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¿Quien lo diría?
La niña idiota de secundaria que creía en todos y en todo estaba a punto de convertirse en toda una mujer y está por casarse en tan solo un mes. Para ser sinceros no se sentía del todo conforme con la decisión, estaba casi segura que solo sabía tres simples cosas sobre el: Su nombre, su edad y dónde estaba su casillero en el colegio. La decisión de la boda no había sido decidida completamente por ella. La familia Jeon, (especialmente el hijo menor), estaba sumamente interesada en la mano de la más pequeña de la familia Im, nunca supo porque si el resto de sus hermanas son preciosas, en cambio ella no tenía nada que resaltar, pero eso era simplemente una idea que se había creado por sí misma con la ayuda de la absurda sociedad, intentando encajar en los moldes previamente diseñados. Realmente trato de convencer a su madre de que se pensara un poco mejor la situación, de que... Pensara en ella por un mísero segundo, sin embargo, por motivos evidentes no había funcionado, incluso su padre había intentado que no se hiciera ese compromiso, al menos no tan rápido.

Ahora se encontraba viendo el reflejo de una Iseul con demasiadas penas tras ella, preguntándose qué habría hecho mal como para que estuviera en una situación igual. Posiblemente sus pensamientos sobre encontrar a alguien tan parecido como fuera a esos personajes perfectos de los cuentos que solían contarle están mal pero era una ilusión, después de todo seguía teniendo tan solo 19.

Quería casarse con alguien estando realmente enamorada, esperar por la persona indicada el tiempo que fuera necesario, después de todo eso era lo que hacía bonito al amor, ¿no?, eso de lo que la gente tanto habla.

"–Tendrás una vida perfecta Iseul, me agradecerás lo que está por suceder"

Aquellas palabras rebotaban por doquier en su mente sin llegar a comprenderlas. 

Jungkook no era un mal chico, en realidad era alguien muy noble que merecería a alguien que lo amase demasiado, pero ese alguien no era ella, incluso se sentía mal por eso, pero no era su culpa, ella no había decidido hacer aquello, tal vez... Si se hubieran conocido en otro momento, en otras circunstancias se lo hubiera pensado, realmente había visto actitudes del chico que ella buscaba en un hombre pero solo entabló una conversación con él una vez, meses atrás cuando accidentalmente confundió los casilleros de ambos, realmente estaba segura que era un gran chico, pero ni siquiera le dieron tiempo al tiempo.

Sin embargo tal vez debía aceptar su destino, destino que probablemente habían escrito sus padres, pero ¿quien sabe?, igual y la vida le prepara algo bonito, ¿no es así?

Esa mentalidad tenía Im Iseul, con un corazón tan grande, noble e inocente como para ser valorado lo suficiente en este mundo.
O quizá si existía alguien.

[...]

Kim Taehyung no llevaba mejor su vida.

Mientras sus ojos iban de allá para acá junto a las suaves gotas de fuera, su mente pensaba en lo que había pasado hace unas horas.

Su futuro se había venido abajo en unos cuantos minutos.

Su futura esposa estaba con alguien más en su propia cama.

Lo peor no había sido eso, estaba empezando a sospechar sobre algo parecido, sin embargo, fue lo que le dijo antes de irse con aquel hombre lo que no olvida, y lo que posiblemente impulsó a su bajón de autoestima.

"– Eres tan idiota y tan infantil, no puedes satisfacer a una mujer teniendo esa actitud, yo que tu me voy suicidando. Tu cara bonita engaña, me engaño."

Puf, ni la quería tanto.

Tae nunca se había sentido mal por un comentario hacia el, no era su actitud, no era parte de el, pero no estaba seguro cual era el factor principal para que le importara tanto, estaba seguro que no era por quien se lo había dicho.

Se limitó a pagar por su café y salir sin importar la lluvia.

TaeTae superó una depresión grave. ¿Porque no iba a superar que una estupida mujer no lo haya valorado?

Sabia que no debía dejarse llevar por sentimientos así. Había prometido no volver a amar de manera completamente sincera hasta que encontrara a la mujer adecuada. Aquel suceso que marcó su adolescencia seguía latente, vivo.
Cuando tenia 15 años se enamoró de una niña que quiso muchísimo, fue su primer amor, le mostró sentimientos que hacían de la vida más amena, le mostró cosas que no cualquiera pudiera mostrar. Era una relación inocente, de niños, pero había dado mucho por eso. Después de dos años de relación se enteró que ella guardaba un secreto, se enteró de la peor manera. No había estado estado hospitalizada por un simple dolor de estómago que se complicó un poco, había sido para una cirugía a corazón abierto, donde desgraciadamente los médicos no habían podido traer de vuelta a su corazón. Su nombre era Suni. Había dejado una carta de despedida agradeciéndole por el tiempo junto a ella y disculpándose por no haber tenido el coraje para decirle todo aquello de frente. Cuando creía que todo iba a ir mejor supo que su madre, la primera mujer a quien más había amado, quien lo había apoyado con la muerte de Suni, con el abandono de su padre, con todo... Estaba muriendo lentamente por parte de un cancer de desconocido origen, poco después la familia entera decidió que era suficiente, después de todo ya era más el sufrimiento que la felicidad, así que su madre terminó por irse también.

Tal vez esa presión en el pecho no era la traición de su ex, si no que había revivido, de cierta manera, lo que sucedió con aquellas dos mujeres que tanto había amado, al fin y al cabo ambas lo habían abandonado, no en el mal sentido, pero lo habían hecho.

Desde ese momento había aprendido que la vida daba golpes para enseñar una lección y por qué algo mejor iba a venir, así que retomando su reciente problema, significaba que ella no era la indicada, ¿cierto?, entonces seguiría esperando. También quería saber lo que era encontrar un hogar en alguien.

No habría porque sentirse mal.

Seguiría disfrutando la vida igual que siempre, como a su madre le había prometido que haría.

Ella estaba cerca, lo sabía, solo tenía que esperar un poco más y entonces cuando la conociera sabría todo lo que había valido la espera.

"Cada quien vive sus penas a su manera, lo importante es mantenerse fuerte y no dejarse llevar."

P H O T O G R A P H Y; KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora