La historia sigue a seis amigos que son descendientes de familias de poderosos brujos, quiénes están muy cerca de alcanzar el punto máximo de su poder, cuando una poderosa entidad llega al pequeño pueblo en el que viven para intentar separarlos y ad...
Corrimos hasta el auto de Kate. Chase subió a la parte de atrás y yo tomé el asiento de copiloto. Nick se plantó por un lado. Se notaba preocupado, pero no podía estar completamente segura de que fuera por mí.
—Conduzcan con cuidado —le pidió a Kate.
Kate asintió y dirigió su mirada hacia Caleb, que estaba parado a un lado de ella.
—Fue una buena velada —le dijo —, espero que la podamos repetir pronto.
Caleb sonrió discretamente y luego dirigió su mirada hacia Nick, y luego hacia a mí, y de vuelta a Kate.
—Por supuesto —dijo después de unos segundos.
Kate encendió el auto y Nick y Caleb volvieron al lado de Faye, Diana, Sarah y Jake, que estaban listos para abordar la camioneta de Nick.
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—Gracias por el aventón —dijo Chase una vez que lo dejamos afuera de su casa.
—Fue un placer —dijo Kate.
—Vayan con cuidado —dijo, alzando una mano para despedirse.
Kate y yo le devolvimos el gesto, y ella puso el auto en marcha.
—¿Qué te han parecido mis amigos? —le pregunté, con una gran sonrisa en el rostro, como cuando emparejas a dos personas y resulta que estaban hechas el uno para el otro.
—No lo sé —dijo —, todo ese aire de los Hijos de Ipswich es bastante creepy —hizo una pausa al ver que comenzaba a enfadarme —. No me lo tomes a mal, son buena onda, pero creo que cargan ese peso de ser los descendientes de las familias fundadoras.
—Puede que tengas razón —admití —. Hay veces en las que todos esperan… Esperamos —recompuse —demasiado de ellos solo por ser quienes son —la miré.
—¿Qué ocurre? —Kate quiso saber.
—Vi cómo llegaste con Caleb, tomados de la mano y todo —dije, una sonrisita traviesa se dibujó en su rostro.
—No es lo que tú piensas —dijo, sonrojada —. Estuvimos platicando en el bosque y, de la nada, me tomó de la mano y nos echamos a correr.
—Lo mismo hizo Nick —dije.
—Cuando llegamos, todos sus amigos se miraban de forma extraña —apuntó ella.
—Los Hijos siempre han sido un poco extraños —dije, más relajada.
Kate se estacionó frente a la cochera de la casa bloqueando la entrada al auto de papá.
