No mentiré, me encantaba acosarte.
Me encantaba verte desde la lejanía con esa sonrisa en tus labios que parecía fija porque nunca la quitabas.
De la nada te soltabas riendo y yo me moría de ganas por preguntarte porque lo hacías.
Siempre llevabas un libro bajo tu brazo y me encantaba verte sonreír, gritar o saltar por las cosas que leías mientras dabas vueltas a todos los edificios de la escuela.
Todos los miércoles te sentabas con una chica para enseñarle sobre nuestras creencias y eso siempre me causaba una sonrisa.
Cada vez que veías un perrito callejero lo acariciabas y jugabas con él sin importarte las muecas que hicieran las personas alrededor.
Pero lo que mas me llamó la atención de ti es que siempre estabas sola.
Cada día que pasaba vagabas por la escuela sin compañía además de tu libro.
Eso fue lo que me empujo a hablarte.
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Flores rotas.
Short StorySiempre decías que las flores eran como el amor. No importaba lo hermosas que fueran siempre terminaban marchitándose. Tal vez tenías razón...