Capítulo 39

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La luz de la ventana resplandecía por toda la habitación, así que parpadeó varias veces para acostumbrarse a la claridad. Sintió el vacío en la cama y se extraño que Jack no estuviera, pero su preocupación bajó cuando lo vió salir del baño ya vestido con su traje de smoking.
—¿Te vas?— preguntó frunciendo el ceño y él sonrió.
—Tengo que ir a la oficina, trataré de volver antes de almuerzo— contestó él dándole un casto beso en los labios. —No te preocupes amor estarás con mí madre y contraté dos hombres de seguridad que estarán vigilando la entrada— dijo él y ella negó con la cabeza.
—No tenías que tomarte esas molestias— dijo ella y él frunzo el ceño.
—Claro que sí cielo, con ese hombre libre y Franco desaparecido tenía que hacerlo— contestó él y después dejó un beso en su frente. —Tengo que ir a la oficina nos vemos más tarde— agregó besándola apasionadamente.
—Ten cuidado— dijo ella, él sonrió asintiendo y salió de la habitación.

Se bajó de la cama, cubrió su pijama y se dirigió hacia el baño. Después de hacer sus necesidades personales bajó hasta la cocina dónde ya se encontraba Gabriela con el desayuno hecho.
—Oh Gabi no tenías que preocuparte— dijo ella viendo el plato servido.
—Oh cariño no te preocupes por eso— dijo sonriendo su suegra.

Empezó a comer las tostadas con huevo, cuando sintió un revueltijo en su estómago.
—¿Estás bien?— preguntó preocupada la castaña, pero no pudo contestar por que salió corriendo hacia el baño.

Empezó a vomitar y sintió unas manos recoger su cabello.
— Las náuseas son muy molestas, pero cuando lo tienes en brazos se te olvida todo lo que te hace pasar— dijo con melancolía Gabriela y ella se levantó enjuagandose la boca.
— ¿Durará mucho?— preguntó mirando su vientre.
—Las náuseas afectan en los primeros meses del embarazo— contestó Gabriela y ella asintió. —Pero eso no se compara con las contracciones cariño— continuó la castaña y ella la miró asustada. —¡Oh! no te asustes preciosa, al final de todo eso, viene lo mejor tenerlo en brazos, créeme no hay sensación más hermosa como esa— añadió Gabriela y Sabana acarició su vientre. Cómo deseaba que su bebé ya naciera y así tenerlo en brazos para llenarlo de muchos besos.

Fue a la habitación a descansar un poco, recomendaciones de su suegra, así que empezó a curiosear por el cuarto de Jack. Era muy varonil, nunca había estado ahí, hasta ayer. Así que miró algunas fotos, pero una llamó su atención. Salía un hombre, muy parecido a Jack, una lágrima rodó por su mejilla, ese debía ser su padre y junto a él estaba Jack justo como cuando estaban en el colegio. Que estúpida había sido, al no notar que ese chico si la quería de verdad, pero en ese entonces no sabía lo que era amor.

Un extraño ruido sonó afuera, así que un poco asustada miró por el pasillo.
—Gabriela— llamó, pero no hubo contestación, caminó sigilosamente hasta llegar a la cocina, pero su suegra no estaba, rodeó la isla, pero lo que encontró en el piso la asustó.
—Gabriela— gritó acercándose, tomó el pulso, pero estaba respirando, tenía un golpe en su cabeza y había perdido el conocimiento. En ese momento todo se volvió oscuro para ella...

Jack miró los papeles que estaban pendientes y suspiró, estaba deseando terminar lo más pronto posible para llegar a casa y estar con Sabana, así se sentiría más tranquilo ya que no sabía porqué tenía esa pizca de angustia. Así que decidió recoger todo e irse a casa a terminar allá lo que quedaba.

Su preocupación aumento cuando miró a los de seguridad tirados al borde de la puerta.
—Sabana, Mamá— gritó desesperado, buscándolas por todas partes. —Mamá, Sabana— gritaba con angustia, pero no aparecían por ningún lado. Sus lágrimas empezaron a recorrer sus mejillas.

—Hola— escuchó la otra voz en el teléfono.
—Se las han llevado— dijo llorando y colgando la llamada. Había fallado a su promesa.

Todo estaba oscuro, sus manos estaban sujetadas a una silla al igual que sus pies. Sus ojos estaban vendados por eso no veía nada.
—Ayuda— susurró, pero lo preocupaba su bebé.  —Ayuda—  susurró de nuevo.
—Sabana— la voz de su suegra la hizo sentir un poquito de paz. —No veo nada, mis ojos están vendados y estoy amarrada— agregó Gabriela.
—Yo estoy igual— contestó ella tratando de entender que sucedía.

OMG! ¿Qué pasará? ¿Quién creen que está detrás de todo eso?...

Les quiere Yarlin 💜

Solo falta el capítulo final y el epílogo... Espero leer sus opiniones mis amores.

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