Capítulo 2

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Había roto mi alcancía, sentí demasiada satisfacción al ver que tenía dinero para comprar un boleto de avión hacía canadá, no podía volar sola, no sin supervisión de un adulto, pero no era importante, tenía documentos falsos, Ginger, cuando quería era una mala influencia. Debían de ser más o menos las doce de la noche, hice mis maletas, con todo lo que necesitaria para ir a ese viaje, mis padres dormían, y era mejor así, no quería causarles problemas, o que me encerraran en algún lugar por pensar estas cosas, me coloqué un abrigo verde, hacía frío, y no quería morir congelada. Abrí la ventana de mi habitación, y con la mochila en el hombro, y el dinero en mis bolsillos, salté del segundo piso de la casa, caí de pie, con los años, se me hacía fácil. No había traído mi teléfono móvil, porque mis padres podrían llamarme o la policía podría rastrearlo. Pero no creía que lo hicieran, seguramente notarían que faltaría mi ropa, deducirán que escape de casa, y pondrían un simple aviso de perdida. Y en parte era cierto.

Caminé a hurtadillas por el patio delantero, salté la cerca de madera blanca y camine en silencio por las oscuras calles de mi ciudad. Vivía en Argentina, era peligrosa, pero todos los países eran así en estos tiempos. Con cuidado con las personas que circulaban en la calle, traté de pasar desapercibida. Tenía suerte de vivir a unos cuantos kilómetros de el aeropuerto. Llegué, y no podía evitar sentirme asustada, era la primera vez que iba a hacer esto. Tenía tan solo dieciséis años.

Hice la larga espera para comprar mi boleto de avión, cuando llegó mi turno, la taquillera me miró con el ceño fruncido al notarme.

-¿Te perdiste cariño?- Habló suavemente, como si hablará con una niña.

Ja.

-¿Disculpa? Quiero comprar un boleto con rumbo hacía canadá.

-Tu madre tiene que venir contigo para comprarlo. Los niños no pueden comprar boletos ni mucho menos viajar solos. -Habló mientras me miraba. La miré mal.

Metí la mano en mi bolsillo sacando mi documento, donde mostraba mi edad falsa de diesinueve años, era mayor de edad, según esto. Le pasé el documento para que lo viera, ella quitó su sonrisa de su rostro, y quedó sería. Me miró.

- ¿A que parte de canadá?

- Hacía Ontario

La chica sin hacerme más preguntas, tomó mi dinero y me dió el boleto. Estaba super nerviosa por si me descubren, aun más, no sabía que iba a hacer cuando estuviera allí.

¿Hacía donde se supone que iría? ¿Donde dormiría? ¿Donde diablos encontraría a Shawn?

Tenía miedo, pero no iba a echarme atrás. Ya me las arreglaría yo sola.

Mi vuelo estaba por partir, corrí hacía donde se supone que debía ir. Revisaron mi pasaporte falso, como mi documento falso, mi vuelo llegaría a Toronto a las dos de la tarde. Eso era bueno, porque no estaría todavía en la oscura y peligrosa noche. Todavía no se que iba a hacer. Me permitieron la entrada y abordé el avión.

Todavía no creía que esto estaba sucediendo, es decir..

¡Mirenme!

Estoy abordando un avión con destino a canadá con dieciséis años sin la supervisión de un adulto, se sentía bien, pero en el fondo sabía que estaba mal.

Pero debía hacerlo, aunque no quisiera, tenía que hacerlo. Oh, Ginger.. Mira en lo que me estoy metiendo por ti, espero que lo valores, y me ayudes a seguir, porque a partir de este momento, estoy sin ideas.

Nunca había salido de la capital de Buenos Aires, mucho menos salí fuera del país, mi familia, era una familia humilde, que nunca tuvo las mejores cosas, pero tampoco las peores, teníamos nuestros limites, y no podíamos permitirnos cenar en un restaurante cada semana, o salir de vacaciones a París, o ir a un simple concierto. Son cosas que muchos podrían permitirse, pero no nosotros. Mis padres me enseñaron a ser humilde, amable con las personas, y a siempre ser agradecida. Y miren como les pagó, pero, dentro de todo, estoy poniendo en prueba todo lo que me enseñaron; A nunca abandonar a alguien, y no voy a abandonar el sueño de Ginger, no ahora estando tan cerca.

Latina |S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora