Caleb
El Oscuro desapareció, y Nick y Faye se acercaron a nosotros a toda prisa.—Están bien —preguntó Faye, preocupada.
—Sí —respondí y ayudé a Jake a incorporarse.
Sarah y Diana llegaron Chase a rastras.
—Miren lo que encontramos —dijo Sarah.
—Hijo de perra —dijo Jake.
—Hay que llevarlo adentro —ordené.
Nick y yo cargamos a Chase hasta el interior de la bodega de los Ancianos. Lo atamos a una de las sillas. Sarah y Diana lo habían dejado inconsciente con un hechizo aturdidor. Los seis lo mirábamos impacientes. No parecía una mala persona, pero todas las pruebas apuntaban en su contra, e incluso, el abuelo de Faye creía que él era la pista para poder derrotar al Oscuro.
—Deberíamos matarlo ahora mismo —sugirió Sarah, de repente.
—Estoy de acuerdo —replicó Jake —. Así acabaríamos con el Oscuro de una vez por todas.
—Chicos, no nos apresuremos —apuntó Diana —. Matar a Chase no detendrá al Oscuro —nos dijo —. Solo buscaría a alguien más que lo controle.
—Diana tiene razón —intervine —. Además, necesitamos saber por qué está haciendo todo esto, cuando pudo llegar y reclamar su derecho legítimo en paz.
—Esta alimaña está loca —dijo Jake, tomó un cubo de agua sucia y la arrojó directo a Chase.
El chapuzón hizo despertar violentamente a Chase, luchando por sacar el agua apestosa de su boca y orificios nasales. Tomó una gran bocanada de aire e intentó incorporarse, solo para darse cuenta de que estaba atado a la silla.
—Esto apesta —masculló entre arcadas.
—No tanto como tus mentiras, pedazo de mierda —respondió Jake —. Ya sabemos quién eres realmente.
—¿De qué están hablando? —preguntó Chase, confundido —¿Por qué me tienen amarrado como a un cerdo?
—Porque eso es lo que eres —apuntó Jake.
—Sabemos que eres descendiente de la séptima familia fundadora de este pueblo —le dijo Nick —. Tu llegada al pueblo no fue tan fortuita como dijiste, ¿no es así? —lo encaró —¿Cómo fuiste capaz de invocar al Oscuro tú solo?
—A ver —dijo Chase —. No sé de qué me están hablando —hizo una pausa —. Sí, soy descendiente de la familia Armstrong, pero nunca supe nada de lo que conlleva ser una bruja hasta que cumplí los dieciocho años —nos miró —. Jamás supe que era uno de ustedes.
—¿Por eso mataste a tus padres adoptivos? —inquirió Jake —¿Por qué descubriste que te mintieron toda tu vida?
—No —se apresuró a responder —. Yo amaba a mis padres —aseguró con la voz rota y las lágrimas apunto de desbordar de sus ojos—, lo que pasó fue un accidente. No supe lo que pasó, de pronto, toda esa energía se concentró en mí y —hizo una pausa —… nunca fue mi intención hacerles daño —sus lágrimas por fin desbordaron y recorrieron su rostro.
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Los hijos de Ipswich y el séptimo hijo
FantasyLa historia sigue a seis amigos que son descendientes de familias de poderosos brujos, quiénes están muy cerca de alcanzar el punto máximo de su poder, cuando una poderosa entidad llega al pequeño pueblo en el que viven para intentar separarlos y ad...