7. Sie verlassen München. (Usted está dejando Munich)

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Will aún no creía lo que había escuchado durante el almuerzo y, aún viendo como Hannibal hacía sus valijas, no lograba reparar en la idea de volver con él a Virginia.
Miles de pensamientos revoloteaban en su mente. ¿Y si lo atrapaban? ¿Y si era todo una mentira para matar a Abigail? ¿Y si ambos se conocían y querían matarlo? 

Pero la escena de la noche anterior se hizo presente borrando cada rastro de duda en él, cada inseguridad se disipaba lentamente de su piel y lograba ver con claridad la figura de Hannibal frente a él, con su amable sonrisa que hacía cantar a las aves, con su cabello bien peinado y reluciente, con sus ojos llenos de dulce miel, con sus labios de rosa que tanto había desgustado. 
Un leve rubor se pinceló sobre sus mejillas al encontrarse pensando en eso, de esa forma, de ese hombre. 

- Los llevaré a su hotel para que busquen sus pertenencias y así podremos irnos.- Dijo Hannibal acercando sus valijas hacia la puerta.

-¿Estás seguro de volver a Virginia? Estoy seguro que Jack aún estará buscándote.- Comentó Will preocupado por el futuro que tendrían.

-Lo sé y no va a parar hasta encontrarme pero ya me ocuparé de eso.- Contestó el mayor. Will no dijo más nada pero aquel asqueroso escalofrío recorrió toda su espina advirtiéndole que lo que Hannibal había dicho era una promesa y no una simple respuesta para tranquilizarlo.

-Ya estoy lista.- Dijo Abigail haciendo acto de presencia.- ¿Vamos?

-Vamos.- Aseguró Hannibal y abrió la puerta para que la joven saliera al exterior seguida de Will.- Will.- Llamó el mayor al rizado que se volteó.- Todo estará bien.- Aseguró y besó sus labios. Y aunque el beso le agradó, no lo respondió y siguió su camino.

Hannibal encendió el motor de su coche, aseguró su cinturón y se puso en marcha hacia el primer destino: Hotel an Der Oper.
Abigail viajaba en el asiento trasero mirando su celular animada y sonriendo, algo que Hannibal dedujo como la felicidad que le causaba el mensaje recibido, preferentemente, del muchacho de la fiesta. La distracción se apropió de sus ojos cuando escuchó a Will carraspear mirando por la ventana y una idea fugaz visitó su cabeza, a la que siguió fielmente. Su mano, cual serpiente, se deslizó por la palanca de cambios, el asiento de copiloto y, por último y final, la pierna del agente. Will se volteó lentamente sintiendo aquella caricia sobre su muslo, un cosquilleo le poseyó y Hannibal deslizó más allá su mano. Clavó sus uñas sobre el jean hasta llegar a la cremallera del mismo. 

-Hannibal... no...- Murmuró Will señalando con sus ojos a su compañera del asiento trasero. Hannibal miró por el espejo retrovisor y la joven se encontraba totalmente distraída con su teléfono. Una sonrisa pícara se dibujó en el rostro el mayor mientras que, sorpresivamente para Will, presionó su mano contra la entrepierna del ajeno. La espalda de Will se irguió automáticamente ante el tacto, inhalando rápidamente y penetrando con su mirada verde los ojos de Hannibal.

-Abby, ¿Puedes ir a buscar las maletas? Cuando lleguemos, Will y yo debemos hablar.- Comunicó Hannibal apartando su mano del cuerpo de Will que sintió un calor subirle al rostro.

-Si. De todas formas, Will no trajo más que un bolso pequeño.- Comentó la muchacha si alzar la vista de su telefono.

Luego de unos minutos llegaron al destino, Abigail bajó del auto y se dirigió a su cuarto de hotel a empacar sus cosas. Hannibal, mientras tanto, intimidaba con la mirada al agente que luchaba por no mirarlo y caer en la dulzura de sus ojos hasta que, nuevamente, la mano de mayor se posó en su pierna. Esta vez fue más rápido y, serpenteando por los muslos del rizado, se abrió paso hasta la entrepierna del mismo. Presionó su mano, moviendola suavemente, sin dejar de mirar a su copiloto.

-Hannibal... Aquí no.- Susurró queriendo quitar la mano de Hannibal.

-Entonces, ¿dónde?- Preguntó con picardía.

La novia de Frankestein (Hannigram) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora