Capítulo 7

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Ginger era de las mejores personas que alguna vez hubiera podido conocer, era tan amable y amorosa, en tus peores momentos te sacaba tu mejor sonrisa. Era tan pura, y tan llena de luz, que la oscuridad tuvo que atacarla, para que dejará de brillar. 

Shawn había cocinado,lindo detalle de su parte, pero no hacía falta, o al menos para tenerme a sus pies o algo por el estilo. me había traído un short y una remera de él, que me quedaban gigantes, era gracioso verme así, la ducha me sentó de maravilla, había sido totalmente relajante, y sirvió de mucho. Ya que en los últimos días, estaba cubierta de mugre, barro y otras sustancias. Estaba algo deprimida, no podía volver con mis padres, al menos que fuera hacía una comisaría o algo por el estilo, lo que estaba segura, es que no volverían a dejarme salir en años, no después de esta locura que hice, pero fue por una de las mejores causas, el último deseo de un difunto. 

Ambos comíamos en silencio, sentados en la mesa uno frente al otro, miraba mi comida mientras la comía con lentitud, Shawn no dejaba de mirarme, y me incomodaba cada vez más. ¿Nunca vio una Latina acaso?

Termine lo que él había cocinado, fideos pre-cocinados. Sólo los había puesto en el microondas, pero tenía demasiada hambre, ya que no había comido en estos días, me había quedado sin nada de dinero, y tengo que decirlo; Tuve suerte de que Shawn volviera a verme, aunque nunca lo hubiera imaginado.

—Entonces, ¿Cuántos años tienes?—Pregunto Shawn viéndome a los ojos, incómodo.

—¿Realmente importa?

—Creo que debo conocer a quienes se quedan en mi casa, ¿No lo crees?

—Tengo dieciséis, cumpliré diecisiete en octubre.

—Eres pequeña —Sonrió enternecido. Rodé los ojos cansada de que todos repitieran siempre eso cuando me conocían. No contesté. 

Shawn rió un poco, me irritó más. Me levanté de la silla bajo su mirada, camine hacia la puerta, cuando la iba a abrir, su mano la cerró de golpe, lo mire fijamente, él estaba con el seño fruncido.

—¿a dónde se supone que vas?

—¿Tengo que decirte todo lo que hago o voy a hacer? —Saque la mano de Shawn de la puerta, el me dejó, cuando estaba por salir, le contesté —Iré a bajo a tomar aire.

Baje hacia el lobby del edificio, todavía llovía. Debían de ser más o menos las doce de la noche, me senté contra la pared del exterior del edificio, siendo cubierta por su techo. Veía la lluvia caer del oscuro cielo, me tranqulizaba. ¿Qué estarían haciendo mis padres en este momento? ¿Estarían extrañandome? Cada vez me sentía más hundida en mi tristeza, no imaginaba que iba A tener que dejarlos a tan temprana edad. La puerta del edificio se abrió, pero ni siquiera miré, alguien se sentó junto a Mi, gire levemente la cabeza, y como no, Shawn.

—A mi también me gusta la lluvia, es relajante.

—Sí—Respondí borde.

—Oye, Brooke....

—Dime

—Lamento mi comportamiento en los últimos días, sinceramente, nadie me saca tan de quicio como tú—Reí levemente y sonreí —Pero también me caes de lo mejor, es raro.

—Tu eres raro.—Respondí mirándole graciosa— Yo creo que tu eres de lo más pesado.

Shawn rió.

—Venga vamos dentro, nos enfermaremos.

Ambos subimos nuevamente a su piso, me dejó dormir en el sofá, no iba a quitarle su cama, pero tampoco me la ofreció, y sinceramente, ya no quería pelear más con Shawn. Estaba acostada y tapada en el sofá, el castaño estaba por apagar la luz cuando lo detuve, me incorporé con rapidez del sofá quedándome sentada.

—¡Shawn!—Le dije en voz alta llamando su atención, me miro confundido —¿Podrías dejar la luz prendida?

—¿Acaso tienes miedo?—Preguntó el castaño apoyándose en la pared con sus brazos cruzados mirándome divertido.

—Un poco

El rió, pero asintió.

—De acuerdo, descansa.

—Descansa

Latina |S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora