Termino de ducharme y alistarme así que bajo a la cocina para desayunar. Incluso cuando tengo que ir a clases, la sonrisa que tengo en mi rostro no desaparece. El poder hablar como antes con papá me trae una sensación de paz y alegría, porque sé que este el comienzo de algo bueno.
Cuando llego a la cocina, pude ver a mis hermanos tomar su desayuno sentados en la mesa. Ambos tenían la cabeza un poco gacha y su pelo desaliñado, eso me sorpendió, pues ellos prefieren no bañarse por 1 semana a tener el pelo despeinado. Cuando Ryan me vió, su expresión cambió a una de pena y volvió a bajar su cabeza. En ese momento recordé lo que les dije ayer e instantáneamente quise disculparme con ellos, no me gusta hacerlos sentir así, quise acercarme a ellos, pero no lo hice. No tuve el valor de hablarles porque sé que herí un poco sus sentimientos, ellos son igual de sentimentales que papá, la única diferencia era que ellos querían ocultarlo al mundo. Pero cuando se trata de familia, ellos quitan todas sus barreras.
Busqué una manzana pues no tenía mucha hambre, además estaba tarde y probablemente no llegue a tiempo para el comienzo del primer periodo. Me despedí de papá con un abrazo y salí de la casa sintiéndome culpable por no despedirme de mis hermanos.
Saqué mis audífonos de mi mochila, puse el álbum de mi artista favorito y comencé a caminar. Aunque la mayor parte de mi sonrisa desapareció, aún quedaba parte de ella. Traté de recordar la charla que tuve con papá y la sensación de paz regresó a mí. Esta mañana me sentía feliz, calmada, un poco preocupada y ansiosa. Era una combinación extraña de sentimientos, pero era algo que normalmente me sucedía cuando diferentes sucesos pasaban con mi familia. Para mí, ellos son lo más importante que tengo, es mi combustible de cada día. Desde que mamá se fue, muchas cosas pasaron, pero siempre nos apoyábamos entre sí. Nos contábamos todo, pues nos teníamos confianza.
Pero había una sola cosa.
Una sola cosa que nunca tuve el valor de decirle a mi familia, y esto era lo que sucedía en la escuela.
Todos los días que estaba en los pasillos, en la cafetería e incluso en el mismo salón, era insoportable.
-¡Eh! Pero sí es la cumpleañera- dijo Susan con un tono burlón, estaba con su grupo de amigas justo en la entrada de la escuela. Ella era un año mayor que yo, pero se dedica a burlarse y a hacer rumores sobre mi. Todas estaban recostadas en la pared y tenían esa sonrisa desagradable que ya es parte de sus personalidades. Al parecer, me estaban esperando.
No les respondí solo me quedé observándolas, esperando alguna ofensa o algo por el estilo -¿Por qué estás tan callada? Sólo queríamos felicitarte por cumplir los 13, ah perdón, los 14, es que eres demasiado bajita, Mejillón- Sus amigas comenzaron a reír siendo el segundo plano que siempre fueron. Mis manos se formaron en puños al escucharla decir ese apodo tan horrible e infantil. Pero no digo nada, de todas formas de nada me servirá.
-Si eso era todo, ya me voy. No vemos en clase Susan y sus ecos- respondí y me fuí rápidamente despues de ver las caras de desprecio que el grupo me dió.
Al entrar al pasillo a buscar mi casillero, veo a todos alejarse un poco de mí mientras rumorean cosas que creen que no puedo escuchar. Pero no le doy importancia, estoy acostumbrada a que cosas como estas pasen. Cuando por fin encuentro el casillero, sé que me quedan pocos minutos para entrar a mi examen de inglés. Sigo despreocupada por él, no porque sea increíblemente buena en inglés, sino porque el tema era el más fácil de la unidad. Era imposible que reprobara.
Antes de que pudiera abrirlo, vi tres de las chicas del grupo de Susan pasando cerca de mi, intercambiando sonrisas y miradas cómplices. Lo único que hice fue cortarle los ojos disimuladamente y abrí mi casillero.
De repente, una explosión de pintura de colores diferentes se estrelló en mi camiseta, una lluvia de confetti se pegó con la pintura. No entendía qué rayos pasaba, hasta que escuché las risas de Susan y los demás en el pasillo. La rabia e impotencia llenó mi cuerpo, mi corazón latía con velocidad y mis manos comenzaron a temblar cuando vi lo que estaba dentro de mi casillero. Justo en lo más profundo, en la única foto que tenía de papá, mis hermanos y yo unidos, estaba rayado con marcador permanente negro diciendo enormemente "FELIZ CUMPLEAÑOS MEJILLÓN DE PELO NEGRO". La palabra "mejillón" tapaba la cara de papá y Ryan, mientras que yo tenía la cara manchada con un dibujo de un mejillón.
"Vamos Melissa, ténle paciencia. No ganarás nada si la matas con tus propias manos" reprochó la parte racional de mi mente al descubrir mi sádico pensamiento. Respiré profundo repetidas veces hasta que logre calmarme. Estaba a punto de irme de ahí, hasta que Susan decidió abrir la boca.
-Cómo te había dicho, quería felicitar tu cumpleaños y qué mejor manera que llenarte de confetti y dejarte un recuerdo que siempre estará ahí. Vaya, a veces me paso de buena persona ¿eh?- sus amigas comenzaron a reír- aunque lamento lo de tu foto, quería ponerle más signos de exclamación pero el marcador se acabó- continuó con una sonrisa repleta de burla .
Mis puños se apretaron al instante y comencé a ver el piso, tratando de calmarme. Seguía repitiendo lo que mi parte racional decía, pero todos los sentimientos encontrados que tenía en ese momento eran más fuertes, el ambiente, lo incómoda y enojada que me sentía. Todo eso aumentaba las ganas de hacerle daño, verbal o físicamente, incluso ambas si es necesario. Es increíble lo mucho que tus ideas pueden cambiar según tu estado de ánimo, ya que detesto la violencia. Pero en ese momento, tan sólo en ese momento, mi mente cambió de opinión.
Haciendo lo que por siempre me arrepentiré.
-¡Susan!- grité, asustando a todos en el pasillo, nunca he gritado ni respondido de esa manera- Estoy cansada de tus burlas, estupideces, tu sarcasmo y tu inmadurez, ¡Por dios tienes 15 años! ¡¿Acaso eres retrasada mental?! Porque así yo podría entender porqué actúas como una niña de 6 años. Tu y tus sombras me tienen cansada, no sé qué les pasa en la cabeza, creyéndose las mejores de este colegio cuando ni si quiera les temen, solo están haciendo el ridículo. ¡Todos están hartos de ustedes y su estúpida inmadurez!
No se preocupen, de eso no era a lo que me había arrepentido, de hecho, eso se sintió increíble.
-Wow, aplausos para la niña madura- comenzó a aplaudir sarcásticamente- no tenías por qué ponerte así Mejillón, si tan sólo quise felicitarte como una amiga lo haría. Me daba pena ver cómo nadie se te acercaba y solo quise hacerte sonreír, deberías ser más agradecida que gasté mi tiempo por ti- algunas personas comenzaron a reír levemente al escucharla.
-No me hiciste sonreír, no necesitaba de tu patética intención.
-La única patética aquí fuiste tú querida, actuaste como una bebé por haberte escrito eso, ni siquiera fue para tanto- respondió una de sus sombras.
-Es cierto, era sólo una estúpida foto de tu familia. Desagradecida- siguió Susan y ahí mi paciencia se fue a la basura.
Mi respiración estaba intranquila al igual que mi corazón. Mis manos no dejaban de temblar mientras la rabia incrementaba pero mi mente la lograba calmar.
-Sí, es tan desagradecida que ni su madre está en la foto- volvió a hablar una de las sombras de Susan.
Hasta aquí.
Ya llegué al colmo.
-C-c ¡Cállate!- grité mientras levantaba mi puño y corría hacia Susan.
Lo único que recuerdo fue gritos, jaladeras de pelo, un dolor insoportable en la cabeza y el sonido de un golpe fuerte.
Y eso es lo que más me arrepiento.
Porque en ese momento, comenzó mi perdición.
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Antes de Tus Ojos Cafés [DETENIDA]
Teen FictionProblemas familiares y escolares. Recuerdos dolorosos y posibles alucinaciones. Eso era lo que a una Melissa de 14 años le sucedía en el transcurso de su adolescencia. Ella quería dejar de recordar, quería dejar de sentirse culpable. Ella quería...