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7:30am, Lunes


El sol entró por las ventanas iluminando los pasillos de la enorme casa.

La señora Park se levantó como cada mañana a preparar el desayuno para sus hijos y esposo.

Tocó en la puerta de la habitación de Jimmy. Unos minutos después, el jóven de cabellera rosa salía frotándose los ojos y bostezando.

La mujer se asomó al interior y se aseguró de que todo estuviera en orden y así fue. El jóven era muy limpio y ordenado.

-Date prisa o vas a llegar tarde al colegio.

-Si mamá ya se.— rodó los ojos y salió para caminar al baño y ducharse.


8:30pm, Martes

.

La señora Park se levantó del sillón donde veía la televisión y caminó hacia la cocina, al día siguiente ella y su esposo saldrían a un viaje de negocios, pero le preocupaba demasiado dejar a sus hijos solos y más sabiendo que ambos tenían ciertos problemas, uno de ellos tenía un trastorno y su conducta podría ser impredecible.

La mujer estaba inmersa en sus pensamientos​ cuando el timbre de la casa sonó, logrando asustarla y haciéndola tirar el té de las tazas que llevaba en las manos.

-Maldición- murmuró y dejó las tazas sobre la mesa para luego secar sus manos y correr a la puerta a atender.

-Buenas noches.- dijeron al unísono tres jóvenes, había uno de cabello rojizo, otro peli negro, un chico con cabello anaranjado y otro castaño.

-Oh, buenas tardes... ¿Ustedes son los jóvenes que contraté?

-Así es señora, mi nombre es Kim SeokJin, espero que no le moleste el que haya traído a mis hermanos, ellos también ayudarán con los quehaceres y no es necesario que les pague.- Los menores hicieron una leve reverencia.- Él es Kim Taehyung.- presentó al jóven de cabello anaranjado.- Y él es Kim Jungkook.

-Oh... Claro que no me molesta.— dijo la mujer encantada, parecían unos buenos muchachos. Su mirada se dirigió hacia el jóven peli negro de piel pálida que se mantenía con los brazos cruzados y el rostro serio.— Tú debes ser Min Yoongi, el profesor particular.

-Si, soy yo, un placer.

El jóven peli negro suspiró y frunció los labios, no tenía muchas ganas de estar ahí pero necesitaba el dinero.

La mujer los invitó a entrar y éstos miraron con asombro la elegancia de la casa.

Los ojos de SeokJin se posaron en las escaleras, donde un jóven de cabello rosa corrió hacia arriba.

La mujer se dió cuenta de ello y soltó un suspiro.

-¡JiJi, ven aquí!.— gritó.

Unos minutos después, el jovencito bajó inflando sus mejillas rellenas, sus pequeñas manos se ocultaban bajo el enorme suéter azul pastel que llevaba puesto.

-¿Quiénes son?.- preguntó observando a los extraños.

-Son las personas que los cuidarán cuando papá y yo nos vayamos... El jóven Min, será quién le de clases a tu hermano.

Jimmy sonrió de forma escalofriante y les recorrió a cada uno con la mirada.

-¿Quiere saber lo que le pasó al último profesor particular?.— preguntó mirando a Yoongi.- Está enterrado en el cementerio... Le deseo suerte... La va a necesitar.

-¡Jimmy, basta!- gritó la mujer apretándose el puente de la nariz.- Disculpen a mi hijo... Él es... Bueno... Es algo complicado, espero de verdad que no se arrepientan de estar aquí.

-Yo creo que es lindo.— habló Taehyung sonrojado hasta las orejas.

El peli rosa levantó una ceja y sonrió antes de guiñarle un ojo, segundos después volvió a desaparecer en las escaleras.

La mujer los guió hacia la planta de arriba y de ahí a una habitación, la de JiMin.

Al entrar, vieron a un jovencito de cabello rubio sentado en la cama con un libro en manos. Les dirigió la mirada y se dieron cuenta de inmediato que era idéntico al otro chico, unos gemelos

Pero a pesar de eso, la mirada de JiMin estaba llena de inocencia, su rostro parecía el de un ángel con un alma completamente pura.

-Hola.- les saludó sonriendo y logrando que sus ojitos se hicieran dos medias lunas.- Mi nombre es Park JiMin y será un honor tenerles en casa.

Los cuatro chicos le sonrieron gustosos, él parecía más amigable que su hermano, además era muy tierno.

-Bueno... Quiero comentarles algo acerca de JiMin. Él, bueno...

-Mamá... Mejor ayúdame y ellos lo enteran mejor.

La señora Park asintió y caminó hacia el otro lado de la cama, arrastró una silla de ruedas y la dejó frente a los chicos. Éstos lo comprendieron al instante y vieron a JiMin destapar sus piernas, eran tan pálidas y bellas, sin embargo tuvo que moverlas con sus manos y con ayuda de su madre al fin pudo sentarse sobre la silla. Empezó a moverla en dirección a los jóvenes y les extendió la mano.

-Espero que nos llevemos bien.

Todos le correspondieron al saludo y se enternecieron con la lindura de aquel pequeño chico.

-Estoy seguro de que así será...

Mala CompañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora