Capítulo 10

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Shawn y yo nos pasados todo el día discutiendo, nos habíamos hecho demasiado cercanos uno con el otro. Shawn no quería tenerme lejos, y siendo sincera, yo tampoco. Pero hice cosas que no tenía que hacer que solo lograrían meterlo en problemas, y terminó pasando, bueno, todavía no lo metí en problemas, y no quiero hacerlo, es lo minimo que quiero.

—¡No puedes irte! Brooke... Por favor, somos amigos, no puedes dejarme viviendo solo aquí —Shawn me rogó.

Era siempre lo mismo en ese día, Shawn no paraba de repetir las mismas oraciones una y otra vez quedándose sin palabras que decirme. Pero mi decisión estaba tomada, y aunque me doliera, no me iba a retractar.

—Shawn, te extrañaré —Lo abracé intentando tranquilizarlo, el castaño suspiró, pero finalmente, se tranquilizó.

—Yo también Brooke, créeme.

Nos separamos para poder vernos a los ojos, luego, él me abrazó una vez más, antes de irnos del departamento. Tenía mi mochila conmigo, con mis cosas dentro, iba a volver. Nos subimos a su auto y condujo hacía la estación de policías más cercana, era la única manera que tenía de volver a mi hogar con mis padres, no tenía documentos ni celular ni sus números telefónicos, nada. Aquí en cambio podrían ayudarme. Shawn paró el auto fuera de la comisaría, era la misma donde me habían traído cuando me "Arrestaron". Sin quererlo, comencé a llorar al verla.

—Eh cariño, ¿Qué sucede?

—E-es que, no volveré a verte —Me costaba hablar bien por el llanto, Shawn limpió las lágrimas que caían de mis ojos con sus manos, viéndome triste o con pena, no sabría descifrarlo.

—No digas eso, nos volveremos a ver —Shawn sonrió—No te creas que no te volveré a ver, Brooke, creo que fuiste la única que arruinó mi privacidad antes de un concierto, no te creas que  te sacaré fácilmente de mi mente.

Reí

—¿Por qué estabas enojado ese día?

—Porque una chica, muy loca, me robó mi celular y tuve que correrla varias calles, y después estaba loco porque una chica morena muy bonita se metió dentro de mi camerino —Shawn me guiñó el ojo, sonreí tímida y avergonzada—Pero luego me sentí muy mal porque mi guardaespaldas me contó que la habían arrestado.

—Lo siento Shawn, por todas las molestias que te causé.

—No te preocupes, nunca me molestarás.

Lo abracé una última vez, y abrí la puerta del copiloto decidida a enfrentar mis problemas, sola. Pero antes de bajar Shawn tomó mi antebrazo deteniéndome, lo miré confundida, él en cambio me dio su número telefónico.

—Ten, llámame cuando te sientas sola, siempre estaré para escucharte.

Sonreí agradecida, agradecida por tenerlo. Shawn se inclinó sobre el asiento de copiloto y besó mi mejilla, luego volvió a su lugar rápidamente. Me sonroje.

—Fue un gusto conocerte Shawn.

—Fue un gusto conocerte Brooke.

Cerré la puerta del auto y entré a la comisaría con rapidez antes de que pudiera arrepentirme. El mismo policía que me había interrogado la primera vez que vine, salió de una habitación a la vez que yo entré, me vio con el ceño fruncido.

—¿Qué haces tú aquí de nuevo? —Preguntó—Creí que había aclarado que no te quería volver a ver por aquí.

Me angustie y estaba arrepintiéndome de esto.

—Soy Brooke Espinosa—Comencé a confesar, el policía abrió los ojos en grande—Tengo dieciséis años y escape de mi casa en Argentina, no tengo como volver.

Comencé a llorar mientras miraba el piso. El policía suspiró, escuché como se acercó con lentitud hasta donde yo estaba, me tomó suavemente del hombro y me llevó hasta su oficina, donde me obligó a sentarme en el sofá.

—No eres tan dura como pensaba... Ahora mismo daré aviso a tus padres para que vengan por ti. Les causaste grandes problemas y preocupaciones niña, no te muevas de aquí.

No contesté, solo escuché como salió de la habitación. A los minutos regresó y me había dado el aviso de que mis padres estaban en camino que tardarían catorce horas en llegar, eran las ocho de la mañana, llegarían a eso de las diez de la noche. El mismo policía, que se llamaba Stephen, se quedaría conmigo hasta que ellos llegaran. Estaba muerta.

Dormí todo el día y para cuando dieron las diez en punto, la puerta de la comisaría se abrió de golpe haciendo eco en todo el lugar vacío, miré por la ventana de la oficina viendo a mis padres con el rostro preocupado ingresar. Me levanté rápidamente, abrí la puerta de la oficina y salí corriendo a abrazarlos mientras lloraba. Los había extrañado. Ellos me abrazaron más fuerte, nuestro llanto se escuchaba por todo el lugar, pero no importaba porque en ese momento éramos solo los tres, hasta que mi papá reaccionó y comenzó a regañarme.

¿¡En que mierda pensabas!? ¿¡Sos boludita o te haces!? —Comenzó en español. Y siguió muchos minutos más.

El policía tuvo que interrumpir.

—Seguro tiene una buena razón para abandonar su país con documentación falsa, hacer ingreso a un lugar privado de manera ilegal, ignorar órdenes de policías y destrozar elementos de una propiedad privada

Creo que quería castigarme más de lo que seguramente harían mis padres.

—Puedo explicarlo—Hablé desesperada teniendo sobre mi los tres pares de ojos—Todo tendrá sentido en cuando lo explique.

Bueno hablá de una vez porque no te tengo más paciencia, vos no vas a volver a salir hasta cumplir treinta—Habló mi papá.

—Dale Ricardo déjala hablar—Le contestó mi mamá

—Bueno... Todo comenzó con Ginger...—Comencé a contarles la dura historia.

Ginger, ahora después de convivir un tiempo con Shawn, logré entenderte, si antes me hubieras hablado de Shawn Mendes te hubiera dicho ¿Ese quién es? O algo así o me hubieras comenzado a hablar de él y yo no sabría que decirte, porque no lo conocería ni él a mí. Ahora, te digo esto; Estés donde estés, te amo y gracias por todo. Gracias a ti, conocí el nombre de Shawn Mendes y logré saber la increíble persona que es, gracias. 

Latina |S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora