Beach songs

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''Si pudiera pedir un deseo antes de irme de esta ciudad, sería el ver, sin miedo ni arrepentimiento, como mi mundo cambia completamente en cuestión de días para bien...''

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Amy Rose, la eriza rosada de brillantes ojos verdes que todos conocemos, con su típico vestido rojo de borde blanco y botas a juego que porta el ''Piko Piko Hammer'', su característico martillo (por no llamarlo mazo) con el que aplasta a cualquier robot del Dr. Eggman (por no decir a Sonic en sus pequeñas persecuciones).
Pues sí, empezamos con ella; pero no estará ni persiguiendo a Sonic, ni ayudándolo en sus misiones, ni pensando en él, ni tonterías del cliché de siempre. Esta vez ella está sola, por sí misma, entretenida con su vida.
Casualmente, paseaba por las calles de Mobius, observando el paisaje, alejada de la ruidosa ciudad. Disfruta mucho este tipo de salidas donde sólo está ella y que su compañía es la tranquilidad; le ayudaba a pensar sobre ella misma y lo que ocurre a su alrededor, o a vaciarse y dejarse llevar por la hermosura del paisaje.
Amy se daba cuenta de muchas cosas, ya no era la ingenua o insistente eriza que alguna vez fue. Notaba que Sonic estaba incómodo cuando lo abrazaba sin permiso, o si actuaba de manera egocéntriza o egoísta. Se dio cuenta después de muchos errores e intentos fallidos. Su amor no era correspondido, su adorado erizo azul sólo la veía como una amiga y podía notar que él quería mantener una estrecha relación entre ellos, pero no llegar tan lejos como que fueran novios. Esto la entristecía, pero le alegraba ver que poco a poco veía las cosas con más claridad y que no necesitaba que Sonic llegara a su límite y explotara por agotar su paciencia. Su Sonic, su héroe... ¿Por qué no podía amarla tanto como ella lo hacía con él?
A Amy le gustaba recordar cuando él le ofreció aquella rosa blanca. Tan pura y hermosa. Representa el amor eterno, por eso es usada en las bodas. Pero Sonic no la amaba, ¿no?; ¿sería un signo de que la quería pero no deseaba llegar a ese punto aún? ¿Una señal de que hay futuro entre ellos?
Mas Amy negaba con una entristecida sonrisa cuando tales preguntas se le venían a la cabeza. Sabía que no era posible, y que ilusionarse sólo le traería dolor.

Miró el horizonte, encontrándose con el mar, la playa a un par de manzanas. Uno de sus paisajes favoritos. ¡El mar! ¡Tan misterioso, bravo, pero sosegado y precioso a la vez!
El Sol caía, el atardecer comenzó, tornando el mar a un color rojizo. Hora de volver a casa.
Pero... La playa le tentaba. Vacía, con pocas probabilidades de indeseadas sorpresas. ¿Por qué no disfrutar mientras puede de esos escasos momentos donde nadie la molestaría?
Y fue. Se descalzó y corrió a la zona de las rocas, zona más privada, donde podría bañarse en el agua sin que ningún ser la viese.

Sacándose el vestido con cierto pudor, la eriza rosada se adentró con cuidado en las calmadas aguas del mar. Admiró el paisaje de la distancia una vez más, percatándose de los hermosos brillos que decoraban a la bella superficie líquida.
La paz reinaba en esos instantes, permitiendo a la joven deleitarse con un pequeño tarareo de sus canciones favoritas.

Pero esa paz se arruinaría rápido, cuando cierta voz ronca carraspeara su garganta a propósito. Amy, al escuchar ese raspeo, sin llegar a reconocer su dueño, pegó un chillido a la vez que se ocultaba, sumergiéndose en el agua.

Un erizo negro con cada púa acompañada de una raya roja, de mirada seria e intimidante, ojos rojos como la sangre y pelaje blanco por su pecho, observó a la rosada ocultarse. Sin inmutarse por completo de su actual estado, le tocó el hombro.

- Rose. -Dijo simplemente. Amy se sorprendió ante la familiaridad que esta voz le causaba. Paró a pensar por un segundo y preguntó de manera incierta:

Lil' One-shots || Shadamy ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora