012

290 18 1
                                    

[Narra Jessica]

La luz del sol que entraba por la ventana y el irritante sonido del despertador hicieron que mis ojos se abrieran. Miré a mi alrededor tratando de recordar lo que había pasado anoche, pero lo único que encontré fue un espacio vacio al lado mío, donde se suponía que tendría que estar Elizabeth.

- ¿Elizabeth?- Pregunté en vano, esperando una respuesta que sabía que no sería dada.

Pero aunque sabía perfectamente de que ya era demasiado tarde, mi corazón se negaba profundamente a aceptar que Elizabeth se había ido.

Me levanté bruscamente de la cama, y desesperada comencé a buscar a Elizabeth por la casa. Y aunque gritase su nombre esperando respuesta por parte de ella, no la tenía.

Al no obtener respuesta, comenzaba a angustiarme cada vez más; pero aún así, seguía insistiendo en que Elizabeth debía estar cerca. Pensaba en que seguramente se había ido a tomar aire o a comer algo.

De repente se me ocurrió la idea de llamarla, y así hice.

Corrí de prisa a por mi celular y marqué su número para llamarla.

- ¡Mierda, contesta Elizabeth!- Me mandaba al buzón.

Al ver que llamaba y no contestaba, enojada, tiré el celular estampándolo contra el suelo.

Angustiada, fui hacia mi habitación y me cambie de ropa lo más rápido que pude. Me acomodé un poco el cabello, bajé las escaleras hasta la puerta de mi casa y corrí hasta la casa de Elizabeth.

Toqué la puerta de su casa, esperanzada a que ella abriera la puerta. Pero no. Las esperanzas son para los idiotas ilusos y enamorados... como yo.

Una señora de unos 60 años aproximadamente, me recibió.

- Hola joven, ¿Qué andas buscando por aquí?- Habló la señora recibiéndome amablemente.

- Hola... vengo a buscar a Elizabeth, ¿Se encontraría aquí?- Pregunté tratando de parecer lo más cordial posible, y no parecer angustiada o nerviosa.

- Oh, joven. ¿Eres su amiga?- Asentí.- Lo siento demasiado, ella no está. Digo, ya no vivirá más aquí. Quizás si hubieras venido unos 5 minutos antes podrías haberla visto. Ahora está en el aeropuerto... o en un avión seguramente, yendo a los Estados Unidos.

- Q-¿Qué?- Quedé hecha piedra. Elizabeth se había ido y sin despedirse de mí.

Asentí y le agradecí a la señora y segundos más tarde me retiré de allí.

Llegué a mi casa, y aunque suene ridículo, lo único que quería hacer -y de hecho hice- era llorar. Tantos años estando junto a Elizabeth para que, incluso después de lo que pasó anoche, se fuera sin despedirse, sin dejar una nota o un mensaje. Se fue sin más. Tal vez estuve engañándome a mi misma todo este tiempo, y en realidad jamás le importé. Se fue sin despedirse, como si nos fuéramos a ver pronto; como si a mí no me importase que se fuera, como si todo lo que pasó entre nosotras anoche y estos tres años ella lo hubiera olvidado. Me dejó como una basura que poco a poco se irá descomponiendo y pudriendo hasta que con el tiempo llegue a ser parte de la nada misma... Maldita sea, Elizabeth.

[...]

"Elizabeth... Elizabeth... EliZABETH... ELIZABETH... ¡ELIZABETH!"

Su nombre recorría cada rincón de mis pensamientos día tras día. En mi casa, en el parque y lugar al que fuese.

Cada día era más prolongado que el anterior. Todos los días eran exactamente iguales. Se resumían en embriagarme mientras escuchaba música, dormir, leer y volver a embriagarme. Cada día se me hacía tan jodidamente repetitivo, que lo único que anhelaba era dormir y no volver a despertar...

No soy Lesbiana [GirlxGirl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora