9.

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-Tienes que comer.

La verdad eso daba risa, yo siempre era el que te decía eso a ti, porque tú siempre de los siempres tenías la nariz metida en tus libros o en tus dibujos, pero ahora eras justamente tú la que me lo decía a mí...

A decir verdad, la chimichanga frente a mi daba asco... Todo en la vida daba asco.

-Come.

Volví a ignorarte... Tal vez si te ignoraba tu también me terminarías ignorando.

-Isaac de la Rosa, come ahora o tendré que obligarte -dijiste como una orden y con toda la seriedad del mundo, pero yo no aguanté la risa al escuchar la forma en que me llamaste.

-¿de la Rosa? ¿Y eso? -dije entre risas.

-Es para que suene más telenovelesco.

-Estás loca -te dije y fue tu turno de reír.

-No tienes idea... Ahora, come.

-No tengo hambre.

-¿Vas a desperdiciar esa comida?

-Se la puedo dar a los pájaros...

-Isaac...

En ese momento las lágrimas se formaron en mis ojos.

Tu no dijiste nada, simplemente torciste tus labios en una sonrisa comprensiva y te moviste para abrazarme de lado.

Eso me conmovió más y comencé a sollozar.

-¿por qué? -dije entre sollozos y tu me abrazaste más fuerte.

-No te puedo dar una razón valida -dijiste como si quisieras arrullarme.

-Es decir, no se lo deseo a nadie más, pero ¿por qué justamente a mi?

-No sé.

Me dejaste llorar y desahogarme por un rato.

-Come.

-¿es en serio?, acabo de llorar, aún ni puedo respirar bien, ¿y tú todavía quieres que coma?

-Así es. Come.

-Te odio -dije entrecerrando los ojos.

-Sí, sí, lo que tu digas... Pero es en serio, Isaac, tienes que comer.

Entrecerré los ojos pero al final acepté.

-Ahí vengo -dijiste y te levantaste dejándome solo.

Al rato volviste y vi que en las manos traías una bolsita de papel.

-Toma. Cómelos cuando quieras llorar.

Sonreíste y entonces timbraron.

-Ya me voy, cuídate y ojalá todo mejore pronto. Te quiero.

Chocamos las manos y te fuiste.

Al abrir la bolsita vi que estaba llena de chocolates Kisses de almendra y de gomitas de frutas.

Sonreí porque eran mis dulces favoritos y me fui a mi salón.

Flores rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora