de baño envuelta en la bata. Reviso su móvil. Cinco llamadas perdidas y un mensaje de Siwon.

Vamos a cenar, te espero fuera de tu casa.

Eso sin duda le dió un poco de miedo. Las ventanas de su habitación no daban a la calle sino a la vista de la ciudad.

¿Porqué creía que iba a salir con él?

Ya es demasiado tarde para ir a cenar. —contesto.

Si era necesario que el fuera y tocará el timbre de la casa para que esa mujer obstinada saliera con él, entonces lo haría.

¿Crees que sea necesario llamar a la puerta para que salgan tus padres?

Definitivamente necesitaba vivir en otro lado. No quería importunar a sus padre que seguramente ya estarían descansando.

Eres un patán.

Sin más remedio, busco ropa cómoda: jeans, convers, camiseta blanca y sudadera. Se recogió el cabello en una coleta sobre la nuca, un poco de brillo a sus labios y máscara de pestañas. Su impertinencia no merecía más.

Al abrir la puerta de la calle, él estaba allí, recargado contra su auto, con los pies cruzados, jugando a algo en su teléfono. Traía puestos jeans negros, una camisa a cuadros negros y grises muy oscuros, chamarra de piel tipo rockera y botines negros. Se sorprendió al verlo, casi siempre lo veía vestido de manera muy formal, trajes completos, camisas claras y corbatas, pero ahora.
Debía saber el efecto que provocaría en ella.

En cuanto la vio se recompuso.
—¿Estás lista? —ella asintió de manera tímida. Acaso, ¿Se sentía intimidada por él? No, era imposible. Debía ser la apariencia que le presentaba. No era el cuadro de la mujer fatal sino, el de una joven dulce y fresca, con esa cara hermosa sin maquillaje de más, las puntas de su cabello humedecián la sudadera azul marino con flores rosas bordadas en las mangas. Demasiado hermosa, demasiado encantadora, demasiado sexy. El deseo insatisfecho de nuevo presente, punzante, quemándolo. Pero se había decidido por conocerla un poco más y descubrir todas las dudas que le carcomían el pensamiento.

 Pero se había decidido por conocerla un poco más y descubrir todas las dudas que le carcomían el pensamiento

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