Epílogo

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Estaba encerrada en el cuarto que compartía con Shawn, nuestro cuarto, él no estaba en casa, había salido a comprar la cena, pero sinceramente, ya no tenía ganas de comer. Él no estaba en casa cuando recibí la noticia, la peor noticia que una persona puede recibir, de eso no hay duda.

Mi rostro seguramente debería de estar hinchado, rojo, asqueroso, todo por llorar, pero ¿Qué otra cosa podía hacer ahora? Estaba herida, mi pecho dolía de la manera más horrible que me dolió jamás. Ahora, lo que más necesitaba, era estar un momento a solar, necesitaba comprender que esto había pasado, mi mente, todavía no lo asimilaba.

Escuché el sonido de la puerta abrirse, y mi corazón, se encogió. Sus pasos se detuvieron frente a la puerta, primero intentó abrirla, pero se dio cuenta de que estaba cerrada. Su puño tocó levemente la puerta.

—¿Brooke? —Su voz sonó preocupada, incluso, me hizo sentirme aun peor, porque lo estaba preocupando.

—Shawn... Necesito estar sola—Mi voz apenas se oía, pero traté de que se escuchará fuerte, aunque se oía horrible, cortada y apagada.

—Brooke, por favor, déjame entrar—Me rogó detrás de la puerta, mis lágrimas seguían cayendo.

—Por favor Shawn, te lo ruego.

—Brooke, puedo ayudarte, solo ábreme la puerta—Se oía desesperado.

—¡Por favor Shawn! —Grité con la voz rota—Mañana, mañana...

Supuse que me había escuchado, porque durante esa noche, no lo volví a escuchar. A la mañana siguiente, me levanté despacio, sin hacer ruido, mi cabeza dolía a horrores. Abrí con cuidado la puerta tratando de no ser escuchada, lo primero que vi cuando abrí la puerta, fue una bola respirando en el sofá, cubierta por apenas una manta, me sentí culpable. Fui a la cocina donde busqué una pastilla, y me la tome. Dejé el vaso, y me di la vuelta.

—¡Mierda, Shawn! —Le grité, al verlo parado detrás de mí, no sabía en que momento se había levantado del sofá, y caminado hasta mí.

—Estaba preocupado.

Me abrazo con fuerza, suspiré mientras lo abrazaba de vuelta, me moría por abrazarlo, esperé, este abrazo toda la noche.

—Lo siento tanto...—Murmuré en su oído.

—Lo importante, es que estas bien. —Luego, se separó de mí, me vio a los ojos, que seguramente seguirían rojos e hinchados—Pero, no entiendo que pasó.

Mis ojos se llenaron nuevamente de lágrimas, pero no quería llorar, pero era inevitable. Lo abracé con fuerza, temiendo, que él desapareciera, si lo soltaba.

—Mis padres murieron Shawn...—Dije intentando mostrarme fuerte, aunque por dentro, estaba muriéndome, nunca pude despedirme, nunca podré decirles que lo sentía, sobre todo, nunca podré decirles lo mucho que los amaba a ambos. Mi voz estaba rota, como mi corazón en estos momentos—Tuvieron un accidente de auto, un conductor iba ebrio y simplemente los mató...

Comencé a llorar sin saber que otra cosa hacer, no podía resistirme más.

—Ay cariño...—Shawn murmuró con pena, me abrazó con fuerza y yo simplemente me dejé estar entre sus brazos, deseando, que él nunca me dejara.

Shawn, Shawn, Shawn, ¿Estarás dispuesto a esperar todo el tiempo para que yo sane? ¿Me esperaras? Porque solo necesito tiempo, estaré bien, pero tal vez tarde demasiado, y tal vez sea demasiado tarde, y tú tal vez encuentres a alguien que te dé lo que yo no pude todo ese tiempo. Aunque si me esperaste durante tres años, no creo que haya alguien problema, ¿Verdad?

Latina |S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora