Capítulo 12: Sorpresa. (Parte 2)

2.3K 146 36
                                    

-¡Temo! Tenemos algo para ti -Dijo Dave que iba acompañado de Frida- Es de parte de Aristóteles.

-¿Qué es? -Preguntó Temo, emocionado.

-Ven con nosotros -Dijo Frida.

Temo dejó su álbum de fotos en un lugar seguro de su habitación y acompañó a Dave y a Frida hasta la casa de los Córcega, en dónde se encontraba un proyector, unas luces de colores que reflejaban estrellas en las paredes y un vídeo listo para ser reproducido y proyectado frente a todos los presentes, que básicamente eran todos los López y todos los Córcega, a excepción de Doña Imelda y Audifaz.

Temo tomó asiento, preparándose para ver el vídeo que Dave se encargó de reproducir.

El vídeo comenzó mostrando a Aristóteles con su teclado:

-¡Hola, Temo! Yo... espero que te estén gustando las sorpresas que te preparé, me esforcé mucho en cada una de ellas. Lo de las cartas, bueno... sólo quería que supieras exactamente lo que me haces sentir, pero pues... tú sabes que siempre he sido mejor expresando mis sentimientos a través de la música, así que... quería cantarte una canción en la que llevo varios meses trabajando y que considero que es importante que escuches por qué la escribí pensando en ti. Decidí llamarla "Amor Valiente", por qué contigo Temo, esos es lo que soy. Una persona más valiente, capaz de enfrentarse a todo y a todos para defender el amor que te tengo.

"Todo lo que tú haces es perfecto y me encanta" -Pensó Temo.

Los nervios presentes en la voz de Ari durante todo su discurso lo habían conmovido cómo nunca y lo único que Temo deseaba en esos momentos, más que cualquier otra cosa, era poder correr a sus brazos,  verlo a los ojos, y finalmente, agradecerle por todos esos detalles, aunque para ese punto, Temo dudaba de que alguna de sus palabras o acciones pudieran recompensar el corazón tan grande de Aristóteles o los detalles tan bonitos que tenía con él.

-Pero ya... ya no le voy a dar más vueltas, espero que te guste nuestra canción.

Sé que comentan el modo en que te miro, no saben lo que siento... instinto verdadero.
Sé que no entienden que yo por ti suspiro, que casi estoy muriendo... intenso sentimiento.
No, no me pidan alejarme, para eso es demasiado tarde... no hay forma que dejé de amarte, eh, eh, eh.

Los Córcega y los López gritaban y aplaudían, bailando un poco con la música, orgullosos por el talento de Aristóteles. Muchos de ellos, incluida Lupita se habían conmovido por sus palabras antes de la canción; otros, cómo Julio y Sebastián le daban codazos a Temo acompañados de burlas inocentes, mientras que Frida sólo deseaba conocer a alguien que fuera tan romántico cómo Aristóteles.

Este es mi amor valiente, diciendo que te amo.
Mirándote de frente totalmente enamorado... y si alguien no lo entiende, que miré hacia otro lado, es demasiado fuerte y ya no sé cómo ocultarlo.

Dime si tú también, dime si tú también, te estás enamorando...

En general, el ambiente se había convertido en algo muy cálido y familiar, lleno de risas y ternura. Temo, sin embargo, ni siquiera podía notarlo, era cómo si no pudiera concentrarse en nada más que no fuera la voz de Aristóteles, no le ponía atención al ruido que hacían los demás, ni a los comentarios que le decían el gran partido que era Aristóteles.

Temo estaba perdido, sólo podía pensar en los ojos de Aristóteles y en todo lo que reflejaban, en su agilidad para tocar cada una de las teclas, en el ritmo que había en su forma de moverse, y en cómo, poco a poco, gracias a la convicción de sus sentimientos y a la felicidad que Aristóteles obtenía al comunicarse a través de la música, sus nervios se habían convertido en la seguridad y confianza enorme que lo caracterizaba.

Con miedo a quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora