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En cuanto Hyunjin aparca, Jisung nos deja solos. Recorre el aparcamiento rápidamente y saluda con la mano a varias personas. Se junta con una chica cuyo nombre ignoro. Las dos se ponen a charlar como si se conocieran de toda la vida. Hyunjin y yo nos quedamos en silencio. Desde nuestra plaza, al fondo del aparcamiento, vemos cómo los demás coches pasan veloces ante nosotros, en busca de mejores sitios, cerca de la puerta. Solo se me ocurre una razón por la que Hyunjin ha aparcado tan lejos: para que nadie pueda vernos. En lo hondo de mi garganta se forma una carcajada amarga, aunque me la trago. Supongo que Hyunjin no está tan preparado como cree para enfrentarse al mundo conmigo al lado. Abrazo mis libros contra el pecho, dando golpecitos en el suelo del coche con los pies. -Será mejor que entremos -dice. Yo asiento con la cabeza y él apaga el motor-. ¿Cuál es tu primera clase? -¿Por qué? Me lanza una mirada divertida. -Jeongin - empieza, pronunciando mi nombre en voz baja, casi riéndose-, ¿es que no has oído ni una palabra de lo que he dicho? ¿Creías que estaba bromeando? -Quizá. Sí. Resulta curioso cómo las dudas pueden hacer que no veas lo que tienes delante, tan claro como el día-. Voy a acompañarte a clase -anuncia como si fuera algo obvio. Me recuerdo a mí mismo que esto es lo que quiero. Acercarme a él, explorar esa extraña conexión que hay entre nosotros. Averiguar todo lo que pueda sobre otras manadas. Debería bastar con unas cuantas preguntas sutiles. Y luego, cuando tenga las respuestas, moveré ficha: romperé con todo y huiré, aunque mi ánimo decae un poco ante la idea de abandonar a Hyunjin para siempre. - ¿Te parece bien? -me pregunta. Desvío la mirada hacia su rostro y, durante un momento, creo que está preguntándome por mis planes. «¿Me parece bien utilizar a Hyunjin?», pienso. Noto un mal sabor de boca y parpadeo, sacudiendo la cabeza, intentando reflexionar. Si se tratara solo de lo que obtengo estando con él, entonces imagino que me parecería bien. Pero no se trata de eso. No es solo que Hyunjin mantenga vivo mi núcleo vital. Bueno, una gran parte es eso, pero también es más. Es que Hyunjin me vio en mi forma draki y me juzgó precioso, valioso, algo - alguien- que valía la pena salvar. Eso siempre estará ahí, marcado profundamente, grabado para siempre en mí. Eso es lo que me atrae hacia él, lo que siempre me atraerá. La piel del asiento de Hyunjin chirría cuando él se mueve. -Lo que yo siento por ti, Jeongin…, sé que tú también lo sientes. -Se queda mirándome tan descarnadamente que solo puedo asentir con la cabeza, dándole la razón. Por supuesto que lo siento. -Así es -admito, pero no comprendo a Hyunjin. No entiendo por qué él tiene que sentir eso por mí. ¿Qué le ofrezco yo? ¿Por qué me salvó aquel día en las montañas? ¿Y por qué me persigue ahora, cuando ningun chico o chica había despertado su interés? -Bueno, entonces, ¿qué tal una cita? -sugiere. -¿Una cita? -repito, como si jamás hubiera oído esa palabra. -Sí, una cita de verdad. Esta noche. Deberíamos haberlo hecho mucho antes. -Su sonrisa se intensifica, marcando dos profundos surcos a los lados de sus mejillas-. Cena. Cine. Palomitas. -Sí - me oigo decir, pues durante un momento me olvido de que no soy un doncel común y corriente, de que él no es un chico común y corriente. Por primera vez entiendo a Jisung y el atractivo de la normalidad-. Sí. Me sienta bien decirlo, fingir, olvidar que hay una razón oculta por la que necesito salir con él. Una razón que va a separarnos para siempre. «Idiota… ¿Pensabas que podrías tener un futuro con él? Mamá está en lo cierto. Es hora de que crezcas». Hyunjin sonríe, y luego desaparece. Durante un segundo me quedo confundido y entonces él aparece junto a mi puerta, que abre para ayudarme a salir. Atravesamos juntos el aparcamiento. Uno al lado del otro. Damos solo unos pocos pasos antes de que él deslice su mano alrededor de la mía. Al acercarnos al edificio principal, veo a varios estudiantes reunidos alrededor del asta de la bandera. Jisung está con su grupo habitual, con IU a la cabeza. Yo intento liberar la mano, pero los dedos de Hyunjin se cierran más sobre los míos. Le lanzo una mirada y veo la resolución en sus ojos. - Cobarde -me espeta. -¿Ah, sí? -replico con tono ultrajado, de indignación, así que me detengo y me giro para encararme a Hyunjin. Siento que algo se mueve en mi interior, cede y se desploma, queda libre y me impulsa. Poniéndome de puntillas, atraigo su cara hacia la mía y lo beso. Justo ahí, delante del instituto. Qué atrevido y estúpido… Reclamo mi derecho sobre él como si tuviera que demostrar algo, como un draki ante la manada en una ceremonia de enlace. Pero enseguida me olvido de mi público, pues empiezo a notar que mis pulmones se estrechan y contraen y que mi piel resplandece. No es el acto más inteligente de mi vida, desde luego, y consciente de ello, me separo antes de que sea demasiado tarde. Siento el vapor de mi respiración y aprieto los labios. Dilato las ventanas de la nariz, y el calor escapa por ahí. Me paso la yema de los dedos por la cara, comprobando el estado de mi piel. - Hola, Hyunjin. Jeongin… -nos saluda Jackson, que pasa a nuestro lado, con una cara extrañamente pacífica y sus oscuros ojos entornados, vacíos, desalmados. Hyunjin se pone tenso. Vuelvo a ver ese músculo que le acentúa la mandíbula. Chanyeol es menos sutil que su hermano; junto a él, parece un simio corpulento que nos mira boquiabierto. Hyunjin observa cómo se marchan con ojos duros y entonces suena el primer timbre. -Vamos a llegar tarde - comenta. Lanzo una ojeada a la entrada principal y veo que todo el mundo se pone en marcha. Los cuerpos cruzan en tropel las puertas dobles. Jisung me hace un gesto con la cabeza y se une a la masa de estudiantes. Se van todos menos uno. IU sigue ahí, frunciendo sus relucientes labios, lanzándome una mirada asesina. Yo aparto la vista y la dirijo de nuevo a Hyunjin. Él no está mirando a IU. Sus ojos están fijos en mí. Asintiendo como si estuviera contestándose una pregunta silenciosa, Hyunjin vuelve a cogerme de la mano, y yo me olvido de  IU. Hyuna me alcanza en el pasillo antes de séptima hora. -¿Dónde está tu novio? -bromea de nuevo. Lleva todo el día tomándome el pelo. Desde que Hyunjin me ha acompañado hasta nuestra mesa del almuerzo antes de irse a su clase. -No lo sé. Miro el concurrido pasillo. Hasta ahora, Hyunjin ha estado esperándome a la puerta de mis clases cada vez que sonaba el timbre. No tengo ni idea de cómo llega tan deprisa, pero no voy a quejarme. Abrirme paso por el abarrotado pasillo resulta mucho más fácil con él al lado. Supongo que eso es lo que Hyunjin le hace a mi draki. Me fortalece. Hace que todo lo demás se esfume… -Rápido, vamos al servicio antes de clase -dice Hyuna, y la sigo hasta el cuarto de baño que hay cerca de nuestra sala de estudio. Mientras espero, ella habla desde su cubículo-. Esta noche voy a ir a un concierto con Xiumin, por si quieres venir… - Tengo planes. - Déjame adivinarlo: Hyunjin. Una chica sale del servicio y entonces nos quedamos las dos solas. Suena el timbre de aviso y el ruido que los estudiantes hacen fuera se reduce a un leve murmullo. Hyuna termina y va al lavabo. -Será mejor que nos demos prisa -digo, y justo en ese momento se abre la puerta del servicio y entonces ya no estamos solas. Entra IU con otras cuatro chicas, su tropa habitual. Ninguna de ellas sonríe. Todas exhiben la misma expresión, y no puedo evitar pensar que parecen iguales. Labios con brillo. Sombra de ojos oscura. Cabello perfectamente planchado. Hyuna cierra el grifo. Sacudiéndose las manos, se da la vuelta y evalúa con la mirada al grupo de chicas que bloquea la puerta. Yo suspiro, extrañamente impasible. Sé por qué están aquí… Supongo que esto tenía que suceder más pronto o más tarde. Lo único que lamento es que Hyuna tenga que verse involucrada. Suena el último timbre. Fuera, el pasillo enmudece y Hyuna y yo nos vemos envueltas en un silencio repentino y sepulcral, con un grupo de chicas decididas a ponerme en mi lugar.

🔥Alma de Fuego🔥 [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora