Capítulo 6: Toluca.

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El ruido del gran escándalo que estaba ocasionando la pelea que se estaba dando entre Ben y Aristóteles comenzó a escucharse en cada uno de los salones que estaban cerca del pasillo, y cómo era de esperarse, lo único que tal alboroto pudo ocasionar fue llamar la atención de los profesores, al punto en el que se vieron obligados a intervenir, tratando de seperar a los alumnos inmiscuidos en la pelea e intentado llamar a las autoridades correspondientes de la dirección que se tendrían que encargar de imponer las consecuencias para ambos alumnos.

A pesar de que Ben y Aristóteles sabían que alrededor de ellos había profesores tratando de terminar la pelea, ninguno tenía intenciones de hacerlo. El enfrentamiento entre ambos chicos había llegado más lejos de lo previsto, se había descontrolado en cuestión de segundos y se había convertido en un remolino de furia, gritos y golpes.

Los dos trataban de defenderse tan bien cómo les era posible, Aristóteles siendo más rápido y ágil que su contrincante, logró propinarle más golpes en el rostro, logrando romperle el labio y la nariz. Mientras que Ben, se aprovechaba de tener un poco más de fuerza que Aristóteles, para lograr
derribarlo y darle algunas patadas.

Temo era una de las personas que estaban intentando detener la pelea con más desesperación, gritaba con fuerza tratando de llamar la atención de Aristóteles para hacerlo entrar en razón y que detuviera la pelea, pero todos sus intentos eran fallidos y los maestros no parecían estar ayudando mucho.

Así que Temo, demasiado preocupado por pensar en qué Aristóteles se metería en problemas y en qué podría salir lastimado, decidió meterse entre los dos para separarlos, sin detenerse a pensar en su propia seguridad. Para el momento en el que Aristóteles noto que Temo estaba en medio de los dos, ya era demasiado tarde, el golpe que tenía destinado para Ben, lo había terminado recibiendo Temo; un golpe fuerte y presciso, justo en el estómago, que logró derribar a Temo debido al impacto y a que lo había dejado sin aire.

Finalmente, Temo había logrado su objetivo, una vez que Aristóteles se dio cuenta de que había lastimado a su amigo, todo su enojo se desvaneció en segundos, siendo reemplazado por un inmenso sentimiento de culpa y de tristeza. La idea de que Temo estuviera herido, en el piso y escupiendo un poco de sangre, por su culpa, había sido suficiente para que perdiera interés en la pelea y deseara enfocarse plenamente en ayudar a Temo y llevarlo a la enfermería para asegurar su bienestestar.

Los maestros, aprovechando que Aristóteles había terminado con la pelea y que Ben estaba muy cansado, tomaron el control de la situación, diciéndoles a Ben, a Aristóteles y a Temo, que tendrían problemas y que debían ir a hablar con la directora.

Ya en la dirección, cuándo la directora estuvo informada de lo sucedido, los cuestionó sobre los motivos de la pelea y cómo había pasado todo, para después, advertirles que iba a llamar a sus padres y que los suspendería a todos por al menos 3 días.

Los padres de los tres chicos tardaron apróximadamente media hora en presentarse en la escuela, y para el momento en el que llegaron, la directora Diana ya tenía un panorama más amplio de la situación, por qué los chicos ya le habían contado algunos detalles de la pelea.

-Buenas tardes, tomen asiento, por favor. -Dijo la directora, recibiendo a los padres dentro de su oficina.

El primero en hablar fue Pancho López, que no sabía cómo era posible que su Temístocles, que solía tratar tan bien a todo el mundo hubiera terminado en una pelea. Después, el padre de Ben, expresó un poco de indiferencia en las razones por las cuáles su hijo se había peleado. Y por último, Audífaz, que conocía lo impulsivo que podía ser su hijo, sólamente quería saber cuál había sido el motivo de que se hubiera peleado, en está ocasión.

Con miedo a quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora