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De inmediato quedan enganchados en una gran maraña de extremidades que se debaten. Resoplidos. Insultos. Piel desgarrada. Los choques de un cuerpo contra otro llenan el aire.
-¡Parad! ¡Parad! -grito, dando saltos para esquivarlos. Ellos dos ruedan por el suelo, retorciéndose. Guijarros y piedras se sueltan y descienden por la pendiente, perdiéndose en la codiciosa y ávida oscuridad.
-¡Jeongin! -grita Jisung, que aparece a mi lado. Y Jackson, junto a el. Afortunadamente, el resto del grupo sigue perdido en su pequeño mundo de fiestas, en la distancia, ignorantes de la pelea-. ¿Ese es Siwon? Yo asiento, muy nervioso.
-¿Quién es Siwon? -pregunta Jackson. Hyunjin se retuerce, se alza por encima de Siwon y le propina un puñetazo en toda la cara. Yo me sobresalto al oír el crujido de hueso contra hueso. Noto el sabor a cobre de la sangre entre los dientes, y me doy cuenta de que me he mordido un labio. Siwon ríe fríamente, tocándose la sangre que le brota de la nariz. Y algo murmura en mi cerebro: «Hyunjin no debería ser más fuerte que Siwon». Siwon es el draki más fuerte que conozco. Es un ónix inagotable. Jisung me rodea con un brazo: todo lo sucedido entre nosotros está olvidado.
-Jisung -susurro, agarrándome a el.
-Tranquilo. Estoy aquí. Y yo me siento fatal; me invade un intenso arrepentimiento. Debería habérselo contado. Debería habérselo contado todo. Usando los pies, Siwon se libra de Hyunjin empujándolo con todas sus fuerzas. Con toda la fuerza de un draki. Hyunjin aterriza de costado, con la cara crispada. Siwon salta en el aire tras él y se enzarzan de nuevo. Ruedan juntos, bajando por la ladera. Yo grito al ver que siguen rodando, cobrando velocidad, mientras no dejan de propinarse puñetazos. Y entonces Hyunjin debe de advertir qué está pasando, pues deja de pelear y clava los dedos en el suelo para agarrarse. La tierra roja se suelta. Hyunjin se queda con las manos vacías, aferrando el aire. Todo ocurre muy rápidamente. Veo la cara de Hyunjin; sus ojos desorbitados; la boca, helada en un grito; el sonido de piedras que se deslizan veloces. Me separo de Jisung y corro hacia él, aunque me detengo justo antes de que la pendiente se vuelva demasiado pronunciada. Con el corazón en la garganta, veo cómo Siwon y Hyunjin desaparecen de la vista; son una mancha difusa que resbala por la cuesta rocosa.
-¡Hyunjin! Me arriesgo a correr un poco más, y freno en seco ante un repentino precipicio, por donde Hyunjin ha desaparecido. Ha caído de la roca a la expectante oscuridad. Durante una fracción de segundo no se oye ningún sonido, excepto el martilleo de la música a mis espaldas. En la lejana cuenca del desierto que hay más abajo, oigo unos escalofriantes golpazos; con cada uno de ellos me encojo, languidezco y muero por dentro. Hyunjin ha llegado al fondo. Sé que no se trata de Siwon. Siwon no caería. Mis dedos se doblan, se cierran, formando unos puños apretados y blancos. Giro en redondo y siento cómo el corazón se me contrae en el pecho. Siento dolor, angustia, tantas cosas que no puedo respirar. Por las mejillas me bajan lágrimas silenciosas. Jisung niega con la cabeza, con ojos feroces, casi tan desorbitados como los de Hyunjin en ese último instante. Recupero el aliento. El aire me brota entre los labios…, humo denso y caliente. En un instante lo asimilo todo: la expresión conmocionada de Jisung. La cara pálida de Jackson, y sus ojos, tan oscuros como la noche que nos rodea. Tinta negra. Estanques insondables. Jackaon me observa. Ve el humo que me sale por la boca. Y a mí no me importa. Soy un estúpido, posiblemente, pero no puedo impedirlo. Y Jisung lo sabe. Se abalanza hacia mí estirando las manos, como si pudiera cogerme, tocarme, detener lo que va a pasar. Detenerme.
-¡Jeongin, no!
Y, entonces, sucede de inmediato. Antes de que sea consciente, mis extremidades se ponen en posición, aflojándose y alargándose para el vuelo. En mi nariz brotan varios puentes, temblando y contrayéndose. Las pequeñas mangas de mi blusa me resbalan por los brazos y caen al suelo con un suspiro quebrado. Mis alas se despliegan, batiendo detrás de mí. Alzo mi cara de rasgos afilados y preparo mis piernas. Extiendo los brazos. Mientras me elevo en el aire, mi piel centellea como la luz del fuego en la noche. Y luego desciendo, volando en la oscuridad hacia Hyunjin con una batida de mis alas desplegadas.

El instinto hace su trabajo y mi visión se adapta a la oscuridad. Un aire cálido me envuelve mientras me muevo en medio de la noche. Nado en él sin pensar en su falta de consistencia. Está tan caliente y seco que crepita alrededor de mi cuerpo como electricidad. Noto el sabor del miedo en la boca, amargo y metálico, pero no siento miedo por mí mismo. Ni siquiera pienso en lo que he hecho. Solo una palabra rebota dentro de mi cabeza. Un nombre. Hyunjin. Ya pensaré más tarde en las consecuencias de haberme manifestado delante de Jackson. Ahora no. Todavía no. Luego. Cuando encuentre a Hyunjin. Vivo. Entonces, juntos, buscaremos una solución. Aterrizo al pie de la colina, toco suelo, y no veo nada. Ni rastro de Hyunjin. Me elevo en el aire de nuevo. Mucho más arriba, en la cima de Big Rock, la música suena distante. Inspecciono lentamente las matas de salvia y los cactus, agitando el aire cálido y seco con mis alas. Hyunjin debe de estar cerca. No ha podido marcharse volando, al contrario que Siwon. Miro por encima del hombro, pues Siwon también está cerca, acechando, andando por el aire, vigilando. No le gustará que me haya revelado delante de alguien. Sobre todo para salvar a un humano, un chico con el que me ha sorprendido besándome, ni más ni menos.
-¡Jeongin! -exclama entonces la voz de Hyunjin. Mi corazón da un brinco de alegría. Sigo el sonido de mi nombre y descubro a Hyunjin aferrado a un risco, con los bíceps flexionados, temblorosos por el esfuerzo. Tiene media cara cubierta de sangre. Le brota de un profundo corte en la ceja derecha. La sangre le entra en un ojo… muy hinchado. Lo que no sé es si está así por la caída o por Siwon. Me acerco más, alargo la mano hacia él, y entonces reparo en que algo no está bien. Hyunjin abre mucho su ojo bueno, y me ve como soy.
-¿Jeongin? -sisea. Está furioso. ¿Conmigo?-. ¿Qué demonios estás haciendo? Mi mirada está fija en la sangre que le cubre el rostro. La que brota de su ceja. Sangre de tonalidad morada… Un sollozo me abrasa el fondo de la garganta.
-¡Tienes sangre draki! -grito, y luego recuerdo que él no puede entender mi lengua gutural. Le paso una mano por la cara, y mis dedos rojizos y dorados quedan manchados con esa sangre. Los levanto para que los vea. Aferrándose a la vida y al risco, Hyunjin se queda mirando mi mano y luego suelta una maldición.
-¡Jeongin, lo siento! Quería contártelo. En su agitación, resbala, pierde agarre y cae. Yo me zambullo en el aire y lo atrapo con un resoplido. Hyunjin pesa. Resollando, yo intento que no caigamos los dos al suelo de golpe. Me cuesta respirar por el esfuerzo; me arde el aliento. Mis alas trabajan duro, haciendo todo lo que pueden para dejarnos en el suelo suavemente. La quemazón se vuelve más profunda, penetrando en los músculos de mi espalda. Y mientras tanto, yo solo puedo pensar:
«Hyunjin tiene sangre draki».
En cuanto aterrizamos, inspecciono su cuerpo, le paso las manos por todas partes, buscando heridas graves, incluso aunque yo mismo deseo hacerle daño. Sus ojos me devoran. Sonriendo con melancolía, Hyunjin levanta una mano hasta mi mejilla.
-Eres exactamente como te recordaba. Le suelto un gruñido, más que rabioso. ¿Cómo puede tener sangre draki? Pensaba que ya no teníamos más secretos… Acabo de saltar a un precipicio por él. Me he expuesto a Jackson. Ahora todo cobra sentido, un espantoso sentido. Nuestra conexión, por qué es tan buen rastreador, por qué se siente tan atraído hacia mí. Esa sensación de que ya nos conocíamos… De repente, ya nada parece real. Ni lo que tenemos…, lo que teníamos. Hyunjin sacude la cabeza y hace una mueca, como si le doliera el gesto.
-Por favor, Jeongin, no te enfades. Puedo explicártelo. Sucedió cuando caí enfermo. El cáncer… Me estaba muriendo. Mi padre me puso sangre draki. No me dio elección. Había perdido a mi madre y se negaba a perderme también a mí… Yo bajo la cabeza e intento contener mi ira, las emociones contradictorias. Sus palabras suenan como el zumbido de un motor lejano. Sopla una brisa que me levanta el pelo de los hombros… en una noche sin viento. Me giro de golpe, mientras una lengua de calor me asciende por el pecho. Suelto un aliento abrasador cuando desciende una figura lustrosa y negra, cuyas gigantescas alas iridiscentes centellean con luz morada. Siwon. Entonces advierto que no está solo. Lleva a Jisung tan pegado a sí que al principio no la había visto. No hasta que lo deja en el suelo. El se separa de Jisung poco a poco, tambaleándose, como si no pudiera alejarse de él, o al menos no lo bastante deprisa. Los ojos ámbar de mi hermano emiten un fuego furioso, pero me alegro de que Siwon haya vuelto a por el… Me alivia que no la haya dejado en lo alto de Big Rock con Jackson y los demás cazadores. Pero Siwon no está mirando a Jisung. Sus ojos negros purpúreos brillan amenazadores en la noche…, primero mirándome a mí, y luego a Hyunjin. El miedo me clava sus afilados colmillos, me atenaza, aunque yo hago caso omiso y me planto ante Hyunjin, procurando ocultarlo de la vista de Siwon.

🔥Alma de Fuego🔥 [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora