Capítulo 12: Sorpresa. (Parte 1)

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Dividí el capítulo en 2 por qué sentí que estaba muy largo, pero la segunda parte la publico mañana junto con el epílogo.
De verdad, perdón por todo el tiempo que tardé en actualizar :(
¡Feliz año nuevo a todos! Que se la pasen muy bien.
No espero que lo lean ahorita pero pues al menos quería publicarlo, ya paso mucho desde la última actualización.
Y es que, primero tuve muchos trabajos y exámenes y luego me puse a escribir otra historia, en lugar de terminar está. 🤦🏻‍♀️
Pero bueno, perdón por la espera.
Espero que les guste el capítulo... :)

Después de varios meses de distanciamiento y de tristeza, las cosas por fin parecían funcionar y tener sentido en la vida de Aristóteles y de Temo. La alegría había vuelto a la mirada de ambos chicos, y a pesar de que les quedaba toda una vida por delante y habría muchos obstáculos en su futuro, sabían que todo estaría bien siempre y cuando estuvieran juntos.

Por lo pronto, Aristóteles estaba satisfecho de poder haber sido honesto con sus sentimientos y de haber logrado que Temo se quedará. Después de lo sucedido en la central, todos habían ido a comer a casa de los López, los sonrojos ocasionales ante cada mirada que Temo y Aris se lanzaban no se habían hecho esperar durante la comida, ambos podían sentir una revolución es su estómago ante el más mínimo roce y les encantaba, habían un poco de nervios en ellos por no saber cómo tratarse, como llevar sus interacciones más allá de cuando eran amigos, pero eso era algo que tendrían que ir aprendiendo poco a poco y ya habría mucho tiempo para hacerlo.

Mientras tanto, después de todo lo que se ocasiono en la central de autobuses, Aristóteles ya había logrado hablar de lo que sentía, y al parecer, su relación con Temo ya había evolucionado de una simple amistad, pero creía que aún era necesario formalizar su nueva relación con Temo de una forma más tradicional.

Quería que Temo lo escuchara y que supiera que estaba hablando en serio y que cada una de las palabras que dijo en la central eran verdad; estaba enamorado de Temo e iba a dedicarse a tomar cualquier oportunidad que Temo pudiera darle para demostrarle lo intenso y verdadero de sus sentimientos. Quería que no le quedará duda de su amor y que lucharán juntos contra cualquier prejuicio, estereotipo o cualquiar acto de discriminación u odio. Era importante para Aristóteles restaurar la confianza de Temo, para que fueran felices y pudieran estar juntos para siempre, tal y cómo ambos deseaban.

Polita se fue a su departamento tan pronto cómo llegaron al edificio para poder ver a Arquímedes, que se había quedado al cuidado de doña Blanca mientras ella acompañaba a Aris a la central, por lo que ella no pudo estar presente durante la comida, sin embargo, le dio permiso a Aristóteles de quedarse todo el tiempo que quisiera con la familia López, sabiendo que su hijo no querría separarse de Temo tan pronto.

Aristóteles se quedó con la familia López durante la comida y muchas horas después de eso; ayudo a limpiar la mesa, a levantar los platos y a lavarlos. No tuvo más tiempo para hablar con Temo a solas ese día, por qué siempre se encontraban bajo la vigilancia de Pancho o de las calcomanías.

Pero a Aristóteles no le importaba, los hermanitos de Temo siempre le habían caído bien, le gustaba pasar tiempo con ellos y jugar; Lupita era una niña muy noble y amable, mientras que Julio era más travieso, pero muy divertido. Temo y él pasaron muchas horas jugando con ellos, corriendo por todos lados, haciendo bromas, cantando, bailando y todo lo que se les ocurriera a las hiperactivas mentes de los hermanos de Temo.

Finalmente, Pancho decidió darle fin a la diversión de las calcomanías y mandarlos a dormir, no sin antes recibir varias quejas de parte de ambos.

-¡A penas son las 9, Papancho!

-¡No tenemos sueño!

Sus quejas no fueron escuchadas, por lo que tuvieron que obedecer e irse a dormir. Por otra parte, Pancho permitió que Aristóteles se quedara un rato más en el departamento con ellos, no lo dejó solo con Temo en ningún momento, pero si les dio su espacio en el sillón para que pudieran ver una película, antes de que Aristóteles tuviera que regresar a su departamento.

Con miedo a quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora