Capítulo 14

561 20 3
                                    

Cansados de correr en círculos para calentarnos, deciden ir a la playa aunque yo rechisto. Estoy demasiado cansada como para llegar corriendo a la playa. Ellos no entienden que yo soy una chica la cuál no le gusta mucho hacer ejercicio. Como mucho correr y aún así me canso pero a ellos les da igual lo que piense o no.

–Pues vete para casa, ¿que quieres que te diga? –me dice Dylan lo mas vacilante posible. Odio esa actitud.

Me paro en seco ante las palabras que acaba de decir. ¿Este tío quién se piensa que és?

–Pero tu de que vas, ¿imbécil? –le digo medio gritando y poniéndole cara de asco. Realmente es lo que siento por él ahora mismo. Asco por su actitud de inmaduro.

–Podrías dejar de quejarte. Por una vez que quedo con Jake para conocernos...

–Para tu información había quedado YO con Jake –digo exagerando la palabra ''yo'' mientras le apunto con el dedo–, y encima tienes el morro de acoplarte con nosotros. Tienes un morro impresionante. No sé como lo haces pero siempre consigues enfadarme por tu estúpida actitud. –Me pongo roja a más no poder de la fúria que tengo y noto como las venas de mi cuello comienzan a hincharse.

–Claudi tranquilízate, ¿vale? –Jake me dice calmado.

–NO ME DIGAS QUE ME CALME, JODER. ¡NO ME QUIERO CALMAR! –chillo histérica al sentirme impotente.

Los dos se me quedan mirándo, serios, sin apenas expresión y entonces yo, empiezo a sentirme avergonzada ante la actitud que había demostrado. Empiezo a calmarme cuando Dylan vuelve a decir algo.

–Será mejor que te acompañemos a casa, así descansas.

–Mira Dylan, te voy a ser sincera. Hay veces que pienso que eres una de las mejores personas que he conocido, simpático y de confianza pero es que las otras veces, me entran unas ganas de pegarte un puñetazo en toda la cara... que no te imaginas. –Suspiro al acabar la frase.

–Ah, ¿si? ¿Pues sabes lo que pienso de ti? Que eres una pesada de mierda en cuanto alguien te lleva la contraria, porque claro, la señorita Claudia siempre tiene que tener razón y hay que hacer lo que ella diga si no quieres que te pegue un puñetazo. 

–Eso no es así, Dylan –digo con la voz más suave, al sentirme débil por sus palabras.

–Sí, lo és. No entiendo por que te pones así, de repente –Dyñan eleva las manos.

–¿De repente? Me acabas de decir que me vaya a casa. En primer lugar, te tendrías que haber ido tú porque no estabas invitado. Y en segundo lugar podrías haber pensado otro sitio para ir ya que estoy realmente cansada y te ha importado una mierda porque solo piensas en tí. 

Jake se limita a mirar sin decir nada.

–No me ha importado una mierda. Simplemente he dicho que te fueras a casa si tan cansada estabas. No creo que te apetezca correr más sea cual sea el sitio, ¿no?

–¿Y por qué hay que correr? Podemos hacer otra cosa –me pongo de brazos cruzados.

–Pues di lo que quieras hacer –Dylan se frota el lado de su cuello.

–Querer quiero hacer muchas cosas, pero no contigo.

–No entiendo nada Claudia. Vete a la mierda tu y tus pensamientos.

–Podemos ser muy buenos amigos, pero no permitiré que hables así de ella en frente mío –Jake pone su mano en mi hombro.

–Está bien. Lo siento, tío.

Jake asiente y yo me lo quedo mirando con decepción, al pensar lo equivocada que estaba de pensar que podría cambiar de actitud.

–Me voy a casa, Jake.

Me gusta simular que no te miroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora