Uno

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Todo comenzó un sábado por la mañana.

Me había levantado sin pensar en el día que era. Me quedé en la cama viendo como a mi perro de 8 meses le faltaba poco tiempo para que ocupara todo el espacio de mi cama.

Pensé en bajar a buscar algo de comer cuando cuatro personas entraron de sorpresa a mi habitación.

-¡¡Feliz Cumpleaños, Melissa!!- gritaron al unísono mis hermanos, Ryan y Dylan mientras que mamá y papá iban hacia mí con una bandeja con comida.

Casi me caigo de la cama de un susto por culpa del estruendo que mis hermanos causaron. Luna, mi pastor alemán, se levantó de golpe de la cama y se fue corriendo. En ese momento pensé en lo parecida que era Luna de mi.

Por un momento pensé que estaban bromeando, pero luego recordé las fechas y hoy, 28 de febrero, era definitivamente mi cumpleaños.

Mis padres se habían sentado a mi lado luego de dejar la bandeja en mi escritorio, que era la única mesa lo suficientemente grande. Ambos me llenaron de abrazos y besos mientras me felicitaban, luego apareció Ryan, y me dió su conocido "abrazo de oso" diciendo que estoy vieja por cumplir catorce, para después que Dylan apareciera a mi lado y comenzara a hacer unos chistes sobre lo mismo. Lo único que el resto de nosotros hacía era reírse mientras escuchaba las tonterías de mis hermanos.

Luego de que los chistes y abrazos terminaron, todos salieron de mi habitación, excepto mamá.

-Cariño, no te preocupes por la fiesta, hoy la pasaremos increíble- dijo guiñando un ojo. Ella había intentado hace varios días invitar a algunas personas de mi escuela, le dije que no era necesario porque quería estar con mi familia, pero mas bien era porque estaba segura que no aceptarían, pues no me llevaba bien que digamos con ellos.

Al fin y al cabo, todos negaron.

Mi mamá insistió pero todos los padres de los chicos habían dicho cosas como "Lo que sucede es que él está enfermo" "Tiene mucha tarea" "Está castigado" y así.

Nadie pudo ir y así fue como toda la idea de la fiesta acabó.

Aunque eso no me quitó las ansias de que este día llegara, me levanté de la cama luego de haber desayunado lo que mi padre preparó.

Al bajar a la cocina hicimos la agenda de lo que haríamos hoy. Y Ryan, siendo tan él, sugirió que fuéramos al centro de go-karts que hay cerca de nuestro hogar. Rápidamente, Dylan lo apoyó mientras mamá insistía en que hicieramos alguna otra cosa.

Incluso cuando no me apasionara tal idea, lo que dije fue algo que sorprendió a mis padres.

-¿Por qué no? Podríamos ir al centro.

Lo que más sorprendió a mis padre fue que aceptara ir sabiendo que la última vez casi muero gracias a mis hermanos (es una larga historia). Dylan y Ryan comenzaron a victoriar silenciosamente luego de que me abrazaran como locos.

Ahí me di cuenta que mis hermanos pueden ser bastante dramáticos.

. . .

Al salir del centro de go-karts todos se soprendieron al saber que no me caí en la pista, que logré hacer una vuelta a una velocidad más rápida que la de un gusano a punto de morir y que pude esquivar los empujones que mis hermanos trataban de darme.

-¡Eh! No es para tanto-

Todos me miraron con esa cara de "¿es en serio?".

-Claro que es para tanto, este es el primer año que no te caes y te lastimas el pie- dijo Ryan ocultando una sonrisa. Les di una mirada fulminante y pararon de reír.

-¿Que tal si ahora comemos helado?- preguntó papá viéndonos con una sonrisa.

Todos aceptamos.

. . .

Luego de haber comido helado, fuimos a la casa.

-¿La pasaste bien?- preguntó mamá cuando ya había llegado a mi habitación.

Asentí -Que bien. Quiero que sepas, Melissa- se sentó en una esquina de mi cama- necesitas saber que incluso cuando creas que no tienes a nadie, estás sola o que a nadie le importas, quiero que gires y mires a tu familia, ellos siempre estarán contigo y nunca serán falsos, tus hermanos te aman fuertemente, al igual que yo y tu padre. Siempre estaremos a tu lado. Lo sabes, ¿no?- respondió un poco triste, pero trató de ocultarlo con una sonrisa.

Asentí un poco confusa.

-Que bueno que lo sepas, Melissa- se acercó, me abrazó y me besó en la frente. Luego estuvimos hablando de otras cosas y se fue después de haberme quedado medio dormida.

-Te amo, Melissa. Nunca lo olvides- dijo despidiéndose con un beso en mi mejilla.

'Yo también' quise decir, pero ya estaba dormida.

. . .

Al siguiente día, bajé rápidamente a desayunar algo cuando había terminado de alimentar a Luna.

No encontré a nadie en la cocina, así que decidí hacerles el desayuno a los demás.

"Así me deberán un favor" pensé en mis hermanos para luego comenzar a buscar el sarten y los ingredientes que necesito.

Luego de haber terminado empiezo a desayunar esperando por mi familia. Me sorprendí al ver que aun no habían bajado, ya han pasado veinte minutos después que terminé de desayunar, así que me encongí de hombros mentalmente, pensando en que probablemente sigan durmiendo y subí a mi habitación.

Ahí encontré a tres personas sentadas en mi cama, mirando el suelo.

-Ey papá, ¿qué hacen aquí? Les preparé el desayuno- dije mirando también a mis dos hermanos.

Él me respondió con una triste sonrisa con intención de ser cálida y calmada.

-Feliz cumpleaños, Melissa.

Antes de Tus Ojos Cafés [DETENIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora