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- ¿Ángel, estás bien? - Jimin preguntó con suavidad mientras veía a Hobi distraído mirando la nada. Se suponía que estaba viendo un video en su celular, pero hacía bastante rato que sus ojos se habían posado más allá del ventanal de su departamento, en algún punto fijo.

Se acercó a él, se sentó a su lado en el sofá, y sólo ahí el joven se percató de su presencia con un ligero sobresalto.

Algo estaba mal, Jimin casi podía olerlo.

- Oh, ¿me hablaste? Lo lamento, Jiminie. Yo sólo estaba distraído, pensando. - Hobi repuso con una sonrisa que a Jimin le pareció algo tensa.

En las últimas dos semanas su tez se había vuelto más pálida que lo normal, tenía ojeras algo oscuras adornando sus ojos... ¿estaría enfermo? Ahora que lo pensaba, había algo extraño en su aroma aunque Jimin no podía determinar qué. Algo había cambiado, ya no era tan dulce como antes, aunque no le disgustaba tampoco. A decir verdad le resultaba muy atrayente. Su aroma a rosas había mutado un poco, y ahora era más hipnotizante que nunca.

Aún así seguía preocupado por su semblante.

- Ángel, ¿te sientes bien? - Jimin preguntó, tomándolo de la barbilla. Los ojos de Hobi lo miraron inquietos, pero inmediatamente forzó una sonrisa.

Algo extraño ocurría.

- Estoy bien. Sólo no dormí bien anoche, y tuve doble turno de clases. Eso es todo. - Su omega repuso rápidamente al ver su ceño fruncido.

- Mmm... ¿sólo eso? - Jimin insistió ceñudo, pero los labios de su omega se posaron en los suyos y olvidó su interrogatorio.

Jimin aplicó todo el autocontrol que pudo para no lanzar a Hobi sobre el sofá y hacerle el amor allí mismo. Tenía que ir a trabajar, y su pareja tenía que descansar.

Aún no le gustaba dejarlo sólo de noche, y tampoco le gustaba la idea de seguir desnudándose para el público del bar. Si bien Hobi no había encontrado problema en que lo hiciera, y en ocasiones hasta presenciaba el show desde la primera fila, Jimin sabía que esa etapa ya había terminado.

Ahora era un alfa serio que amaba a su omega y quería ofrecerle estabilidad. Y aunque Hobi no lo sabía, Jimin tenía otra alternativa que jamás había tomado. Al menos no durante su juventud.

Su padre estaría feliz de verlo volver con el rabo entre las patas...

- Hey, amor. ¿Estás aquí? - Hobi lo sacó de sus pensamientos con un murmullo tierno, y él no pudo evitar sonreír al ver los labios de su omega hinchados por sus besos.

Era el omega más hermoso del mundo, y era su omega.

Su Jimin del pasado se habría reído de su versión presente.
Él haría cualquier cosa por su novio ahora.

- Sólo pensaba en nuestro futuro. - Jimin admitió con una sonrisa, y acarició un mechón rosado del cabello de Hobi. - ¿Ya te he dicho cuánto amo tu cabello rosado? -

La sonrisa que su omega le dedicó fue como un regalo.

- Nunca lo habías dicho, pero me alegra que te guste. Estaba pensando en cambiarlo a naranja. - Hobi repuso pensativo.

- Creo que cualquier color te quedaría bien, pero me gusta este. Te da un aire más dulce, y hace juego con tu aroma. Además ya puedo imaginarte con una gran y redonda panza, cargando a nuestro cachorro... -

Hobi comenzó a toser nervioso, y Jimin salió de su ensoñación, preocupado por él.

- Hobi, ¿estás bien? ¿Quieres agua? -

Boy meets evil. (JIHOPE - OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora