Jake
Cuando llegué a casa, papá estaba esperándome sentado en su sillón favorito en la sala. Sus ojos azul profundo se posaron sobre mí al dar un paso dentro de la habitación. Dejó el puro que estaba fumando en el cenicero que estaba en la mesa de centro.—¿Ocurre algo? —pregunté con voz temblorosa a pesar de mi esfuerzo porque no fuera así.
—Faltaste a tus últimas clases —dijo con voz profunda, apretando su mandíbula.
—Caleb tuvo un accidente —le dije, aunque de antemano sabía que él ya estaba al tanto de eso —. Nick y yo lo llevamos a su casa y nos quedamos hablando cosas con el resto del círculo.
—El maldito círculo —dijo, golpeando las palmas de sus manos contra la mesa de centro, tirando el cenicero —. ¡Siempre tiene que ser el puto círculo!
Papá no era una bruja como nosotros, sino que se casó con una: mi madre. Y no solo se casó con ella, sino que tomó su apellido, como todos aquellos hombres que se casan con una mujer del círculo para preservar el apellido de los Fundadores. Pero al casarse con una mujer del círculo no solo te casas con ella, también con sus compañeros y sus secretos.
Papá nunca había estado de acuerdo con nuestra forma de vida. Con nuestra secta, como él llamaba al círculo. Pero de verdad amaba a mi madre y dedicó su vida a ella hasta que murió en el trágico incendio de aquel Astillero, junto a varios miembros de su círculo.
—Papá —le dije, mientras sacaba las manos de los bolsillos de mi chamarra —, tú sabes que el círculo es primero.
Papá resopló y recogió el cenicero con el puro, y los colocó de nuevo en la mesa de centro. Se había vuelto un hombre amargado, atrapado en un pueblo lleno de secretos y mentiras, con un trabajo que odiaba y lidiando con dos hijos que no supo cómo criar. Debo reconocer que Luke y yo no fuimos unos hijos con los que fue fácil lidiar, pero su actitud violenta contra nosotros solo empeoró las cosas y fue una de las razones por las que Luke huyó apenas cumplió los dieciocho años. Entonces fui yo quien recibió toda la furia y frustración de mi padre. Papá se levantó de su asiento y se dirigió hacia mí, con toda su fina y atemorizante estampa.
—La magia no va a darte de comer —dijo, podía sentir su respiración golpeando mi rostro —. Para eso tienes que estudiar y hacer una carrera —hizo una pausa para mirarme, casi con desprecio —. No quiero saber que el círculo está interfiriendo con tus estudios, ¿entendido?
—Sí, señor —dije de nuevo, con voz temblorosa.
—Bien —dijo, acomodándome el cuello de la chamarra.
Se encaminó hacia las escaleras.
—Voy a salir esta noche —advertí.
—No quiero que llegues tarde —dijo.
—Me quedaré a dormir en casa de Caleb —le anuncié.
—Bien —subió las escaleras sin decir nada más.
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Los hijos de Ipswich y el séptimo hijo
ФэнтезиLa historia sigue a seis amigos que son descendientes de familias de poderosos brujos, quiénes están muy cerca de alcanzar el punto máximo de su poder, cuando una poderosa entidad llega al pequeño pueblo en el que viven para intentar separarlos y ad...