CAPITULO V

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Llegó la hora de la cena, había mucha comida para 5 personas, creí que no podría siquiera comerme lo que tenía en el plato.
No tardamos mucho en terminar la comida y llegó el momento de un pequeño pero delicioso postre. Confiado de mi mismo decidí hablar con el Duque.

- ¿Puedo preguntarle algo Duque Engro?

- Claro que puedes ¿Que quieres saber?

- ¿Es cierto que usted tiene 3 hijas?

El Duque guardó silencio por un momento, luego de unos minutos decidio hablar.

- ¿Por qué lo preguntas?

- Por que corren los rumores de que usted no tiene 2 hijas sino 3

- Supongo que es lo que pasa cuando vives en una nación pequeña

- Quizás

- Pues sí, tengo 3 hijas, pero no estoy orgulloso de la tercera

- ¿Por qué?

- Por que es un recuerdo vivo de su madre

- ¿Y eso qué tiene de malo?

- Pues, que esa mujer es la peor elección que pude haber hecho en mi vida

- ¿Por qué lo dice?

- Por que logró enamorarme y luego robarme una gran fortuna, para así irse lejos y no dejar rastro que seguir.

Lo que me había dicho Alice era cierto, su padre la odiaba por ser igual a su madre, aunque era una bella chica...
Ella no tenía la culpa de nada, nisiquiera le dieron la oportunidad de poder demostrar que no era como su madre.
Terminamos el postre, y el Duque decidió hacerme la pregunta de oro

- Entonces príncipe Ains, ¿A cual de mis hijas te llevarás para hacerla tu esposa?

Guardé silencio unos minutos, Isabella y Elizabeth me miraban con una gran sonrisa en su rostro, ¿Pensarán que elijiré a una de ellas?. Pues no.

- Me llevaré a su tercera hija, Duque Engro.

- ¿QUÉ?

- Como ya escuchó, me llevaré a su tercera hija, le demostraré que se equivocó al juzgarla.

Todos quedaron con la boca abierta, nadie sabía que hacer ni a donde mirar, mi padre me miraba con mucha confianza y orgullo.
Minutos después el Duque llamó a su ama de llaves.

- Liria, dile a Alice que arregle una maleta con lo poco que tiene.

- Enseguida Señor.

No sabía que más hacer, estaba nervioso por lo que pasaría en mi casa, ¿Y si la chica no quería salir de ahí?.
Mis nervios se acabaron cuando ví que Alice venía con una maleta y también venía un tanto confundida.

- ¿A dónde me llevan?..-pude notar preocupación en ella-.

- Lo sabrás después, no te preocupes

Mi padre le hablaba tan calmado, como si fuera una situación normal para el.
Nos fuimos a casa con Alice, podía sentir como tenía miedo de que le hicieramos algo, la poca confianza que tenía en la gente la hacia estar insegura incluso de ella misma.
Quería calmarla de alguna forma, pero con suerte hablamos una vez, talvez no era el mejor momento para hacerlo...

Unas horas después llegamos a casa, fui el primero en bajar del auto, Alice que aún miraba por la ventana parecía no darse cuenta de que habíamos llegado, al ver que no bajaba mi padre decidío verla.

- Señorita, ¿Me permite bajarla del coche para hacerla entrar en nuestra agradable mansión?

- ¿Eh?... g-gracias...

- No hay por qué.

Alice tomó la mano de mi padre, este agarró la maleta de ella y comenzaron a caminar a la mansión.
Clara, nuestra ama de llaves nos abrio la puerta.

- Bienvenidos.

- Gracias Clara, por favor, dile a Mei que prepare una ducha para esta chica y también dile a Todd que le busque ropa interior limpia, nueva y también una pijama para esta noche, que sea abrigadora por favor.

- Entendido mi Señor, ¿Desea algo más?

- Nada más por ahora, Ains ven a mi estudio en cuanto puedas, deja las cosas de la chica en tu cuarto primero.

Creo que estaba un poco enojado por lo que pasó, sea lo que sea tendría que explicarlo.

Tú y Yo, AliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora