Tú y Yo, Alice

Capítulo XVIII

Bueno, han pasado dos semanas desde que Zeilen y Lumiria desaparecieron, dos largas semanas que se me hicieron eternas, pero hoy por fin es el día, hoy todos menos mi padre vamos a quedarnos unos días en la casa de la playa, aunque no me gusta mucho el sol...Pero Alice quería ver el océano, espero que esto la haga feliz...

Salimos temprano de casa, Todd ya había estacionado el auto afuera por lo que solo debíamos tomar nuestras maletas y subir para luego irnos.

El viaje fue un tanto largo unas cinco o seis horas diría yo...

Y supongo que todo viaje tiene su lado bueno, pues el día estaba hermoso y la brisa del mar te refrescaba la cara.

- ¿Alice?

- ¿Si?

- ¿Qué opinas del océano hasta ahora?

- Pues hasta ahora me encanta la vista...

- Bien, quizás después de comer podamos ir a caminar a la playa

- ¿De verdad?

- Sí, después de todo el viaje es para que te diviertas...

- Gracias...

- Pequeña no me deberías agradecer, mientras tú seas feliz yo estaré bien.- le dije a Alice mientras acariciaba su cabeza.

La verdad es que la vista desde la casa si es realmente hermosa, el agua cristalina, la arena blanca y una suave brisa rozando mis mejillas y las de Alice.

Mei nos llamó segundos después, dijo que ocupariamos solamenten dos habitaciones por lo cual deberíamos limpiar las que ocupemos.

Subimos las escaleras con las maletas, con Alice elejimos la habitación que era de mi madre y mi padre, era realmente grande aún si era solo para dos personas...

♡☆☆♡☆☆♡

Pasaron horas desde que llegamos, ya habíamos comido por lo cual todos hacíamos algo diferente, Mei en la terraza leyendo un libro, Todd tomando una pequeña siesta, yo mirando a Alice en el patio, admirando cada pequeña parte de ella, su cabello castaño, sus mejillas, sus suaves y delicadas manos...

Alice estaba quitando la maleza y partes muertas de las flores en el jardín, se veía contenta, me gusta verla así, su sonrisa es lo que más me encanta...

Caminaba por el jardín con total libertad, como si no fuera a perderse o lo conociera como a la palma de su mano.

Pasaron largos minutos, y depronto un hombre que estaba por sus 45 años entró al jardín y le llamó la atención a Alice.

- ¿Señorita qué está haciendo?

- ¿Eh? Yo...

- No se preocupe, no voy a regañarla, solo quiero que me explique

- Estoy quitando la maleza y partes muertas de las plantas, si no las quitan el resto de la planta puede morir...

- Bien, está haciendo un excelente trabajo Señorita

- Gracias...

- ¿Cual es su nombre?

- ¿Mi nombre? Me llamo Alice... Alice Tesfold...

- Lindo nombre, mucho gusto mi nombre es Oracio, soy el jardinero encargado de cuidar este hermoso jardín cuando no hay nadie en casa.

Alice parecía algo confundida, aún así se quedó hablando con Oracio mientras yo volvía adentro, quería dejar que mi pequeña hablara tranquilamente con alguien más. Sabía que Oracio no era mala persona, por lo cual no me preocupa que Alice se quede afuera con él.