Tres

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-Me alegra volver a verlos-dijo mi psicóloga con voz pasiva mirando a mi padre y a mi junto con una sonrisa amable de la forma en la que ella siempre nos saludaba - ahora, empecemos. ¿Cómo te has sentido últimamente?-

-Bien, supongo. Todo está como siempre- respondo con indiferencia.

-Hmm, ya veo. Tu padre había hablado conmigo hace poco, y él me dijo algo completamente diferente-

-¿Ah sí, qué habrá dicho? Lo siento es que ha estado cambiando mucho de humor últimamente- digo mirando a mi padre- creo que es bipolar o algo así- termino de decir en un susurro que todos pudimos escuchar.

Papá me mira entrecerradamente.

La doctora carraspeó -Tu padre me había dicho que él cree que tus alucinaciones han... vuelto, Melissa-

-¿Qué? Eso es imposible, yo sólo estaba celebrando mi cumpleaños con mi familia, eso fue lo que pasó ayer.

La tensión llegó a la sala y mi padre y la doctora intercambiaban miradas preocupadas.

-¿Recuerdas la última vez que nos vimos? Esa vez que vimos que tenías alucinaciones. Supusimos que habías pensado que estabas con tu mamá por la ansiedad y la culpa que sentías por saber que ella se fue- me tensé al escuchar la última palabra- esa teoría se hizo un hecho y con varias visitas más, lograste mejorar ¿no?- asentí.

-Pues, lo que quiero decir es que-

-Sé lo que tratan de explicarme- la interrumpí, tratando de calmarme mirando la pared celeste que había frente a mi- Sé que lo que quieres decir es que piensas que tuve otra alucinación, que en realidad mamá no estaba ahí y nosotros no celebramos mi cumpleaños. Sé que ustedes creen que todo esto fue parte de mi imaginación, simplemente por la supuesta falta que debería sentir por mi madre. Lo siento, pero no es así. Ayer, 28 de febrero, mamá estuvo en casa y junto con papá y mis hermanos ellos entraron en mi habitación, me dieron mi desayuno mientras Dylan hacía sus chistes. Decidíamos dónde ir y fuimos al centro de go-karts que mis hermanos y yo solíamos ir. Comimos helado y regresamos a casa, no sé lo que ustedes creen, pero yo sé que todo lo que pasó, todo lo que hablé con mamá fue real.-

Silencio.

-¿Qué cosas tu mamá te dijo ayer, Melissa?- esta vez papá preguntó luego de varios minutos.

-Ehm, hablábamos como si nada hubiera pasado. Decíamos chistes sobre mis hermanos y recordábamos momentos graciosos, hablábamos de la escuela y de algunos libros-

-Al llegar a casa ¿tu mamá no te dijo algo importante?-

-No creo que sea necesario comentarlo- respondo incómoda ante la pregunta de la doctora.

-Yo pienso que sí, Melissa. Recuerda que estoy aquí para ayudarte.

-Mamá y yo-carraspeé- hablábamos sobre lo que sucedió ayer, y ella dijo algo sobre mi familia, que incluso en los peores momentos ellos estarán ahí, que mi familia me ama y que no olvide que ella también lo hace- dije, mirando al suelo, pensando en todo lo que pasó ayer y lo que pasó hace un año.

"¿Dónde está mamá?"

"Papá, ¿qué pasa?"

"No me olvides, yo nunca lo haré"

Aprieto mis puños con fuerza tratando de borrar ese pensamiento.

Siento la mirada de nostalgia y tristeza que papá tiene sobre mi.

"Tu papá nunca ha podido ocultar sus sentimientos, ¿no es así, Melissa?"

-¿No se te hace familiar esa charla?- preguntó mi psicóloga calmadamente.

No entendí qué quería decir. No hasta que vi el semblante de papá.

"Se fuerte, Melissa. Recuerda que aunque te sientas sola, tu familia siempre estará ahí. Nosotros te amamos como nunca hemos amado a alguien. Yo te amo con todo mi corazón, incluso aunque no lo creas.

No me olvides, yo nunca lo haré."

-No recuerdo nada.

-Hace un año, un sábado como cualquier otro, justo cuando ibas a ir a comer algo esa mañana, viste una pequeña hoja decorada, de color esmeralda- decía cada palabra con suavidad y tranqulidad, como si sabía lo que iba a pasar- las hojas que tu madre usaba para escribir una nota para sus hijos. Siendo la curiosa que eres, comenzaste a leer la nota y lo que decía ahí era-

-No creo que sea necesario que lo diga, doctora Méndez- respondió mi padre por segunda vez, mirando el suelo, probablemente tratando de ocultar sus sentimientos- ¿Y si mejor dejamos algo para la próxima cita?

-No necesito otra cita, papá. Estoy bien- nos levantamos de nuestras sillas para dirigirnos a la puerta detrás de nosotros. Papá me da una mirada preocupada, ya perdí la cuenta de las veces que me ha visto así hoy.

- Melissa, antes de que se vayan necesito que sepas algo. Sé que no me crees sobre tus alucinaciones, y yo necesito asegurarme de que hayan regresado. Cada vez que veas a tu mamá dentro de casa, quiero que comiences a relajarte. Quiero que cantes alguna canción, te des una ducha tranquilizante, escucha música. Ve si hay alguna manera extraña en la que habla. Le preguntas a alguien de tu familia si la pueden ver, si responden que no, si luego de haberte relajado ella desaparece, tendrás que venir a otra cita, ¿sí?

Frunzo el ceño- Y si ella no desaparece, eso demostrará que ella realmente está en casa y que estoy bien, así no volveré al consultorio hasta que sea necesario- dije, pensando en que nunca la volvería a ver.

-Está bien- sonrió- muchas gracias por venir, espero que esto te ayude en algo, Melissa- nos despedimos de ella y fuimos al estacionamiento.

Antes de Tus Ojos Cafés [DETENIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora